Mithruxton
09-14-2007, 11:23 AM
Estimados foreros y amigos, me hago eco de esta carta que he pillado por ahí, lo cual corrobora muchas cosas de las que hablamos.
Nota: atentos a lo del tiro al perro.... 8O :x
Es larga, pero interesante. :wink:
SAludos :)
El radar no es la solución
LUIS VELASCO (Guardia Civil de Tráfico)
(Diario Montañés 14.09.2007)
La alta siniestralidad en las carreteras está por desgracia en candente actualidad después de comprobarse el fracaso de las campañas de Semana Santa y de verano y el elevado número de accidentes de tráfico y de víctimas mortales de este año. Tanto en Cantabria como en España, las estadísticas confirman una cruda realidad que los guardias civiles de tráfico padecemos a diario porque somos los primeros en ver los problemas y como personas estamos cansados y no podemos aguantar más que la Dirección General de Tráfico se empecine en poner radares como principal y casi única solución.
De hecho, poner un radar en cada farola no es la solución como tampoco lo es empeñarse en endulzar las estadísticas oficiales para que sus resultados se mantengan en un límite socialmente aceptable. Los guardias civiles estamos hartos de estas estrategias poco eficaces que no abordan con seriedad las verdaderas medidas a adoptar mientras nuestra desmotivación crece por momentos por las continuas promesas incumplidas.
Sin ir más lejos, algunos ejemplos de lo que sucede un día sí y otro también en las carreteras de Cantabria y de España ratifican de manera incuestionable que el radar no es la solución sino simplemente un parche a problemas de mucho más calado.
En una decisión reciente de la Delegación del Gobierno se han decretado límites de velocidad en la A8 porque por fin se han dado cuenta que algunos tramos de la autovía Santander-Bilbao se convierten en trampas mortales para los conductores cuando llueve aunque, como se ha comentado con anterioridad, esta medida es sólo un parche en un balón lleno de agujeros.
La velocidad no es la única causante de los siniestros. En la A8, donde en un día cualquiera de este verano se han llegado a registrar más de una docena de accidentes por la mañana y otros tantos por la tarde, el problema empieza cuando sólo podemos disponer de dos motoristas y de un solo equipo de atestados de la Guardia Civil de Tráfico (un agente) para atender semejante número de siniestros. Este problema es extensible a toda España por un déficit preocupante de personal.
Ni que decir tiene, si estos dos motoristas están desbordados de trabajo, los conductores tendrán que rezar para no sufrir un accidente en la propia A8 o en otra vía secundaria si no quieren esperar y ser atendidos en una o dos horas por no disponerse de más patrullas en esta zona y en otras muchas carreteras y autovías de España.
Además, el ciudadano tendrá que arriesgar su vida para evitar ser atropellado o arrollado por otros conductores al no haber nadie que pueda señalizar el área accidentada. Todo un embrollo causado por la escasez de guardias civiles, de medios adecuados y en la A8 por el añadido de un asfalto deslizante que nadie termina de reparar, sobre todo en Castro Urdiales, y que ya ha motivado el atropello a un operario de mantenimiento de la autovía o accidentes tan espectaculares como criticables como el de varios coches que se salieron de la vía como si fuera una pista de hielo.
Como se puede comprobar la velocidad no es el único problema y los radares no son ni la única ni la mejor solución y menos cuando la gran mayoría se colocan en rectas y lugares de más bien poco peligro para el tráfico rodado. Es más, el verdadero motivo de tantos males es la total de falta de coordinación entre el Ministerio de Fomento y la Dirección General de Tráfico en poner soluciones al desaguisado; el primero, por no proponer medidas adecuadas, y la DGT por no conseguir más guardias civiles y con mejores medios materiales. Entre unos y otros, la casa sin barrer.
Por poner más ejemplos. No deja de ser incomprensible que en plena Operación Salida, un camión, ya sea por avería o por accidente, se quede cortado durante horas en una carretera, ocasionando el subsiguiente peligro y trastorno a los ciudadanos, y la Jefatura Provincial de Tráfico en Cantabria no disponga de una grúa de gran tonelaje contratada para retirarlo en el menor tiempo posible. Lo mismo sucede con coches que llegan a quedarse una o dos semanas en el arcén con el correspondiente riesgo para el tráfico.
Tampoco es comprensible que si se detiene a un conductor en estado de embriaguez en la carretera se quede dos o tres horas sin ningún tipo de vigilancia por falta de efectivos, que aún no se disponga de un depósito para vehículos sin seguro o en mal estado y se les permita circular por ello o que cuando se autoriza alguna prueba deportiva el escaso número de guardias civiles disponibles tengan que dedicarse en exclusiva a ella y dejen de atender a miles de ciudadanos con posibilidades de sufrir un accidente de circulación.
