pate
11-23-2006, 10:48 AM
Capitulo anterior (http://www.elclubtriumph.com/?name=PNphpBB2&file=viewtopic&t=12862&sid =d66096690f47239a099410e48a441be6)
<<Mete el bollo al horno.
Pasé dos noches con el sueño convulso. Tenía visiones de motos, de mi moto negra y azul, de las motos de colorines, de los gandes heroes de la época dorada del motociclismo, Tormo, Champi Herreros (mi idolo), todo ello entremezclado con bandas sonoras del Fary, de Elvis, y de La niña de la Puebla cantando villancicos, de la Vicky, lo cual provocaba en mi erecciones, tenía también el estomago revuelto y ardores con sabor a ginebra y anchoas en aceite.
No cabe duda que nuestra pronta partida hacia la concentración había causado efectos en mi bienestar, incluso dejé casi por completo la bebida, y eso motivaba estos efectos nerviosos en mi comportamiento. Otra cosa era Antón, era tal su estado de excitación, y es que hay que reconocer que se había pasado mas de media vida cumpliendo ordenes y sin tener un día libre de "verdad", primero el orfanato en Ucrania, luego la prisión por robos menores, de allí al ejercito, luego mercenario y ahora sicario de la mafia sovietica, era tal su estado de excitación, que incluso en un despiste le rompió dos dientes de un sopapo al guardaespaldas del alcalde que era asiduo al club donde ejercía de portero. Se armó un jaleo importante y por eso no hubo objeción en que se tomara unos días libres con el beneplacito de Vladimiro, hasta que se calmaran las cosas.
La concentración motera, de la cual aspirabamos a ser protagonistas en camaradería, se celebraba al norte de la isla, en un pequeño pueblo cerca del mar, apenas una aldea con parroquia, cuartelillo de la Guardia Civil y algún reducto de una comuna hippie. Pasamos el día anterior limpiando las motos, la mia era preciosa y la otra, era lo que era, un montón de hierros viejos pringados de acaite, con el manillar doblado y sin espejo izquierdo. Pero no había que subestimar el potencial de aquella máquina en manos del bendito de Antón. Al carecer de dos cosas, escrupulos y visión esteroscópica debido a la falta del ojo, podriamos decir sin temor a equivocarnos que su conducción sobrepasaba los límites de la fortuna y echaba por tierra todas las leyes físicas en cuanto al equilibrio. Daba miedo verlo entrar sin frenar en las curvas, inclinando lo indecible, moviendose la moto como una serpiente y él riendo como un loco poseso, y provocando eso si, innumerables situaciones de peligro y accidentes.
Preparamos asimismo el equipaje. Yo el mio y él el suyo. Vi que metía un montón de cosas inutiles y sin sentido, pero no consentí que metiera la Beretta de 9m/m.
-No la vas a necesitar Antón, alli todos somos camaradas....-Le dije.
-Siempre si nesesita pistola. Pero no quiero que tu infades, no llevaré- Me dijo.
En apenas veinte minútos estabamos en el lugar de la cita. En el trayecto nos pasaron muchas motos de colorines con todos los tios niquelaos en conjunto, y no pude contener a Antón que se picó con un fulano de una Harley Sportster, al cual ayudamos mas tarde a sacar la moto de la cuneta, entre las carcajadas de Antón, impasible a los insultos y a las increpaciones del motero que se empeñaba en hacerme saber que le había dado una patada y que por eso se había salido de la vía.
-Dejalo correr.....-Le decía yo.
-¿Correr?, lo que voy a hacerle es matarlo.....-Decía el incauto con pintas de progaramador de informática en alguna multinacional.
Nos pusimos en la cola para inscribirnos, mientras observabamos la multitud de motos de todos los tipos que había. Los demás no podian dejar de mirar a Antón, con sus casi dos metros, con sus brazos como mis piernas de gruesos, y con el parche del ojo que le daba un aspecto siniestro.
