Alexei Bolotov, Алексей Болотов, nos dejo ayer en el Himalaya, un accidente le arranca de este mundo.

Sabía que podía pasar, el ha vivido otros, y ni sus experiencias, ni el recuerdo de su familia que le esperaba en Rusia, podían más que la llamada de la montaña. Bolotov era un tipo honesto, un hombre que vivía para la montaña, y no de la montaña. Acumulaba premios y logros excepcionales, aunque muy poco mediáticos. Estaba muy lejos de aquellos que han hecho de la montaña un espectáculo, o peor un negocio. De aquellos que no tienen reparo en tratar a los sherpas como un material más, de acumular desechos a los pies de las cumbres, en llevar en procesión a cientos de acomodados urbanitas, que se quieren dar el gusto de hacer una cumbre a base de aflojar dólares. Bolotov, como otros, aportaba humanidad a la montaña. Hoy el mundo es un pelín peor sin Bolotov. Y yo que cuando era niño tenía alas, ahora ya no puedo volar, Bolotov no las perdió nunca, quizás por eso de algún modo le admiraba. No puedo desear que descanse en paz, su alma nunca descanso, y no quisiera que lo hiciese ahora, espero sienta la voz del viento, y ascienda ligera por las negras crestas, y permanezca para siempre su mirada tierna, mezclada entre la blanca nieve. Por su mujer que le esperaba siempre con el corazón encogido, por sus hijos, por sus padres orgullosos de el, por ellos mi más sentido pésame. Me acompañara este pesar al alcanzar otra cima, allí más cerca del cielo le recordaré, a el y a los que como el sienten esa llamada, sienten que la vida, la VIDA en ocasiones solo se puede vivir ascendiendo. Dejo un poema de Anna Aknatova, y una frase de Alexei que da idea de su humanidad.
“Los humanos se tienen que ayudar en cualquier caso, en cualquier situación. Subir a la cima no es ningún deber, no se lo debo a nadie, pero ayudar es una obligación y no depende de mi estado de salud. Lo tengo que hacer esté como esté”.
Алексей Болотов
Cuando escuches el trueno me recordarás
Y tal vez pienses que amaba la tormenta...
El cielo rasgado se verá intensamente carmesí
Y el corazón, como entonces, arderá como el fuego.
Анна Андреевна Ахматова