No empezaba a clarear el día, pero desde la cama podía ver el cielo cubierto, no distinguía ni una sola estrella, y eso era signo evidente de que algo las tapaba

. Desde hacía unos días la previsión fue empeorando su pronóstico para el domingo, y parecía que la última, habría de cumplirse

. Bueno, será diferente, pensaba rodar entre esas esplendidas y macizas italianas, a la luz de un sol mediterráneo. Mirando sus cuerpazos torrarse al sol, y al calor de la carretera, pero va a ser que no.

La salida del sol, ofreció un momento dulce, y poético, lleno de color

. Por un instante parecía que aquel resplandor, pondría en fuga las nubes, como si estas hubiesen sido vampiro de la noche. Pues no, en esta ocasión fueron los vampiros los que se hicieron con el dominio, y cubrieron con su manto toda la celeste bóveda. Se consumo un día típicamente “british”, cielo cubierto, lluvia débil y intermitente, paisaje lleno de humedad, otoñal sin frío

. Me puse en marcha, quería hacer unas cuantas curvas antes de la hora de la quedaba,

por que precisamente madrugadores no son…como buenos mediterráneos. Estaba un punto inquieto, tanta italiana no dejaba de impresionarme

. Recordé una ocasión, hace ya mucho, en los Alpes suizos,llegue a la Cabanne de Dix, un lugar magnífico, el refugio esta en un pequeño montículo, rodeado por glaciares, con el impresionante Mont Blanc de Cheilon a la cabeza.

Era primera hora de la tarde, y me sorprendió que la tranquilidad habitual en un refugio, se viera interrumpida por un griterío y un jolgorio importante. Italianos!!!!

,nooooo, italianas!!!!!!!, entre una docena y una veintena, aquello era un torbellino. Llegaban derrotadas, cargadas con cuerdas, piolets, grampones, venían de hacer el Mont Blanc de Cheilon, que no es ninguna baratija, debían haber salido a las 5 o las 6 de la mañana y estaban de vuelta. Aquello parecía un mercadillo, voces, risas, improperios. Me entretuve mirándolas, embutidas en los trajes de nieve, caminando no sobre gráciles tacones, sino sobre las Scarpa y La Sportiva. Todas pintadas, sin estridencias, marcando sus rasgos, bellísimas, luciéndose entre aquellas montañas, tan imponentes como ellas.

Algunas parecían recién salidas de la peluquería. No me cansaba de mirarlas,

y ellas sabiéndolo aunque sin hacerme ni puñetero caso, se pavoneaban. Lo llevan en la sangre, son italianas, del lacio, la esencia mediterránea, de negros y profundos ojos, de cabelleras arrebatadoras. Otras mezcladas, con aires del norte, con ojos más claros, pero igualmente seductoras. En bikini, en una cala mediterránea, o en lo alto de un pico cubierto de nieve, siempre lucen esplendidas e inaccesibles,

seduciendo por todos sus poros. Eso es lo que esperaba encontrar en mi ruta, y no me defraudo. Llegue “just in time”, las curvillas me habían entretenido más de lo previsto. Allí estaban, solo algunas otras se unirían después, pero suficientes para cortar el hipo.

De presencia contundente, con ese par de senos turgentes, apuntando hacía arriba, a quien no le ponen?. Como me gustan estas Guzzis. Había también 3 Triumph, la mía, una Trux, y una impresionante “Thunder”, y dos “Yam,s”, una conducida por una chica que llevaba de paquete a su chico, si señor

. Empezamos a rodar, por delante sus culos no me dejaban mirar la carretera, por detrás, esos senos aparecían y desaprecian en el retrovisor con cada curva. La carretera estaba para mirarla, con el punto justo de humedad que te hace ir al suelo en un descuido.

Recorrido alrededor de Sant Llorenç de Munt, más recuerdos de montaña, aquí no hay glaciares, pero si lugares fantásticos. Hablando de fantasías, recordaba la leyenda del Dragón de Sant Llorenç, pero eso lo explico otro día

. Llegamos a Caldes de Montbui, foto en la plaza junto a la fuente y las termas romanas. Allí estaban otros guzzistas, Pedro con su side, donde lleva a su mujer y a una niña encantadora

. Gente con muchos, muchos años y Km,s en moto, que disfrutan de la ruta, del destino, de la mesa, que saben vivir

. En fín un día redondo, buena ruta, mejor compañía

. La vuelta la hice solo, tenía prisa y no me quede a comer. Disfrute en solitario, es a lo que estoy acostumbrado, y aunque intento “socializarme”, la soledad me tira mucho. Aquí os dejo unas fotillos, de cómo despuntaba el día, y de las bellezas.
P.D y si, yo tambien lo pienso, ponerles cofres debería estar penado...