Pagamos la inscripcion, discutimos con el chico que nos dió los tickets de las comidas, los de la disco y el de las dos consumiciones en el bar, y es que no hubo manera de cambiarle los de la comida por otros de consumiciones, y en ello estabamos cuando un incauto, el de la Harley, tuvo la mala idea de acercarse a Antón por la espalda, acompañado por dos amigos mas, y darle un toquecito en el hombro....
-Oye tu, desgraciao.....No tuvo tiempo a decir mas.
Un especialista de la guerrilla jamás perdona un golpe en la espalda, lo siente como una amenaza mortal, como si de ello dependiera su vida. En un movimiento rápido, se volvió, y a la vez que le tiraba al suelo, le partío el codo, y le pisó el cuello. De sus dos amigos, nada mas se supo, se volatilizaron en un segundo, y Antón habilisimo, empezó a gritar...
-Un siñor se ha resbalado¡¡¡¡¡.......
Se armó un tumulto de gente que fueron a ayudar al infeliz, momento en el que el bueno de Antón, explicaba como al darse la vuelta para saludarlo, ya que eran conocidos de la ruta, tropezó con él debido a su visión defectuosa, y le hizo caer. Todos asentían y maldecian la mala suerte. Yo aproveché para mangar unos cuantos tickets de consumiciones en el bar. Y al infeliz se lo llevarón en la ambulancia.
Fue entonces cuando fuimos a instalarnos que caimos en la cuenta que no teniamos donde dormir, ni sacos, ni tienda, ni nada. Antón dijo que no habría problemas, que dormiriamos calentitos, que ya le había echado el ojo a un sitio, y fuimos a emborracharnos al bar, hasta la hora de la excursión.
Con casi una botella de vodka dentro y yo una de licor de hierbas, muy parecido al orujo, nos dispusimos a seguir a la caravana que nos conduciría a algún paraje de innegable belleza. La comitiva la abrian unos motoristas con peto naranja, a los cuales no había que sopbrepasar bajo ninguna circunstancia, y fue coronar un cambio de rasante apenas iniciada la partida cuando el lo alto de la loma vimos a la Guardia Civil con los pirulos encendidos, un Renault 4 en un lado y un Patrol al otro.
-A ver señores¡¡, control de documentacion....-
-Ganas de tocar los huevos..¡¡¡-. Gritó alguno por allí.
Estabamos unos cien motoristas, cabreados, y conscientes de que eso llevaría horas y nos perderiamos la excursión y la visita a la destilería, cosa que de ningún modo estaba dispuestio a tolerar Antón.
A petición de Antón solivianté a los compañeros, que se arremolinaron a gritos, con las peticiones de calma por parte de los organizadores, y un buen atasco en la carretera, y bocinazos, y risas, insultos, y acelerones, momento en el cual en un visto y no visto desapareció Antón, entre la maleza de la cuneta, para aparecer unos momentos mas tarde, guardando en su bota la navaja de guerrillero, y sonriendo ampliamente.
-Todo bien Tony. Tu y yo riir enseguida.- Me dijo.
Fue decir eso y ver como se despeñaba el Renault 4 ladera abajo, gracias al buen hacer de Antón que se había encargado de quitar el freno al coche y darle un leve empujón, con el consiguente alborozo del gentio y la desesperación del cabo, el sargento y los dos números, que se pusieron muy rojos y preocupados, y que corriendo subieron en el Patrol para ir a ver el estado en el que había quedado el coche, desmontando el control, dandonos vía libre, e inconscientes de que Antón, había "trabajado" también el circuito de frenos del todo terreno, al cual vimos salirse a lo lejos de la carretera, volcando posteriormente, para desesperación y locura del sargento que pistola en mano amenazaba con matar a las hordas rojas, a los masones, y a Sadam Hussein.
En el siguente cápitulo, contaré como pasamos la noche, como Antón estaba siendo feliz, "Los mijiores dias de mi vida" decía mientras me abrazaba y me juraba amistad eterna, a la vez que me prometía ahorrar para comprarse una moto nueva, "no mas putas, Tony, no gastaré dinero en putas", y me decía, una como esas quiero, señalando una Rocket III que casualmente era de la misma marca que la mia.
Nos vemos.
