JordiTrident
04-02-2004, 10:25 AM
Hola chicos,
este escrito no es mio pero los autores son amigos que se hicieron este viaje en el ya lejano 89: Finlandia en enero, leed que es interesante...y pensar que en esa época el Gore-Tex solo lo tenian cuatro ricos (si llegaba). Está tal como se publicó en el solo Moto 30 de abril de ese año.
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TALVI-RALLY 89
Hacía ya unos años que conocíamos la existencia de una concentración invernal en Finlandia llamada así, Talvi-Rally. Talvy es invierno en finés, el extraño idioma que hablan allá, de procedencia y raíces desconocidas.
Este año coincidiamos unos cuantos amigos en posibilidades económicas y de vacaciones para poder afrontarla, y mira por donde, nos fuimos a hacer un viaje al país nada menos que más frío de Europa, en la época más fría, que es Enero, y en el vehículo menos indicado, la moto; y ésto es lo que nos ocurrió:
Después de unas semanas preparando bártulos y motos a ratos libres, inventos para pelearnos con el frío, y para asegurar en lo posible el equilibrio de la moto en malas condiciones, cambios de moneda, mapas...nos encontrábamos saliendo de Barcelona una agradable tarde del día 26 de Enero.
Después de poner gasolina en la Jonquera, comer lo último en condiciones antes de entrar en la dura Europa, y pagar el vergonzoso precio de la autopista, comenzamos a devorar kilómetros franceses en compañía de otras motos que dirigíanse hacia los reestablecidos Elefantes. Al caer la noche y comenzar a tener algo de frío y hambre, empezamos a buscar un hotel que fuera de nuestro agrado. Coincidiendo todos en que el Iavabo de señoras de una de las áreas "gavachas" reunía Ias mínimas condiciones exigibles, dejamos un pasillo por si alguna 'madame' tenía necesidades imprevisibles, y nos sumimos en un plácido sueño.
Entramos en Alemania por Mulhouse, kilómetros de Autobhan, elegantes pasadas de los residentes del país a cruceros que en muchos casos rondaban los 200 km/h y, con unos cientos de kilómetros realizados, salimos de la autopista en Heildelberg para comer algo. Volvemos a entrar, y comenzamos de nuevo a buscar hotel, coincidiendo todos de nuevo (ésto si es armonía), en que el lavabo de las 'damen' reunía unas condiciones fabulosas. Desmontamos todo, nos acomodamos, nos quedamos dormidos y sobre las tres de la mañana golpes secos en la puerta. No, no era una 'damen' con 'pis', era la poli y con pocas ganas de esperar. Desmonta la barraca, y a las 3 a.m. busca algo, un bibac a -3º, y... mañana será otro día. No siempre sale todo bien.
Llegamos a Hamburgo, Niebla, ambiente gélido, por lo que después de buscar un hotel, aquí si, decidimos ir a calentarnos al libertino barrio de St. Pauli, y darnos una vuelta por allá . Realmente curioso y el género bien presentado, las cervezas a precio muy aceptables y las salchichas calientes. Al otro día había que dirigirse a Travemunde para coger el barco. Así lo hicimos, llegando al muelle sobre Ias 5 de la tarde; unas fotos en el pueblo y a sacar billetes. En la cola algunos vehículos que se encuentran esperando: se hallan 12 sides alemanes; 9 se dirigen como nosotros al Talvi: los otros tres van de vacaciones a Cabo Norte (¿?), como veis los hay aún más locos...
Después de algún saludo e intercambio de latas de cerveza, observamos sus aparatos. Con tres puntos de apoyo llevan clavos en las ruedas. Al vernos, señalando las ruedas, se animan a comentarnos que vamos bien vendidos con nuestras motos de ir por el Mediterráneo si queremos ir al Báltico. De acuerdo que llevamos algún artilugio para situaciones difíciles, y que síquicamente estamos preparados para frío y cosas raras, pero al verles con sus inventos, aspectos de ir al Polo Norte, y casi todos con alguna experiencia en esta concentración, nos preocupemos un poco.
Subimos al barco, nos dirigimos al camarote clase C, de 2x2 metros para 4 personas, y al buffet de la cena, gran costumbre en estos trayectos de los países nórdicos en que, por una aceptable cantidad, dispones de productos del país a reventar: salmón, distintos tipos de carnes y pescados, reno cocido, etc.