Por poner más notas de lo incomprensible, no es de recibo tampoco que se localice un perro en la autovía con el peligro que conlleva y no se cuente con una empresa encargada de capturarlo, dándose como única solución el «pegarle un tiro», o que se detraigan patrullas de seguridad ciudadana de la Guardia Civil para vigilar las carreteras cuando esa no es su misión ni la solución al problema, sino la de proteger a los ciudadanos en sus casas y en sus pueblos.
De hecho, no se puede deteriorar aún más la penosa situación de la Guardia Civil de Seguridad Ciudadana, donde también sufrimos una gran falta de personal y medios adecuados, viéndonos incapaces de atender como es debido a nuestros ciudadanos.
Lo malo de todo esto es que estas carencias y la mala gestión de los recursos disponibles tienen que ser suplidas por la imaginación y el amor propio de los guardias civiles, cuando todos los españoles tenemos derecho a ser auxiliados con rapidez, a que nuestras carreteras estén vigiladas, sean seguras y no resbalen como el hielo.
Además, es erróneo pensar que los accidentes se reducen si aumentan las denuncias. El problema no son las denuncias, es la falta de respaldo y apoyo a los que se juegan la vida en la carretera para evitar que otros se maten.
La solución no son los radares, que no están solucionando el problema del elevado número de víctimas mortales en las carreteras y en cambio hasta provocan accidentes en conductores más pendientes de limitar su velocidad en los dos o tres kilómetros controlados que en ir pendientes de lo que tienen delante.
Si no se aumentan las patrullas en las carreteras españolas, incluidas las de Cantabria, con al menos un 50% más de guardias civiles, seguiremos en las mismas porque existe una falta absoluta de medios humanos y materiales. Es más, ya es casualidad que los cursos de formación de nuevos motoristas no cubran siquiera el número de plazas ofertadas, probablemente, por una peligrosidad a la que no se pone freno, las continuas promesas incumplidas y la falta de atractivo de esta especialidad entre los guardias civiles.
¿Por qué la Dirección General de Tráfico no hace caso a las asociaciones de conductores y a los expertos en la vigilancia del tráfico que llevan tiempo recomendando potenciar de una vez por todas y sin complejos la Guardia Civil de Tráfico?
Nota: atentos a lo del tiro al perro.... 8O :x
Es larga, pero interesante. :wink:
SAludos :)
El radar no es la solución
LUIS VELASCO (Guardia Civil de Tráfico)
(Diario Montañés 14.09.2007)
La alta siniestralidad en las carreteras está por desgracia en candente actualidad después de comprobarse el fracaso de las campañas de Semana Santa y de verano y el elevado número de accidentes de tráfico y de víctimas mortales de este año. Tanto en Cantabria como en España, las estadísticas confirman una cruda realidad que los guardias civiles de tráfico padecemos a diario porque somos los primeros en ver los problemas y como personas estamos cansados y no podemos aguantar más que la Dirección General de Tráfico se empecine en poner radares como principal y casi única solución.
De hecho, poner un radar en cada farola no es la solución como tampoco lo es empeñarse en endulzar las estadísticas oficiales para que sus resultados se mantengan en un límite socialmente aceptable. Los guardias civiles estamos hartos de estas estrategias poco eficaces que no abordan con seriedad las verdaderas medidas a adoptar mientras nuestra desmotivación crece por momentos por las continuas promesas incumplidas.
Sin ir más lejos, algunos ejemplos de lo que sucede un día sí y otro también en las carreteras de Cantabria y de España ratifican de manera incuestionable que el radar no es la solución sino simplemente un parche a problemas de mucho más calado.
En una decisión reciente de la Delegación del Gobierno se han decretado límites de velocidad en la A8 porque por fin se han dado cuenta que algunos tramos de la autovía Santander-Bilbao se convierten en trampas mortales para los conductores cuando llueve aunque, como se ha comentado con anterioridad, esta medida es sólo un parche en un balón lleno de agujeros.
La velocidad no es la única causante de los siniestros. En la A8, donde en un día cualquiera de este verano se han llegado a registrar más de una docena de accidentes por la mañana y otros tantos por la tarde, el problema empieza cuando sólo podemos disponer de dos motoristas y de un solo equipo de atestados de la Guardia Civil de Tráfico (un agente) para atender semejante número de siniestros. Este problema es extensible a toda España por un déficit preocupante de personal.