Tony Perry>>
Capitulo siguiente (http://www.elclubtriumph.com/?name=PNphpBB2&file=viewtopic&t=12957&hig hlight=&sid=382fc42b89bfd4a9cef793348149ec02)
<<Mete el bollo al horno.
Pasé dos noches con el sueño convulso. Tenía visiones de motos, de mi moto negra y azul, de las motos de colorines, de los gandes heroes de la época dorada del motociclismo, Tormo, Champi Herreros (mi idolo), todo ello entremezclado con bandas sonoras del Fary, de Elvis, y de La niña de la Puebla cantando villancicos, de la Vicky, lo cual provocaba en mi erecciones, tenía también el estomago revuelto y ardores con sabor a ginebra y anchoas en aceite.
No cabe duda que nuestra pronta partida hacia la concentración había causado efectos en mi bienestar, incluso dejé casi por completo la bebida, y eso motivaba estos efectos nerviosos en mi comportamiento. Otra cosa era Antón, era tal su estado de excitación, y es que hay que reconocer que se había pasado mas de media vida cumpliendo ordenes y sin tener un día libre de "verdad", primero el orfanato en Ucrania, luego la prisión por robos menores, de allí al ejercito, luego mercenario y ahora sicario de la mafia sovietica, era tal su estado de excitación, que incluso en un despiste le rompió dos dientes de un sopapo al guardaespaldas del alcalde que era asiduo al club donde ejercía de portero. Se armó un jaleo importante y por eso no hubo objeción en que se tomara unos días libres con el beneplacito de Vladimiro, hasta que se calmaran las cosas.
La concentración motera, de la cual aspirabamos a ser protagonistas en camaradería, se celebraba al norte de la isla, en un pequeño pueblo cerca del mar, apenas una aldea con parroquia, cuartelillo de la Guardia Civil y algún reducto de una comuna hippie. Pasamos el día anterior limpiando las motos, la mia era preciosa y la otra, era lo que era, un montón de hierros viejos pringados de acaite, con el manillar doblado y sin espejo izquierdo. Pero no había que subestimar el potencial de aquella máquina en manos del bendito de Antón. Al carecer de dos cosas, escrupulos y visión esteroscópica debido a la falta del ojo, podriamos decir sin temor a equivocarnos que su conducción sobrepasaba los límites de la fortuna y echaba por tierra todas las leyes físicas en cuanto al equilibrio. Daba miedo verlo entrar sin frenar en las curvas, inclinando lo indecible, moviendose la moto como una serpiente y él riendo como un loco poseso, y provocando eso si, innumerables situaciones de peligro y accidentes.
Preparamos asimismo el equipaje. Yo el mio y él el suyo. Vi que metía un montón de cosas inutiles y sin sentido, pero no consentí que metiera la Beretta de 9m/m.
-No la vas a necesitar Antón, alli todos somos camaradas....-Le dije.
-Siempre si nesesita pistola. Pero no quiero que tu infades, no llevaré- Me dijo.
En apenas veinte minútos estabamos en el lugar de la cita. En el trayecto nos pasaron muchas motos de colorines con todos los tios niquelaos en conjunto, y no pude contener a Antón que se picó con un fulano de una Harley Sportster, al cual ayudamos mas tarde a sacar la moto de la cuneta, entre las carcajadas de Antón, impasible a los insultos y a las increpaciones del motero que se empeñaba en hacerme saber que le había dado una patada y que por eso se había salido de la vía.
-Dejalo correr.....-Le decía yo.
-¿Correr?, lo que voy a hacerle es matarlo.....-Decía el incauto con pintas de progaramador de informática en alguna multinacional.
Nos pusimos en la cola para inscribirnos, mientras observabamos la multitud de motos de todos los tipos que había. Los demás no podian dejar de mirar a Antón, con sus casi dos metros, con sus brazos como mis piernas de gruesos, y con el parche del ojo que le daba un aspecto siniestro.
