Bien, empiezo por ilustrar un la situación, lugar, circunstancias...
Resulta que trabajo en un edificio de Correos sito en la calle Gran de Gràcia 118 de Barcelona, que consta de un patio de maniobras con su correspondiente muelle de descarga para los camiones, plataformas montacargas, y al que se accede por una rampa de importantes pendiente y desnivel. Al final, abajo, hay una consistente puerta metálica que se abre mediante un código numérico.
Bien, quiero también explicarles y lo sé de primera mano, puesto que me lo ha hecho saber un amigo que trabaja en Fira de Barcelona, que en Barcelona permanecen todavía algunos rezagados pertenecientes al reciente congreso mundial de telefónía. Resulta que sus empresas les premian por sus excelentes resultados con unas pequeñas vacaciones con gastos, digo vicios, pagados. Basta pasarse por enfrente de ciertos restaurantes de prestigio y ver a la parroquia. Y por otros sitios que no son restaurantes y donde trabajan únicamente empleados de sexo femenino.
Vamos al lío.
Sobre las siete y media de la tarde, unos ciudadanos chinos con un Mercedes de alta gama de alquiles deciden, por motivos desconocidos, dejarlo un momento en la acera justo enfrente de la mencionada rampa del edificio. Bien, se les olvida una chorradilla tal como poner el freno de mano. ¿Continuo?
Lo que sucedió lo puede imaginar cualquiera. Evidentemente el Mercedes se precipita, adquiriendo creciente velocidad, rampa abajo. En llegar la velocidad no era reducida. Pero claro, la energia cinética del "proyectil" no dependía solo de su velocidad, sinó también de su nada despreciable masa. Páralo. Destaco también que bajó "limpio", sin rozar los muros laterales ni frenarse lo más mínimo, lo cual también es mala suerte, puesto que me parece lo menos probable, pero bueno.
Resultado: embiste la puerta metálica, le pasa por encima, continua y colisiona con el coche de mi jefe (que ya lo tenía preparado para irse en cuanto terminase), y que resulába ser un pequeño Arosa, al que deja sin el poco morro que tenía i empotra contra el muro del garaje. Un cacho del techo se precipita.
En el momento del accidente, SEIS compañeros y compañeras se hallaban en el lugar. Si pilla a aluien, le mata. Ni una uña rota que lamentar. Mi jefe, pobre tío, se ha quedado sin Arosa. y hacía un mes que lo había sacado del planchista. Cuando yo al cabo de (me dicen) medio minuto aparezco por el ascensor no doy crédito.
En fin, si me pasan alguna foto, os la pongo, pero podeis imaginar que fué todo dantesco. Si alguien pasa mañana por enfrente y echa un ojo, puede que vea parte del destrozo, hoy todo seguía igual.
Que bonito es vivir, y a difrutar que son cuatro días y tres te los pasas currando.


