que hoja a hoja desnudaban su belleza.
Dejé el alma que soñase:
volvería a despertar en primavera.
Unos 20 días y 600 Km después,
vuelvo a relatar una de mis salidas, en este caso, la primera de primavera. Fue el pasado 24 de marzo. La primavera se ha abalanzado sobre nosotros con una fuerza inusitada. 
Tenía ganas de hacer una ruta más larga, pero una ojeada a la previsión meteorológica, me hizo ver que sobre todo en el centro de Catalunya, se esperaban lluvias intensas. 
Así pensé que lo mejor era hacer un Penedés y pronto para casa. Aún así, no se descartaba agua en cualquier lugar así que tomé el impermeable, por si acaso. 
La carretera de Castellbisbal a Ullastrell siempre me resulta emocionante, un firme excelente y unas curvas divinas. 
Aunque me parece mejor en sentido conrario. En los campos se nota la mano de la primavera, que extiende su manto florido, con el cereal incipiente, saturado del agua de las lluvias de días atrás, ofreciendo un verde brillante. 
De Esparraguera a Piera, la carretera es muy rápida, por allí empiezan a verse los viñedos, que acompañaran casi toda la ruta. Algunos pageses trabajando, colocando las feronomas, para desorientar a los insectos parásitos, y evitar se apareen, vaya putada para ellos... 
pero es una forma ecológica de tratar sin pesticidas. De Sant Sadurni, enfile la proa hacía Sant Quinti de Mediona. En ese tramo deje pasar a un par de “japos”, lo hice distraído, 
estaba absorto con el paisaje. De modo que al volver la vista a la carretera, no pude evitar mirar la trasera del segundo "japo". Por los dioses del Olimpo!!!!!!!!, como se puede ir así en moto?????. 
Ese tipo, bastante fondón para más datos, exhibía algo así como 2 m2 de gayumbos del Klein ese, pero de mercadillo. 
Casi me da un ido, y pierdo el control de mi Bonny, a la que pude escuchar perfectamente como le vinieron arcadas... 
, por suerte me rehice enseguida, y tome el desvió hacía La Llacuna. En este tramo el paisaje me recordó a la Navarra más verde, suaves ondulaciones, manchadas de un verde intenso, no de prados, aquí no los hay, pero el cereal le daba ese aspecto. De la Llacuna a Vilafranca, la carretera simplemente es una delicia absoluta, curvas y curvas, 
acompañadas de un aroma a boj que casi marea. Me encanta el olor a boj, es el olor a montaña, y en ese tramo se hacía notar intensamente. Des de Vilafranca, enfile hacía Avinyonet, y de allí hacía Begues, otro montoncito de curvas, con más viñedos que empiezan ya a despertar. Pase por el antiguo Hospital medieval de los Cervelló, en Olesa de Bonesvalls. Lo situaron allí, por los buenos aires de las Bones Valls, y en verdad que el sitio promete un dulce descanso al viajero. Así pase la mañana, por la tarde tronó, se hizo presente la tormenta y mientras veía llover, recorvada las curvas y los campos bajo un cielo roto por las nubes, en otra primavera que nos esta dado disfrutar. Ayer me cumplió el seguro de la moto, no lo he renovado y sigo pensando que hacer, 
no quisiera venderla, lo que me da esta moto es único en verdad, 
pero aún me tomo unos días para decidir. Aunque no quiero pensar que la del domingo 24 fue mi última ruta con ella, sería posible. 
Si finalmente fuese así, lo preferiría, sin despedidas, dejándola como cualquier otro día, lleno de emoción y con mi corazón compitiendo en latidos con su bicilindrico. 
Suerte. 
