


Las fuerzas inglesas del 8º Ejército, entonces al mando del General Auchinleck intentaban reforzarse para intentar aliviar el cerco y ya más tarde liberar la plaza, y aquí es donde entra en escena un carguero del montón, de algo menos de 5.000 toneladas, botado en Junio de 1940.
Zarpó para el que iba a ser su cuarto viaje a primeros de Junio de 1941, cargado con material militar diverso, dirigido a aliviar el cerco de Tobruk; llevaba camiones, sobre los cuales cargaron decenas de motos, pequeñas tanquetas Wren, dos locomotoras, depósitos de agua, radios, munición, armamento, piezas de aviones y todo tipo de suministros para el personal.
El dominio que ejercían las fuerzas del Eje en el Mediterráneo, obligó al convoy del que formaba parte a circunnavegar Africa, llegando a finales de Septiembre al estrecho de Gubal, a la entrada del Golfo de Suez, donde, pese a que llevaba recursos críticos, fue anclado a la espera de tener vía libre de paso por el Canal, ya que este estaba obstruido por dos barcos que habían colisionado.

Esa zona era considerada segura. Hasta entonces.

Los Servicios de Inteligencia no sabían que los alemanes habían modificado algunos bombarderos Heikel He 111 con base en Creta para aumentar su autonomía a costa de la capacidad de carga de bombas. ¿Su objetivo? Encontrar y hundir el Queen Mary, empleado como inmenso transporte de tropas.
Y así llegamos a la noche del 5 de Octubre. Alertados por la posible presencia de su objetivo, dos aparatos del Escuadrón 26 despegan para dirigirse hacia el Mar Rojo; Es una noche de luna llena, y sobrevuelan la zona tratando de localizar a su presa, sin conseguirlo.
Es ya la 1,30 de la madrugada del 6 de Octubre, cuando, a punto de emprender el regreso, uno de los pilotos observa un barco anclado, desciende y a baja altura le entra por la popa, dejando caer sus dos bombas, que penetran en la bodega numero 5, justo detrás del puente, haciendo detonar gran parte de la munición que transporta; las locomotoras que iban en cubierta salen volando, esta se dobla como una lata de sardinas y un gran fragmento del buque se volatiliza. 9 tripulantes mueren, y la nave va a pique rápidamente.

Y así el SS Thistlegorm entra en la historia, pues así se llamaba ese modesto carguero.
Si no hubiera sido víctima de esta precisa acción de guerra, probablemente nadie habría vuelto a saber de él, y solo sería un nombre más en los registros de algún archivo perdido. Pero se hundió junto a un arrecife a relativamente poca profundidad y, con la lógica excepción de la zona afectada por la explosión, prácticamente intacto.
Descubierto por Jacques Cousteau en torno a 1956, con la ayuda de pescadores locales, él y su equipo penetraron en el mismo, donde retiraron algunos objetos (la campana, la caja fuerte del Capitán y una de las motos); quiso mantener en secreto su localización, con la intención de evitar otros expolios, como el que él mismo había protagonizado, y alguien (no se sabe con certeza si el propio Cousteau o un guía local) serró el mástil de la antena de la radio.

Redescubierto a mediados de los 90, es probablemente el pecio más famoso entre los buceadores del mundo entero. Su tamaño (126 metros de eslora), su estado de conservación, su hundimiento en posición de navegación, la posibilidad de entrar en sus bodegas y observar su contenido, convierten la experiencia de bucear en él en algo único e inolvidable.


Este es un esquema del pecio
Desgraciadamente esta fama ha conducido a continuos expolios por parte de cazadores de recuerdos, pero aún sigue siendo una maravilla. En tiempos más felices para Egipto, llegaban a juntarse en el más de 15 barcos de buceo (entre 15 y 20 buceadores por barco, guías aparte), con lo cual estaba tan transitado como la Gran Vía en horas punta.

Pero yo he tenido la suerte de visitarlo ahora que el miedo a posibles atentados ha disminuido el turismo hasta casi hacerlo desaparecer y el nuestro era el único barco presente.
Fue grandioso, guardo en mi cerebro la primera imagen que tuve según lo veía aparecer en el fondo al descender por el cabo de fondeo, la entrada en las bodegas y los detalles que no dejaban de sorprendernos pese a los videos que habíamos visto anteriormente y a lo que nos habían explicado en el briefing previo. Lógicamente a mi me atraían sobre todo las decenas de motos amontonadas sobre las cajas de los camiones.

Yo no soy muy buen fotógrafo, y quería disfrutar de lo que veía antes que retratarlo, pero pude sacar algunas fotos e incluso filmar algún fragmento de video, que subiré los próximos días. Y si, son malas, pero estas son mías.





Y claro que si, me senté en una de las motos e hice la V, aunque como iba cerrando nuestro grupo nadie pudo retratarme. Pero no me importa. Lo que sentí en ese momento queda para mi.


Estos son el manillar y el resto del depósito de la moto en que me senté vistos desde arriba y la izquierda

Y estas las motos que quedaban a mi izquierda en ese momento
La primera inmersión, a las 4 de la tarde del pasado 21 de marzo, duró cerca de 45 minutos, que se me hicieron muy cortos, al salir seguíamos en éxtasis y nuestros sentimientos como buceadores cuando nos dieron el zumo de bienvenida eran los mismos que como motoristas tuvimos al tomar el famoso perrito en la cima del Stelvio tras haber subido las “Tornanti”

Podeis verlo en nuestras caras!
No está claro de que motos se trata, básicamente porque aunque el estado de conservación es bueno, obviamente no están intactas tras 75 años en el fondo del mar, sometidos al agua y la sal, al crecimiento de vida marina y desgraciadamente a la depredación de otros buceadores, en el manifiesto de carga no consta ni el número exacto ni los modelos concretos. Si hay un acuerdo sobre las BSA M20, pero en un artículo del que dejo el enlace se habla de Matchless G3L y Norton 16H, no cita números ni fuentes, y yo no he podido encontrar nada más al respecto, ni en libros ni en la web
http://www.motorpasionmoto.com/varios/l ... histlegorm

La BSA M20 tal y como debía ir…
Hicimos otras dos inmersiones más, una esa misma noche y otra a la mañana siguiente, como “fin de fiesta” del crucero, en la que exploramos la popa. Y nuevamente, como me sucedió en Stelvio, me han quedado ansias de volver y sé que lo haré algún día en un futuro no muy lejano.

Munición pulida para que se vea la fecha

El mástil cortado


Moteros hasta debajo del agua…..
Los años pasarán, los objetos se volverán irreconocibles por el deterioro y el crecimiento de corales y otra fauna y flora y finalmente se colapsará y ya no se podrá visitar su interior. Supongo que para cuando eso suceda yo ya no estaré vivo, aunque el mar es impredecible y eso podría suceder en cualquier momento.

Pero siempre podré decir “yo he buceado en el Thistlegorm” (o en el Tigretón, como se le suele llamar en España por obvios motivos de pronunciación)