Al día siguiente tuvimos el primer contacto con la que sería nuestra compañera casi diaria: la sauna, algo as¡ como la siesta de Andalucia en verano. Una cosa indispensable para los finIandeses. Las hay en los cámpings, hoteles, y en la mayoría de los domicilios particulares si el espacio lo permite. Si es un edificio, es comunitaria.
Como todos sabéis, en los barcos existe una tienda con un horario establecido que es la TAX FREE, una tienda donde a parte de artículos de golosinas o quesos, disponen de una amplia oferta de alcohol, de todas marcas y procedencias. Pues bien, allí es donde se dirigen en avalancha la mayoría de finlandeses para hacer provisión de material para el trayecto y, si sobra algo, para sus casas.
Por la noche se ven en las salas del barco personas de distintos aspectos con unas 'trompas" de campeonato, este es uno de los principales problemas de la salud de esos países: el alcoholismo, a cualquier edad y condici6n. Finlandia es el segundo país del mundo en número de suicidios por habitante, todo ello al margen de ser una gente que en general es muy simpática, servicial y amable. Una vez comentado este aspecto como anécdota y para comprender mejor ciertas situaciones que saldrán mas adelante, proseguimos con nuestro viaje.
Comenzarnos a distinguir ya un poco de tierra. Al cabo de un rato la silueta de la catedral ortodoxa de Helsinki, una construcci6n característica, con cúpulas doradas. Salimos a cubierta para hacer alguna foto, y eso que suele decirse al recibir una impresión fuerte ocurrió realmente aquí: se nos heló la sangre, Fuera hacía un frío impresionante, para mayor impresión el barco hacía rato que, acercándose a puerto iba apartando con su proa los trozos de hielo del mar congelado, incluso las bahías que se libraban de los trayectos de los barcos estaban totalmente congeladas. En una de ellas podíamos distinguir una especie de mercante que debería esperar la llegada de la primavera para salir de su gélida prisión. Volvimos al camarote y doblamos la cantidad de ropa con que pensábamos dar la bienvenida a Finlandia. Nos dirigimos hacia la bodega a recoger las motos, y al poco ya nos encontrábamos sellando los pasaportes y siendo obligados por la policía a utilizar el casco incluso dentro del recinto portuario. Bueno, tampoco es tan grave, la temperatura aún con un tímido sol rondaría los 4 o 5 bajo cero...
...CONTINUARÁ...
este escrito no es mio pero los autores son amigos que se hicieron este viaje en el ya lejano 89: Finlandia en enero, leed que es interesante...y pensar que en esa época el Gore-Tex solo lo tenian cuatro ricos (si llegaba). Está tal como se publicó en el solo Moto 30 de abril de ese año.
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TALVI-RALLY 89
Hacía ya unos años que conocíamos la existencia de una concentración invernal en Finlandia llamada así, Talvi-Rally. Talvy es invierno en finés, el extraño idioma que hablan allá, de procedencia y raíces desconocidas.
Este año coincidiamos unos cuantos amigos en posibilidades económicas y de vacaciones para poder afrontarla, y mira por donde, nos fuimos a hacer un viaje al país nada menos que más frío de Europa, en la época más fría, que es Enero, y en el vehículo menos indicado, la moto; y ésto es lo que nos ocurrió:
Después de unas semanas preparando bártulos y motos a ratos libres, inventos para pelearnos con el frío, y para asegurar en lo posible el equilibrio de la moto en malas condiciones, cambios de moneda, mapas...nos encontrábamos saliendo de Barcelona una agradable tarde del día 26 de Enero.
Después de poner gasolina en la Jonquera, comer lo último en condiciones antes de entrar en la dura Europa, y pagar el vergonzoso precio de la autopista, comenzamos a devorar kilómetros franceses en compañía de otras motos que dirigíanse hacia los reestablecidos Elefantes. Al caer la noche y comenzar a tener algo de frío y hambre, empezamos a buscar un hotel que fuera de nuestro agrado. Coincidiendo todos en que el Iavabo de señoras de una de las áreas "gavachas" reunía Ias mínimas condiciones exigibles, dejamos un pasillo por si alguna 'madame' tenía necesidades imprevisibles, y nos sumimos en un plácido sueño.
