HASTA LOS HUEVOS
Otra nueva noticia sobre un motero fallecido en la Carrasqueta de Alicante, joder, me viene a la cabeza que el mes pasado ocurrió lo mismo, otro compañero caído en la retorcida carretera de Xixona a Tibi. Al margen de mejorar los sistemas de seguridad, guardarrailes, estado e infraestructuras de las vías, quizá en algunos casos se podía haber hecho algo más, pero claro, nadie está dispuesto a escuchar lo que no quiere…
Por eso cada vez que publico algún artículo me siento culpable, me da la sensación que algunos pensarán que soy un enterado… Otros pensarán que son auto-suficientes y no necesitan consejos de nadie… Otros que no tengo ni zorra… Otros que quiero darme a conocer. No voy a entrar en ello, el pensamiento y la opinión es de lo poco que podemos hacer libremente, pero dejaré claro que mi interés con cada uno de mis trabajos es el de informar y ayudar, incluso en algunas ocasiones mis reflexiones son una denuncia pública. Y si salgo en alguna foto sin esconderme bajo el casco es por dar la cara, no sea que alguno piense que me invento las pruebas.
A día de hoy tengo más que superado que por mucho que nos auto-engañemos sobre ese “amable” compañerismo motero, la amistad entre grupos, el hermanamiento y bla, bla, bla… aquí cada uno somos de un padre y de una madre. La falta de humildad entre los miembros de un grupo motero es la tónica, y se traduce en rivalidad, en piques absurdos, y también en envidia. La puñalada trapera y las ganas de criticar al resto es un sentimiento demasiado presente. En la rodada, más allá del respeto, lo único que importa es ser más rápido que muchos otros.
Pegar hachazos a diestro y siniestro es motivo de bravuconada y vacile. Eso de respetar al piloto de delante sea cual fuere su ritmo de rodada, o de cortar gas en recta para que recupere espacio, no es la tónica usual. Es mejor ir de macho, demostrar quien somos, meterle rueda al de delante para que en cualquier descuido tenga claro que le vamos a hacer un interior que ni Marc Márquez.
¿Y a qué viene esto? Pues a la presión que nosotros mismos nos metemos durante la conducción. Y sí, estoy seguro que algunos accidentes suceden por ello. El ejemplo más claro lo tenemos cuando…
EL ÚLTIMO COMPAÑERO DEL GRUPO QUEDA ATRÁS
Es un tema que implica una importante reflexión, tanto si nos sentimos identificamos con el protagonista, como si podemos mantener el ritmo de un grupo de rodada. Veo que este artículo será otro de tantos que pocos estarán dispuestos a leer, no sea que al leer un par de verdades algunos encuentren cierto remordimiento…
De todos los moteros es sabido que los más rápidos del grupo, más aun cuanto más numeroso es, suelen situarse en las primeras plazas, entre otras cosas para así no molestar a pilotos menos rápidos con adelantamientos que pueden poner en peligro a ambos.
En la mayoría de ocasiones el líder de grupo suele tirar del mismo como alma que lleva el diablo, posteriormente se van situando otros pilotos bien curtidos que luchan por estar en el grupo de los rápidos, luego en la cola los más lentos… digamos que es una cuestión de status, de hegemonía, de macho alfa, de competencia fuertemente arraigada en nuestra evolución a seres humanos, donde demostrar o demostrarse “las manos al manillar” está más allá de la seguridad propia o ajena.
Esta muestra en forma de humor del JOE BAR TEAM no tiene nada de irreal, especialmente la última viñeta:

Incluso en los mejores grupos hay un recién llegado, un inexperto, un incauto, un tranquilo por así decirlo… digamos que hay un miembro que no ha considerado el nivel deportivo de sus experimentados compañeros de ruta y resulta que sus escaso kilometraje o habilidad no le permiten seguir el ritmo del grupo, es adelantado por los demás pilotos, ENTONCES SE DESCUELGA.
Pueden ocurrir dos cosas:
Si este piloto conoce el destino y entiende que su diversión y seguridad está antes que todo lo demás… EXCELENTE.
Si este piloto se esfuerza por encima de sus posibilidades para no perder el grupo… MALAMENTE.
