De modo que destornillador para todo y fija gorda para los tecnoflex de delante y a las pistas de Las Alpujarras de cabeza.

Las Alpujarras están justo al otro lado de las pistas de esquí de Sierra Nevada. A ese lado sur de enormes montañas que se desparraman sobre el mar Mediterráneo en la Costa tropical de Granada. Nunca dicen esto cuando comentan en la TV el estado de Pradollano o los remontes en la zona de Borreguiles. Pues será por esto que mantienen ese aire como de otro lugar y de otro tiempo. Vamos, que son tranquilas y de pueblo.

Por encima de la línea de pueblos esta comarca está transida de una interesante red de pistas cada vez mejor conservadas. Este año me han sorprendido gratamente los trabajos de aseguramiento del firme al paso de barrancos, cosa que me ha venido muy bien para aligerar porque con tanta tontería se me hacía de noche a unos 2.000 mts de altitud y yo sin saber cómo llegar al asfalto…



Quéee de las suspensiones? Ah! Que esto era para hablar de las suspensiones… voy!
Arranco en Salobreña, junto al rebalaje de la playa. Miras al norte y no ves nada porque todo lo tapan las montañas esas, Las Alpujarras. Suspensiones blandas al máximo y autovía hacia Granada, que en 10 minutos te sales para coger las curvas de nunca acabar. Y en la autovía llega la primera prueba que también venía al caso: recién entrada la cifra de la velocidad absurda corto porque paqué más. Donde antes la rebasabas o la mantenías sin aprensión aparente ahora sabes que mejor no haya que forzar la dirección para nada, quiebros los justos… Pero quién quiere ir a esa velocidad más allá de un momentito? Total, que los 160 cómodos y llevaderos, y tus riñones cincuentones a salvo! Bieeeenn!!!
Por fin dejas atrás los 1.000 mts de altitud de la línea de pueblos (vale, Trevélez anda por los 1.500…). Para llegar hasta ahí primero un millar de curvas lentas de asfalto rizado y con sorpresas. Pues tengo la impresión de gestionarlas mejor ahora que con las suspensiones apretadas! Antes parecía como si todo el trabajo de la trazada estuviera confiado exclusivamente a las gomas. Y ahora si vas fuerte no vas subido en el Tiovivo, rebotando y en el aire la mitad del tiempo. Ahora tengo ayuuudaaa! Y Dios, qué parte ciclo tiene esta máquina!
Total, que acometo las pistas para encontrarme de todo: zonas de tierra firme que son una delicia, ideales para relajarte y circular respetuosamente admirando la naturaleza. Luego escalando hasta los 2000 mts ya encuentras zonas rotas y con piedrotas sueltas. Aquí mejor meter la rueda delantera siempre por el sitio adecuado para que no acabe todo en desastre. El 120/17 no perdona si te olvidas de el, pero ahora las suspensiones absorben su poquito, con lo que si no te descuidas demasiado acabas por pasar sin contratiempos. Miras allá arriba, por los 3000 mts, y todavía se ven manchas de nieve. Me planteo si llegar para tocarla y justo entonces que doy cuenta de que ya tengo lo que quería: si quisiera llegaría creo que sin caerme, no necesito más, de manera que me doy la vuelta y tiro hacia abajo a la busca de nuevas pistas no exploradas, je, je.

… tanto que se me hace de noche y yo todavía colgado del cielo.
Menos mal que las Alpujarras están bien domesticadas, son amables, y sólo se tragan a los desaprensivos que les meten fuego.
Un saludo, en especial a todos los que se atreven a aflojar las suspensiones.
