
La cosa es que después de un año sin viajes con la moto por culpa del deporte –no hagáis deporte, es malo- este verano volvimos a plantearnos la rutilla en moto habitual. Y nos decidimos por Normandía. Cuando estuvimos en Bretaña hace años lo dejamos en el monte Saint Michel y teníamos pendiente el resto. Como Normandía no da para tantos días, lo planteamos con calma, tanto a la ida como a la vuelta para ver unas cuantas cosillas gabachas.
Resumiendo: un viaje muy bonito y en el que lo pasamos muy bien. O sea, que si no nos hubiera llovido doce de los catorce días, ya habría sido la hostia. Sí, 12 de 14, aunque es verdad que los días que llovía no siempre llovía todo el día. A ratos paraba. No durante los últimos 500 kilómetros en Francia, que sí que los hicimos todos bajo la lluvia. Pero ya digo, en resumen muy contentos.
Ya el primer día tragamos agua a placer, desde los Pirineos hasta Toulouse y después, poco antes de nuestro destino, una de esas tormentas que te pillan por sorpresa y en un minuto te dejan la cazadora que si la escurres llenas la bañera. El objetivo de la primera etapa era uno de los cámpings hermanados con el de Anzánigo, Le Relais des Sources . Muy del estilo del de Anzánigo, con menos servicios que el otro que está cerca de los Alpes pero muy muy barato. Lo mejor que tiene es la situación. Está nada más a 500 km de Barcelona y tiene unos alrededores para estarse unos días para dar unas vueltecillas. Cerca está Sarlat, donde fuimos a cenar los dos días que estuvimos por allí -básicamente a base de paté y pato que es lo del lugar-, que es una ciudad medieval preciosa y carreteras muy agradables que te permiten un recorrido en el que puedes ver pueblos con castillos colgados en las montañas, como Beynac o La Rogue-Gageac, ciudades troglodíticas a lo largo del río Thot que estuvieron habitadas desde la prehistoria hasta la edad media y, por encima de todo, visitar la cueva de Lascaux. Bueno, para ser exactos, su reproducción ya que les pasa como a Altamira, que tuvieron que cerrar las originales para que no se deteriorasen y construir una réplica. Que te olvidas de que no es la original porque es impresionante en cualquier caso. De verdad, aunque sepas lo que vas a ver te quedas pasmado. Toda esta zona, el Périgord, además de patos y foie es rica en yacimientos prehistóricos. La ciudad troglodítica de la foto, La Roque Saint-Christophe, está al lado de Le Mustier, que da nombre a la principal cultura neanderthal, el musteriense. Para los que os interese el tema esta zona os gustará.
Sarlat:

Maqueta de cómo era la ciudad troglodítica en la edad media (La Roque St. Christophe):
Y otra ciudad de ésas en la actualidad:
Y aquí un bonito pueblo con su castillo, su río, sus gabarras... La Rogue-Gigeac, o así:
Desde ahí seguimos hacia el norte. La siguiente etapa fue de carretera, evitando autopistas por lo que hicimos una media, yo diría de en torno a 50 km/h para llegar hasta Tours. Por el camino hicimos una visita al memorial de Oradour sur Glane; aquí tenéis un enlace para conocer la terrible historia .
El pueblo lo dejaron tal cual estaba tras la matanza, sin restaurar y se conserva para el recuerdo. Un par de fotos de cómo está en la actualidad:
Llegamos a Tours con tiempo de montar la tienda y cenar en un bistrot al lado del río, al ladito mismo del cámping. Decidimos quedarnos allí el día siguiente para ver la ciudad con calma.
La segunda tarde/noche que dormimos en Tours llovió un montón, daba pena ver la terraza del bistrot vacía por la lluvia en la noche de un sábado de la temporada alta.

Al día siguiente salimos para Caen, pasando por Falaise a ver el castillo de Guillermo el Conquistador. Fue un día bastante horrible para la moto, por la lluvia y sobre todo por el intensísimo viento lateral, de los peores que hemos sufrido, y mira que han sido ya unos cuantos.
Aquí el castillo: