theboarder
07-19-2005, 02:45 PM
Detenido por ir a 200 km/h y borracho por la ronda Litoral
Al conductor, un joven de 28 años, ya se le había retirado el permiso de conducir en dos ocasiones por circular bajo los efectos del alcohol
X. GÓMEZ | J. BORDAS - 19/07/2005
BARCELONA
No iba cegado por el sol que estaba despuntando sobre el horizonte. El domingo por la mañana, a las 7.35, José Carlos B. Z., de 28 años, conducía su BMW serie 320 como lo había hecho en otras ocasiones. Circulaba por la ronda Litoral en sentido Besòs cuando, a la altura del Morrot, un coche camuflado de la Guardia Urbana apostado en un arcén lo fotografió. La instantánea no dejaba lugar a dudas. El joven iba a 202 kilómetros por hora cuando la velocidad máxima permitida en aquel punto es de 80 por hora.
Comprobado el exceso de velocidad, los agentes avisaron a la patrulla que se encontraba estacionada más adelante para que parara el vehículo y formulara la correspondiente denuncia. Lo que nadie se esperaba era que las cosas se desarrollaran de aquella manera.
El conductor no sólo hizo caso omiso a las indicaciones de los agentes, sino que se dio a la fuga sin apenas dejar de acelerar. El despliegue se hizo inevitable. Varios coches de la Guardia Urbana, empleando las señales luminosas, se sumaron al seguimiento sin que, no obstante, lograran darle alcance: el automovilista empezó a sortear a cuantos vehículos se encontraba a su paso, zigzagueando de forma peligrosa, cambiando de carril constantemente e incluso recurriendo a los arcenes para evitar ser capturado.
Ante el cariz que tomaban los acontecimientos, los agentes recurrieron a otra táctica. Comunicaron lo que estaba sucediendo a varios motoristas que se encontraban a la altura de la Barceloneta, quienes lograron ralentizar todo el tráfico hasta paralizarlo por completo.
Juan Carlos B. Z. intentó lo imposible: continuar por el arcén con el deseo -vano- de poder abandonar la ronda Litoral y recurrir a las calles de la Barceloneta y la Vila Olímpica para eludir el control policial. Sin embargo, no logró su propósito. La Guardia Urbana acabó por detenerlo. Fue en ese momento cuando, al ver sus condiciones físicas, los policías se apercibieron de que el conductor se encontraba bajo la influencia del alcohol (aspecto abatido, ojos vidriosos, rostro pálido, caminar vacilante, preguntas repetitivas y fuerte olor a alcohol), por lo que fue sometido al control de alcoholemia, que arrojó una concentración de alcohol tres veces superior a lo legalmente permitido. Además, al inspeccionar el coche se encontró restos de líquido con olor a alcohol en la alfombrilla anterior derecha.
Al consultar los archivos, la Guardia Urbana comprobó que el joven ya había estado detenido por conducir con síntomas de embriaguez, que ya se le había retirado el permiso de conducir en dos ocasiones por este mismo motivo y que tampoco era la primera vez que circulaba con exceso de velocidad por las rondas: había sido detectado en cuatro ocasiones siempre en fines de semana. A lo largo del presente año, este ciudadano ha sido denunciado 23 veces por, entre otros motivos, conducción temeraria, no utilizar el cinturón de seguridad y estacionamiento peligroso.
Al conductor, un joven de 28 años, ya se le había retirado el permiso de conducir en dos ocasiones por circular bajo los efectos del alcohol
X. GÓMEZ | J. BORDAS - 19/07/2005
BARCELONA
No iba cegado por el sol que estaba despuntando sobre el horizonte. El domingo por la mañana, a las 7.35, José Carlos B. Z., de 28 años, conducía su BMW serie 320 como lo había hecho en otras ocasiones. Circulaba por la ronda Litoral en sentido Besòs cuando, a la altura del Morrot, un coche camuflado de la Guardia Urbana apostado en un arcén lo fotografió. La instantánea no dejaba lugar a dudas. El joven iba a 202 kilómetros por hora cuando la velocidad máxima permitida en aquel punto es de 80 por hora.
Comprobado el exceso de velocidad, los agentes avisaron a la patrulla que se encontraba estacionada más adelante para que parara el vehículo y formulara la correspondiente denuncia. Lo que nadie se esperaba era que las cosas se desarrollaran de aquella manera.
El conductor no sólo hizo caso omiso a las indicaciones de los agentes, sino que se dio a la fuga sin apenas dejar de acelerar. El despliegue se hizo inevitable. Varios coches de la Guardia Urbana, empleando las señales luminosas, se sumaron al seguimiento sin que, no obstante, lograran darle alcance: el automovilista empezó a sortear a cuantos vehículos se encontraba a su paso, zigzagueando de forma peligrosa, cambiando de carril constantemente e incluso recurriendo a los arcenes para evitar ser capturado.
Ante el cariz que tomaban los acontecimientos, los agentes recurrieron a otra táctica. Comunicaron lo que estaba sucediendo a varios motoristas que se encontraban a la altura de la Barceloneta, quienes lograron ralentizar todo el tráfico hasta paralizarlo por completo.
Juan Carlos B. Z. intentó lo imposible: continuar por el arcén con el deseo -vano- de poder abandonar la ronda Litoral y recurrir a las calles de la Barceloneta y la Vila Olímpica para eludir el control policial. Sin embargo, no logró su propósito. La Guardia Urbana acabó por detenerlo. Fue en ese momento cuando, al ver sus condiciones físicas, los policías se apercibieron de que el conductor se encontraba bajo la influencia del alcohol (aspecto abatido, ojos vidriosos, rostro pálido, caminar vacilante, preguntas repetitivas y fuerte olor a alcohol), por lo que fue sometido al control de alcoholemia, que arrojó una concentración de alcohol tres veces superior a lo legalmente permitido. Además, al inspeccionar el coche se encontró restos de líquido con olor a alcohol en la alfombrilla anterior derecha.
Al consultar los archivos, la Guardia Urbana comprobó que el joven ya había estado detenido por conducir con síntomas de embriaguez, que ya se le había retirado el permiso de conducir en dos ocasiones por este mismo motivo y que tampoco era la primera vez que circulaba con exceso de velocidad por las rondas: había sido detectado en cuatro ocasiones siempre en fines de semana. A lo largo del presente año, este ciudadano ha sido denunciado 23 veces por, entre otros motivos, conducción temeraria, no utilizar el cinturón de seguridad y estacionamiento peligroso.