pate
11-08-2006, 11:50 AM
Capítulo anterior (http://www.elclubtriumph.com/?name=PNphpBB2&file=viewtopic&p=232219&si d=bb0a62704c9af9a4db6aa53528503648#232219)
<< Y el horno seguía sin estar para bollos.
Y el bollo de la Vicky mucho menos. No perdí mucho tiempo con ella aquella noche, los nervios de la partida y el saber que su marido había conseguido la condicional, a la espera de un nuevo juicio por agresión al cura del pueblo, hizo que me retirará pronto a la cama. Allí busqué el modo de desahogarme yo solo, y tan solo pensar la mala ostia que haría mi madre al día siguiente cuando viera la colcha, provocó en mi un sueño reparador.
Ya amaneciendo, coloqué el equipaje en la parte trasera de mi nuevo asiento de cuero, como no había forma de disponer lo de las latas de cerveza, decidí beberme cuatro allí mismo y el resto colocarlas por fuera de la bolsa. La botella de orujo quería tenerla a la vista y con unos calapies de la bici de carreras de cuando era joven, la até debajo del faro horizontalmente, como hacen los "autentikos".
Abri el depósito para ver si tenia caldo, y con unos leves meneos, comprobé que si inmediatamente, lo mismo que comprobé como al derramarse la gasolina, que mi asiento no era de cuero, sino de poli-piel, y lo supe porque se destiñó a corros y cogio una textura un tanto pastosa. Aceite tenía, lo confirmó el charco que había debajo del motor, y la nube de humo blanquecino que salió nada mas arrancar el motor.
¡Por fín, en ruta!
A la salida del pueblo, ya llevaba el pantalón semi-empapado de aceite, y la campera también. Me daba un aire de tragamillas. Diez kilométros mas tarde me paró una pareja de la Guardia Civil. Todo en regla, pero un pequeño detalle les disgustó, mi casco decorado con la bandera republicana flanqueada por unas calaveras y la inscripción "muerte a los Borbones", insinuarón algo de desprecio a la monarquía, y llegamos al acuerdo de tapar con una pegatina de Cinzano lo de Borbones. Cuando se marcharón arranque la pegatina del aperitivo parcialmente y quedo la inscripción "muerte a los--ano". Así evitaría problemas posteriores.
Una hora y ochenta kilometros mas tarde, me dió la sed, y paré en un bar que estaba al lado del puticlub, El Conejo de la Suerte. Allí parejas de....de....de enamorados se despedian con fervor, ellas en brasileño y ellos en castellano. Entre al bareto y me calcé un carajillo, una copa de anis y unas rosquillas glaseadas. Fui al baño a mear y me fui sin pagar. Nada reseñable.
Ya eran las nueve de la mañana y en aproximadamente dos horas mas llegaría a Denia y vería como está eso del embarque. De momento paré a repostar y a rellenar aceite. ¿No os habeis fijado lo dificil que es ahora encontrar un expendedor de gasolina que no sea nacido a menos de 4000 km de aqui?. En el surtidor volví a derramar gasolina del depósito y esta vez cayó en mi pernera del pantalón, me resbalé con los restos del derrame y me calcé un sopapo del quince a la vez que tiraba la moto al intentar agarrarme. Torcí un poco el manillar y se rajó un espejo, afortunadamente no hubo daños reseñables, la botella de orujo estaba intacta. Amenacé a los empleados con denunciarles por no tener en condiciones la gasolinera y se partierón de la risa, al principio claro, cuando les tiré aposta el mostrador de los chicles y de los Kit-Kat, ya no se reian tan agusto, es mas, creo que estaban enfadados. Con el guirigay que se formó, las discusiones, y las amenazas de denuncia, se olvidarón de cobrarme la gasolina. Repostaje según lo previsto, anoté en el libro de anecdotas del viaje.
Seguiré contando en otro capítulo, la llegada y embarque y alguna cosilla mas. Como añoro a la Vicky, bueno, a ella no mucho, pero si a su desinteresada manera de aliviar mis tensiones.....
