miguelvaloz escribió:Lo del compañero Roberto, al cuál tuve el gusto de conocer y salir de ruta con él , fué por culpa de un turismo que se saltó un Stop en el kilometro 769 de la N-630. Pero luego son los de las motos que vamos como locos
D.E.P
Yo estoy en contra de la faceta recaudadora, de los mamoneos, de los politiqueos y de las posibles actuaciones arbitrarias a la hora de los seguimientos de velocidad y mucho más en contra de no racionalizar y actualizar los actuales límites o de dejar que se deteriore el estado de las carreteras tal y como está ocurriendo.
Pero me parece muy bien poner los impedimentos que sean necesarios para evitar en carretera ciertos tipos de conducción " de carreras " no nos engañemos, algunos se pasan la seguridad por el arco y si no hubiera controles esto sería una selva.
Y me parecen muchísmo mejor los controles de alcoholemia, es más me da bastante risa cuando alguien hace una oposición furibunda a los mismos como si fueran un acoso al pobre ciudadano-conductor, ya sabemos en esos casos a qué obedece dicha protesta ( es que yo controlo y estos no tienen ni idea )
Y si con todos los consabidos inconvenientes que estas cosas presentan se salva aunque sólo fuera una vida, yo personalmente los daría por bien empleados.
Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos relatos para leer y viejos amigos para compartir.
Hace unos cuantos años, en cierta ciedad del norte, se pusieron los locales a hacer contoles alcoholemia a horas posteriores a comidas y cenas, lo que produjo airadas protestas de los hosteleros ya que la gente no bebía alcohol en las comidas e ingresaban menos dinerito.
Ya ves, cada uno mira por lo suyo y los demás que les den.
Yo estoy de acuerdo con todas las campañas que se hagan, creo que son incluso necesarias (desde luego las de alcohol y drogas deberían ser fijas), pero en contra de venderlas como la panacea.
Si me ponen un radar delante de una curva peligrosa, delante de un paso de peatones a la entrada de una población me parece fantástico, pero ponerlo detrás de un muro, escondidos detrás de un guardarrail, el pajarraco en cuestión, en plena recta, no evita nada, ya que si no lo ves sigues a la vecolidad que vayas, y quien sabe, quizá en la siguiente curva te salgas.