Cada motociclista suele rodar según sus habilidades manteniendo un ritmo en el que se encuentra seguro, en donde el margen de seguridad es suficiente como para que la diversión y emoción de la rodada no se vean alterados por miedos ni sensaciones de pérdida de control. Esto se traduce que a mayor habilidad y técnica de conducción, mayor ritmo de rodada, seguridad y diversión.
Pero veamos que suele ocurrirle al piloto que se descuelga pero que se empecina en no hacerlo… seguro que nos hemos visto en ese lugar alguna vez:
En el momento en que el motociclista supera su ritmo ideal se encuentra fuera de su zona de confort y empieza a sentirse incómodo e inseguro, el margen de seguridad pasa a ser muy inferior, y el agarrotamiento y activación de sus “reacciones de supervivencia” aparecen con gran facilidad. Dado que la fluidez en la conducción desaparece por causa del estrés, la rigidez, y ciertos errores se empiezan a suceder, y dado que la velocidad de paso por curva es insuficiente, el ritmo es sustituido por una mayor agresividad con el cambio de marchas y el acelerador, intentando recuperar el tiempo perdido durante los trazados rectilíneos entre curva y curva.
Lo normal en este punto es alcanzar en recta una velocidad superior al resto de los compañeros del grupo, lo que obliga a un frenada más agresiva en el momento en que la curva se acerca, lo que se consigue que mientras los pilotos más avezados estén dejando correr la moto e iniciando la tumbada, el “último de la fila” se encontrará bloqueando sus brazos para sujetar su cuerpo y no comerse el manillar, manteniendo la moto totalmente recta para poder tener máximo contacto del neumático durante la frenada, consiguiendo una velocidad ligeramente inferior al resto de sus compañeros, ya que una deceleración excesiva deja muerta la moto a la vez que a la vez que impide negociarla con la suficiente antelación como para haberse situado en el margen óptimo del carril, haber ajustado la velocidad de entrada, seleccionado la marcha engranada, elegir el momento adecuado de la tumbada, y abrir el gas ligeramente lo antes posible para comprimir la suspensión.
La consecuencia en cada frenada es la pérdida de más tiempo respecto al compañero que antecede, tiempo que se acumula curva tras curva con una irremediable sensación de inseguridad que, además de hacer perder cualquier atisbo de diversión al piloto, supone un peligro descomunal al acercarse peligrosamente a su límite de su margen su seguridad. Lo siguiente de esta suma de despropósitos es entrar pasado o colado, y lo siguiente es hacer un recto que pueda llevar al guarda-rail, o al carril contrario con resultados nefastos. ASÍ QUE LO MEJOR ES PERDER AL GRUPO DE VISTA…QUE SE VAYAN.
Leyéndolo así parece mentira que alguno de los moteros sea/seamos capaces de arriesgarse tanto por no descolgarse de su grupo, pero en caliente sabemos que las cosas no se ven con tanta claridad. Son muchas las veces que un miembro de un grupo se ve lastrado por el resto, y son muchas las ocasiones donde el miedo se apodera de muchos pilotos embaucados en ese afán perseguidor de un imaginario status.
Claro que entre el “desbocado líder” y “el último de la fila”, existen actores secundarios que son capaces de discernir la escena a través de su espejo retrovisor, y que se encuentran en la encrucijada de tomar una importante decisión: “bajar el ritmo para dar rueda a ese compañero más lento en detrimento de sacrificar ciertas emociones y perder cierto status social en el grupo”, o ignorar la situación al grito de “maricón el último” justificándolo con ese pensamiento global de que cada uno es responsable de los riesgos que asume”. Ambos planteamientos son válidos y dicha elección es una cuestión personal. Y es en este momento cuando los actores secundarios se convierten en principales. El auténtico compañerismo no significa solo ir en moto. Así que me pregunto:
¿De verdad nos consideramos compañeros cuando hacemos caso omiso al ver descolgarse a un piloto del grupo por nuestro espejo retrovisor?
¿De verdad nos sentimos libres de pecado con eso de parar en la siguiente rotonda?
Y por último dejo esta frase:
Lamentable debe ser tener tan poca personalidad como para basar el sentido de nuestra vida en el éxito como avanzados pilotos.
Atentamente Fran GTS.
Saludos en V´sss.
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