Lo primero, decir que no se puede comparar con la Moto Guzzi Stelvio que he tenido durante tres años. Juegan en ligas totalmente diferentes, no hay conexión posible salvo que ambas tienen dos ruedas. Dicho lo cual, yo traigo los prejuicios o vicios lógicos de haber andado con la Stelvio últimamente. Vamos, que todo lo que sigue es una comparación con la Stelvio.

Para mi (usuario Stelvio), la MTS es como una bailarina: estilizada, ligera, veloz, ágil, rápida, veloz, nerviosa, más veloz aún.
Acostumbrado a llevar la Stelvio en cualquier rango de rpm, dejándola caer hasta 2.000 rpm si quiero que el escape Agostini (extra que le puse yo) ruja, subíendola hasta 7.000 rpm si quiero "correr" (es un decir, tope de vueltas a 8.000 rpm), con la MTS me daba la impresión de ser un pringao que no sabe pilotar. ¿Qué hay de nuevo, Viejo? estará pensando algún listillo.

A ver si me explico, la MTS no hacía nada mal a bajas revoluciones, pero yo veía cómo, al llevarla tan baja de vueltas, la moto me miraba de reojo, como te mira ese perro de caza cuando acabas de fallar el tiro y la presa se escapa.

Eso sí, en la Ducati todo es suavidad y estabilidad, tanto que asusta. Porque cuando "corres" en la Stelvio (por encima de 150 km/h), decir "flaneo" es quedarse corto. Entre el ruido del motor, las vibraciones, el vaivén a lo acordeón tocado por un loco, y la madre que los parió a todos, te da la sensación de que vas sobre una V2 alemana camino de Londres allá por 1944, donde reventará en cualquier momento. Pero en la MTS, si no miras al velocímetro ni te enteras de que vas a pasar de los 160 km/h. Es lo malo que tiene estar tan bien hecha.

Mientras la pilotaba no dejaba de pensar: "¿por qué me obligas a correr, desgraciada? ¿para qué quiero yo tantos cv? ¿dónde está mi precioso par a bajas rpm?". Quedaba claro que la MTS es una auténtica deportiva, mucho más cañera de lo que imaginaba, pero con piel de "trail".
Vale, es culpa mía por venir de donde vengo, que comento virtudes de la Ducati como si fueran defectos, cuando no lo son en absoluto. Y supongo que me acostumbraría antes o después, que a lo bueno nos acostumbramos fácilmente. Pero acabaría con ella como con todas las "RR" que han pasado por mi vida: aprovechando unos 80 cv de los 160 que da, y saliendo de las curvas a velocidad de vespino y con la muñeca derecha acalambrada, "por si acaso", no vaya a ser que me dé un susto y de paso me recuerde que es más moto de lo que yo merezco (otra vez un defecto mío, no de la moto).
Así sería al menos al principio. A lo peor la MTS despertaba al loco que la edad ha adormilado pero debe seguir por aquí dentro, escondido. En cuyo caso no sé lo que tardaría en destriparme en alguna curva, porque al loco le falta talento. jejeje
Por si no ha quedado claro: la Multistrada me ha encantado. Es que me expreso mal.

Y no sé si no se me ha pasado el arroz para una máquina tan cañera. Tengo que meditar. Oooohm. OohvrrrRRRRRROOOM. ¡Ay madre!

Lo más triste es que tras la prueba estaba deseando volver al pilotaje fácil de mi vieja Stelvio. Era como el marido que regresa a su dulce esposa tras pegarse un revolcón de muerte con la bailarina insaciable 30 años más joven que él. ¡Qué símil más chungo me ha salido! jajajaja
Y lo más triste de todo: después de la Multi, la Stelvio no me ha llenado del todo. Mierda, me he quedado perdido entre dos mundos.

El caso es que anteayer se llevaron la Stelvio para Santurce, Bilbao, con su nuevo propietario.

Ahora soy un "enlatado" más.
Y eso que no he mencionado la Xdiavel.