Pagamos la inscripcion, discutimos con el chico que nos dió los tickets de las comidas, los de la disco y el de las dos consumiciones en el bar, y es que no hubo manera de cambiarle los de la comida por otros de consumiciones, y en ello estabamos cuando un incauto, el de la Harley, tuvo la mala idea de acercarse a Antón por la espalda, acompañado por dos amigos mas, y darle un toquecito en el hombro....
-Oye tu, desgraciao.....No tuvo tiempo a decir mas.
Un especialista de la guerrilla jamás perdona un golpe en la espalda, lo siente como una amenaza mortal, como si de ello dependiera su vida. En un movimiento rápido, se volvió, y a la vez que le tiraba al suelo, le partío el codo, y le pisó el cuello. De sus dos amigos, nada mas se supo, se volatilizaron en un segundo, y Antón habilisimo, empezó a gritar...
-Un siñor se ha resbalado¡¡¡¡¡.......
Se armó un tumulto de gente que fueron a ayudar al infeliz, momento en el que el bueno de Antón, explicaba como al darse la vuelta para saludarlo, ya que eran conocidos de la ruta, tropezó con él debido a su visión defectuosa, y le hizo caer. Todos asentían y maldecian la mala suerte. Yo aproveché para mangar unos cuantos tickets de consumiciones en el bar. Y al infeliz se lo llevarón en la ambulancia.
Fue entonces cuando fuimos a instalarnos que caimos en la cuenta que no teniamos donde dormir, ni sacos, ni tienda, ni nada. Antón dijo que no habría problemas, que dormiriamos calentitos, que ya le había echado el ojo a un sitio, y fuimos a emborracharnos al bar, hasta la hora de la excursión.
Con casi una botella de vodka dentro y yo una de licor de hierbas, muy parecido al orujo, nos dispusimos a seguir a la caravana que nos conduciría a algún paraje de innegable belleza. La comitiva la abrian unos motoristas con peto naranja, a los cuales no había que sopbrepasar bajo ninguna circunstancia, y fue coronar un cambio de rasante apenas iniciada la partida cuando el lo alto de la loma vimos a la Guardia Civil con los pirulos encendidos, un Renault 4 en un lado y un Patrol al otro.
-A ver señores¡¡, control de documentacion....-
-Ganas de tocar los huevos..¡¡¡-. Gritó alguno por allí.
Estabamos unos cien motoristas, cabreados, y conscientes de que eso llevaría horas y nos perderiamos la excursión y la visita a la destilería, cosa que de ningún modo estaba dispuestio a tolerar Antón.
A petición de Antón solivianté a los compañeros, que se arremolinaron a gritos, con las peticiones de calma por parte de los organizadores, y un buen atasco en la carretera, y bocinazos, y risas, insultos, y acelerones, momento en el cual en un visto y no visto desapareció Antón, entre la maleza de la cuneta, para aparecer unos momentos mas tarde, guardando en su bota la navaja de guerrillero, y sonriendo ampliamente.
-Todo bien Tony. Tu y yo riir enseguida.- Me dijo.
Fue decir eso y ver como se despeñaba el Renault 4 ladera abajo, gracias al buen hacer de Antón que se había encargado de quitar el freno al coche y darle un leve empujón, con el consiguente alborozo del gentio y la desesperación del cabo, el sargento y los dos números, que se pusieron muy rojos y preocupados, y que corriendo subieron en el Patrol para ir a ver el estado en el que había quedado el coche, desmontando el control, dandonos vía libre, e inconscientes de que Antón, había "trabajado" también el circuito de frenos del todo terreno, al cual vimos salirse a lo lejos de la carretera, volcando posteriormente, para desesperación y locura del sargento que pistola en mano amenazaba con matar a las hordas rojas, a los masones, y a Sadam Hussein.
En el siguente cápitulo, contaré como pasamos la noche, como Antón estaba siendo feliz, "Los mijiores dias de mi vida" decía mientras me abrazaba y me juraba amistad eterna, a la vez que me prometía ahorrar para comprarse una moto nueva, "no mas putas, Tony, no gastaré dinero en putas", y me decía, una como esas quiero, señalando una Rocket III que casualmente era de la misma marca que la mia.
Nos vemos.
Tony Perry>>
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