Aparecemos mi moto y yo en el garaje, la moto desmontada, mis manos llenas de grasa y después de un rato ya con la moto desmontada completamente, comienzo a pensar en hacerle unos retoques con la mola, (tanto leer lo de las pletinas)


Aparte del look, que no es que sea de mi agrado, he comenzado a llorar dándome cuenta del estropicio. La he arrancado para ver el sonido del escape nuevo, que era el motivo principal por el que me había ido al garaje, me doy cuenta que la moto no sube de vueltas como siempre, lo hace de manera muy lenta y de forma ahogada y rateando de una forma asquerosa...

Menos mal que ese ha sido el momento en el que he gritado y me he despertado dándome cuenta que sólo había sido un sueño, una maldita pesadilla