Un saludo.
Tony Perry>>
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<< Y el horno seguía sin estar para bollos.
Y el bollo de la Vicky mucho menos. No perdí mucho tiempo con ella aquella noche, los nervios de la partida y el saber que su marido había conseguido la condicional, a la espera de un nuevo juicio por agresión al cura del pueblo, hizo que me retirará pronto a la cama. Allí busqué el modo de desahogarme yo solo, y tan solo pensar la mala ostia que haría mi madre al día siguiente cuando viera la colcha, provocó en mi un sueño reparador.
Ya amaneciendo, coloqué el equipaje en la parte trasera de mi nuevo asiento de cuero, como no había forma de disponer lo de las latas de cerveza, decidí beberme cuatro allí mismo y el resto colocarlas por fuera de la bolsa. La botella de orujo quería tenerla a la vista y con unos calapies de la bici de carreras de cuando era joven, la até debajo del faro horizontalmente, como hacen los "autentikos".
Abri el depósito para ver si tenia caldo, y con unos leves meneos, comprobé que si inmediatamente, lo mismo que comprobé como al derramarse la gasolina, que mi asiento no era de cuero, sino de poli-piel, y lo supe porque se destiñó a corros y cogio una textura un tanto pastosa. Aceite tenía, lo confirmó el charco que había debajo del motor, y la nube de humo blanquecino que salió nada mas arrancar el motor.
¡Por fín, en ruta!
A la salida del pueblo, ya llevaba el pantalón semi-empapado de aceite, y la campera también. Me daba un aire de tragamillas. Diez kilométros mas tarde me paró una pareja de la Guardia Civil. Todo en regla, pero un pequeño detalle les disgustó, mi casco decorado con la bandera republicana flanqueada por unas calaveras y la inscripción "muerte a los Borbones", insinuarón algo de desprecio a la monarquía, y llegamos al acuerdo de tapar con una pegatina de Cinzano lo de Borbones. Cuando se marcharón arranque la pegatina del aperitivo parcialmente y quedo la inscripción "muerte a los--ano". Así evitaría problemas posteriores.
Una hora y ochenta kilometros mas tarde, me dió la sed, y paré en un bar que estaba al lado del puticlub, El Conejo de la Suerte. Allí parejas de....de....de enamorados se despedian con fervor, ellas en brasileño y ellos en castellano. Entre al bareto y me calcé un carajillo, una copa de anis y unas rosquillas glaseadas. Fui al baño a mear y me fui sin pagar. Nada reseñable.
Ya eran las nueve de la mañana y en aproximadamente dos horas mas llegaría a Denia y vería como está eso del embarque. De momento paré a repostar y a rellenar aceite. ¿No os habeis fijado lo dificil que es ahora encontrar un expendedor de gasolina que no sea nacido a menos de 4000 km de aqui?. En el surtidor volví a derramar gasolina del depósito y esta vez cayó en mi pernera del pantalón, me resbalé con los restos del derrame y me calcé un sopapo del quince a la vez que tiraba la moto al intentar agarrarme. Torcí un poco el manillar y se rajó un espejo, afortunadamente no hubo daños reseñables, la botella de orujo estaba intacta. Amenacé a los empleados con denunciarles por no tener en condiciones la gasolinera y se partierón de la risa, al principio claro, cuando les tiré aposta el mostrador de los chicles y de los Kit-Kat, ya no se reian tan agusto, es mas, creo que estaban enfadados. Con el guirigay que se formó, las discusiones, y las amenazas de denuncia, se olvidarón de cobrarme la gasolina. Repostaje según lo previsto, anoté en el libro de anecdotas del viaje.
Seguiré contando en otro capítulo, la llegada y embarque y alguna cosilla mas. Como añoro a la Vicky, bueno, a ella no mucho, pero si a su desinteresada manera de aliviar mis tensiones.....
Un saludo.
Tony Perry>>
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