Ni que decir tiene, si estos dos motoristas están desbordados de trabajo, los conductores tendrán que rezar para no sufrir un accidente en la propia A8 o en otra vía secundaria si no quieren esperar y ser atendidos en una o dos horas por no disponerse de más patrullas en esta zona y en otras muchas carreteras y autovías de España.
Además, el ciudadano tendrá que arriesgar su vida para evitar ser atropellado o arrollado por otros conductores al no haber nadie que pueda señalizar el área accidentada. Todo un embrollo causado por la escasez de guardias civiles, de medios adecuados y en la A8 por el añadido de un asfalto deslizante que nadie termina de reparar, sobre todo en Castro Urdiales, y que ya ha motivado el atropello a un operario de mantenimiento de la autovía o accidentes tan espectaculares como criticables como el de varios coches que se salieron de la vía como si fuera una pista de hielo.
Como se puede comprobar la velocidad no es el único problema y los radares no son ni la única ni la mejor solución y menos cuando la gran mayoría se colocan en rectas y lugares de más bien poco peligro para el tráfico rodado. Es más, el verdadero motivo de tantos males es la total de falta de coordinación entre el Ministerio de Fomento y la Dirección General de Tráfico en poner soluciones al desaguisado; el primero, por no proponer medidas adecuadas, y la DGT por no conseguir más guardias civiles y con mejores medios materiales. Entre unos y otros, la casa sin barrer.
Por poner más ejemplos. No deja de ser incomprensible que en plena Operación Salida, un camión, ya sea por avería o por accidente, se quede cortado durante horas en una carretera, ocasionando el subsiguiente peligro y trastorno a los ciudadanos, y la Jefatura Provincial de Tráfico en Cantabria no disponga de una grúa de gran tonelaje contratada para retirarlo en el menor tiempo posible. Lo mismo sucede con coches que llegan a quedarse una o dos semanas en el arcén con el correspondiente riesgo para el tráfico.
Tampoco es comprensible que si se detiene a un conductor en estado de embriaguez en la carretera se quede dos o tres horas sin ningún tipo de vigilancia por falta de efectivos, que aún no se disponga de un depósito para vehículos sin seguro o en mal estado y se les permita circular por ello o que cuando se autoriza alguna prueba deportiva el escaso número de guardias civiles disponibles tengan que dedicarse en exclusiva a ella y dejen de atender a miles de ciudadanos con posibilidades de sufrir un accidente de circulación.
Por poner más notas de lo incomprensible, no es de recibo tampoco que se localice un perro en la autovía con el peligro que conlleva y no se cuente con una empresa encargada de capturarlo, dándose como única solución el «pegarle un tiro», o que se detraigan patrullas de seguridad ciudadana de la Guardia Civil para vigilar las carreteras cuando esa no es su misión ni la solución al problema, sino la de proteger a los ciudadanos en sus casas y en sus pueblos.
De hecho, no se puede deteriorar aún más la penosa situación de la Guardia Civil de Seguridad Ciudadana, donde también sufrimos una gran falta de personal y medios adecuados, viéndonos incapaces de atender como es debido a nuestros ciudadanos.
Lo malo de todo esto es que estas carencias y la mala gestión de los recursos disponibles tienen que ser suplidas por la imaginación y el amor propio de los guardias civiles, cuando todos los españoles tenemos derecho a ser auxiliados con rapidez, a que nuestras carreteras estén vigiladas, sean seguras y no resbalen como el hielo.
Además, es erróneo pensar que los accidentes se reducen si aumentan las denuncias. El problema no son las denuncias, es la falta de respaldo y apoyo a los que se juegan la vida en la carretera para evitar que otros se maten.
La solución no son los radares, que no están solucionando el problema del elevado número de víctimas mortales en las carreteras y en cambio hasta provocan accidentes en conductores más pendientes de limitar su velocidad en los dos o tres kilómetros controlados que en ir pendientes de lo que tienen delante.
Si no se aumentan las patrullas en las carreteras españolas, incluidas las de Cantabria, con al menos un 50% más de guardias civiles, seguiremos en las mismas porque existe una falta absoluta de medios humanos y materiales. Es más, ya es casualidad que los cursos de formación de nuevos motoristas no cubran siquiera el número de plazas ofertadas, probablemente, por una peligrosidad a la que no se pone freno, las continuas promesas incumplidas y la falta de atractivo de esta especialidad entre los guardias civiles.
¿Por qué la Dirección General de Tráfico no hace caso a las asociaciones de conductores y a los expertos en la vigilancia del tráfico que llevan tiempo recomendando potenciar de una vez por todas y sin complejos la Guardia Civil de Tráfico?