
Los primeros kilometros, un descenso de curvas mas o menos rapidas, con buen asfalto y secas; me sirvieron para ver que si no me colgaba un poco sacando el culo no habia manera de meter la moto en las curvas.
Despues venia el "Coll de Soller".
Curvas cerradas, muchas de las cuales no reciben ni un rayo de sol en meses. Humedas y con musgo en las zonas menos transitadas
Cada vez que salia de una curva (subiendo) me patinaba la rueda trasera o se levantaba la delantera

Poco a poco fui cogiendo el tacto a gas y la cosa mejoro mucho

A la hora de bajar el otro lado de la montaña la falta de tacto aparecio en la frenada, sobre todo con el pie

Pues pasando de freno de pie, freno motor y culo fuera...de coña.
Fue muy bien pero acostumbrado a mi boniata...demasiado complicado para mi
La que me hizo sentir como si la hubiera llevado toda la vida fue otra...mas vieja...280.000km...22 años...180 kg...ruedas de bicicleta...frenos de bicicleta...con un vaiven que no conocia...