Entramos en Alemania por Mulhouse, kilómetros de Autobhan, elegantes pasadas de los residentes del país a cruceros que en muchos casos rondaban los 200 km/h y, con unos cientos de kilómetros realizados, salimos de la autopista en Heildelberg para comer algo. Volvemos a entrar, y comenzamos de nuevo a buscar hotel, coincidiendo todos de nuevo (ésto si es armonía), en que el lavabo de las 'damen' reunía unas condiciones fabulosas. Desmontamos todo, nos acomodamos, nos quedamos dormidos y sobre las tres de la mañana golpes secos en la puerta. No, no era una 'damen' con 'pis', era la poli y con pocas ganas de esperar. Desmonta la barraca, y a las 3 a.m. busca algo, un bibac a -3º, y... mañana será otro día. No siempre sale todo bien.
Llegamos a Hamburgo, Niebla, ambiente gélido, por lo que después de buscar un hotel, aquí si, decidimos ir a calentarnos al libertino barrio de St. Pauli, y darnos una vuelta por allá . Realmente curioso y el género bien presentado, las cervezas a precio muy aceptables y las salchichas calientes. Al otro día había que dirigirse a Travemunde para coger el barco. Así lo hicimos, llegando al muelle sobre Ias 5 de la tarde; unas fotos en el pueblo y a sacar billetes. En la cola algunos vehículos que se encuentran esperando: se hallan 12 sides alemanes; 9 se dirigen como nosotros al Talvi: los otros tres van de vacaciones a Cabo Norte (¿?), como veis los hay aún más locos...
Después de algún saludo e intercambio de latas de cerveza, observamos sus aparatos. Con tres puntos de apoyo llevan clavos en las ruedas. Al vernos, señalando las ruedas, se animan a comentarnos que vamos bien vendidos con nuestras motos de ir por el Mediterráneo si queremos ir al Báltico. De acuerdo que llevamos algún artilugio para situaciones difíciles, y que síquicamente estamos preparados para frío y cosas raras, pero al verles con sus inventos, aspectos de ir al Polo Norte, y casi todos con alguna experiencia en esta concentración, nos preocupemos un poco.
Subimos al barco, nos dirigimos al camarote clase C, de 2x2 metros para 4 personas, y al buffet de la cena, gran costumbre en estos trayectos de los países nórdicos en que, por una aceptable cantidad, dispones de productos del país a reventar: salmón, distintos tipos de carnes y pescados, reno cocido, etc.
Al día siguiente tuvimos el primer contacto con la que sería nuestra compañera casi diaria: la sauna, algo as¡ como la siesta de Andalucia en verano. Una cosa indispensable para los finIandeses. Las hay en los cámpings, hoteles, y en la mayoría de los domicilios particulares si el espacio lo permite. Si es un edificio, es comunitaria.
Como todos sabéis, en los barcos existe una tienda con un horario establecido que es la TAX FREE, una tienda donde a parte de artículos de golosinas o quesos, disponen de una amplia oferta de alcohol, de todas marcas y procedencias. Pues bien, allí es donde se dirigen en avalancha la mayoría de finlandeses para hacer provisión de material para el trayecto y, si sobra algo, para sus casas.
Por la noche se ven en las salas del barco personas de distintos aspectos con unas 'trompas" de campeonato, este es uno de los principales problemas de la salud de esos países: el alcoholismo, a cualquier edad y condici6n. Finlandia es el segundo país del mundo en número de suicidios por habitante, todo ello al margen de ser una gente que en general es muy simpática, servicial y amable. Una vez comentado este aspecto como anécdota y para comprender mejor ciertas situaciones que saldrán mas adelante, proseguimos con nuestro viaje.
Comenzarnos a distinguir ya un poco de tierra. Al cabo de un rato la silueta de la catedral ortodoxa de Helsinki, una construcci6n característica, con cúpulas doradas. Salimos a cubierta para hacer alguna foto, y eso que suele decirse al recibir una impresión fuerte ocurrió realmente aquí: se nos heló la sangre, Fuera hacía un frío impresionante, para mayor impresión el barco hacía rato que, acercándose a puerto iba apartando con su proa los trozos de hielo del mar congelado, incluso las bahías que se libraban de los trayectos de los barcos estaban totalmente congeladas. En una de ellas podíamos distinguir una especie de mercante que debería esperar la llegada de la primavera para salir de su gélida prisión. Volvimos al camarote y doblamos la cantidad de ropa con que pensábamos dar la bienvenida a Finlandia. Nos dirigimos hacia la bodega a recoger las motos, y al poco ya nos encontrábamos sellando los pasaportes y siendo obligados por la policía a utilizar el casco incluso dentro del recinto portuario. Bueno, tampoco es tan grave, la temperatura aún con un tímido sol rondaría los 4 o 5 bajo cero...
...CONTINUARÁ...