Día 17. Ljubljana - Lago di Garda. 520 km. 9h
Es hora de continuar nuestro viaje rumbo a casa. Nuestras vacaciones en moto tocan a su fin.
Aprovechando que tenemos que cruzar Italia, no nos resistimos a hacer un par de puertos de los Dolomitas que no conocíamos: El passo Fedaia y el Manghenpass.
Como siempre, madrugón y a tirar millas. Por la autopista unos bancos de niebla terminan por engullirnos
En las autopistas Eslovenas no se para, con pasar lento por debajo de estos arcos te leen la pegatina.
Y en un ratillo llegamos a Italia!
Qué gozada de montañas
Dejamos la autopista para subir hacia el norte
Wowowowwwww, todos los semáforos en verde! Los hacemos todos?? No, loco, céntrate, que no tenemos más días...
Nos dirigimos tal y como habíamos planeado al Passo Fedaia, a admirar la Marmolada. GO!
Mirad las casitas para haceros una idea de la magnitud del paisaje
Tras subir el puerto, divertidísimo por cierto, aquí la tenemos
Se nota la felicidad?
Tras un descanso en la cima para divisar los increíbles paisajes continuamos nuestro camino.
Las formaciones rocosas no dejan de sorprender!
Pasamos la carreterita de la presa del Lago di Fedaia para ver las vistas desde el otro lado
Y continuamos, chorros de babas a diestro y siniestro
En nuestro camino nos encontramos infinidad de moteros, normal, esto es territorio comanche.
Pero no os descuidéis ni un segundo con la velocidad porque estos amigos naranja son omnipresentes
Antes de llegar al Manghenpass vemos una pinada llena de domingueros, es la hora de comer, osea que no nos resistimos a unirnos a la fiesta!
Y seguimos para arriba! El Manghenpass es un puertecillo con una carretera miserablemente estrecha, aunque bien asfaltada. No destaca en nada más que por ser diferente, poco transitado, arbolado. Es modesto pero nos gustó
A la bajada, un montón de florecillas rosita decoraban las laderas. Muy yeyés
Finalmente nos vamos acercando al Lago di Garda! Precioso paraje, verdad?
Aquí tenemos fichados un montón de campings, pero siendo sincero, no sé qué esperar. Esto es la playa en las montañas. Mucho veraneo pijales, veremos si hay un trozo de tierra donde poner la tienda...
Bueno, hemos llegado. Os he de reconocer que no me apetecía nada llegar a este punto de la narración, pero qué le vamos a hacer, ahora sabréis por qué...
Como os decía, el lago este es un super-resort de vacaiones tipo costero. Al bajar el tráfico se intensifica, vemos tiendas de surf, gente en bikini y bañador, mucho chulo'playa. No confiamos en que vayamos a encontrar sitio, porque siendo las fechas que son, parece que está todo abarrotado. Preguntamos en un camping y nos dicen que no hay sitio. En el siguiente nos dicen si queremos meter la tienda en un cacho de tierra de 2x2 m por un precio desorbitado. Decimos que nanai. A todo esto, el calor es abrasador. Yo me quedo en la moto con todos los trastos y Urmila va a probar suerte. Ya cuando yo hubiese tirado la toalla y hubiera tirado millas, Urmila insiste en preguntar en un tercer camping. Parece que hay suerte! Ale, pues para adentro.
Nos indican que la zona de acampar está al fondo del camping. Insistimos en pagar ya porque queremos salir temprano. Se hacen los remolones. Les decimos que es importante que salgamos pronto, no podemos esperar a las 9.30 a que alguien se persone en la caseta. Nos dicen que la puerta estará cerrada, que imposible. Nosotros les decimos que si quitamos las maletas pasamos por donde los peatones. Al fin, parece que acceden a venir un poco antes. Nos toman nota de todo y listo.
Llegamos a la zona de camping. Aquí la moto no la podemos aparcar pegada a la tienda, sino que ha de estar en el camino. Bueno, está como a 4 metros, osea que tampoco es problema. El calor es insoportable. Nos quitamos la ropa y nos quedamos en camiseta y coulotte de ciclista, que acostumbramos a llevar debajo de los pantalones de la moto.
Vamos descargando las cosas apilándolas en una montaña allá donde queremos establecer el campamento. En un ir y venir vaciamos las maletas y nos disponemos a montar la tienda.
Cuando reorganizamos los trastos nos percatamos de que falta la bolsita que lleva urmila en la pierna!
WHAT?? Nerviosos la buscamos una y otra vez. No puede ser... no hay nadie alrededor! Estamos en el culo del camping! Hemos tenido todo el rato el montón de cosas a la vista!
Después de rebuscar, separar las cosas, mirar dentro de todo nos rendimos ante la evidencia: nos han robado.
Bueno, toca poner denuncia, anular las tarjetas, etc... al menos tenemos mi cartera... mi cartera? Dónde está? Se la había dejado a Urmila en el checkin para que le diese mis docus y en lugar de devolvérmela se la guardó temporalmente en su bolsita (cosa que en la vida habíamos hecho, pero mira qué coincidencia más desafortunada). Osea, balance de pérdidas:
- tarjetas de ambos
- Documentación de ambos
- Documentación de la moto
- Móvil de Urmila
- El efectivo que nos quedaba, osea no tenemos un puto duro
En una búsqueda rápida alrededor del camping me percato de un detalle. La parte trasera del camping no está cerrada, todo lo contrario, hay una puerta sin control alguno que da a un paseo tipo marítimo. Es la entrada ideal para cualquier carterista. Vamos a recepción y le decimos a la mujer que llame a la policía. Nos dice que nanai, que vayamos a la comisaría y pongamos una denuncia. Me da la impresión que lo que no quiere es que se perturbe la paz en su camping. Le decimos que si no quiere llamar ella que voy a llamar yo. Se pone un poco en situación al menos. Nos confiesa que lo mismo que nos ha pasado a nosotros pasa a veces, de hecho les sucedió hace menos de una semana a otra pareja... ¿y no habéis pensado en aumentar la puta seguridad? bueno, dice, hay una cámara en esa puerta. Nos invita a revisar las imagenes. Yo no comprendo el propósito, pero bueno. Urmila se queda ahí frente al monitor mientras yo voy a revisar todas las papeleras del paseo a ver si han saqueado la pasta de la cartera y arrojado lo demás por ahí. Pero madre mía, el paseo es largo y hay un montón de papeleras y contenedores... hago lo que puedo, pero en mi segunda pasada observo como han crecido los desperdicios en las papeleras en una hora escasa, osea que de estar, nuestras pertenencias se encontrarían enterradas. Vuelvo al camping a por Urmila para que me ayude en el escrutinio de las papeleras... pero nada. Vamos a los cajeros a ver si han intentado sacar pasta y han arrojado por ahí los trastos... nada. Mientras tanto llamo a mi padre para que me ayude a cancelar las tarjetas. Son las 7.30 de la tarde y llevamos como 2.30h con el follón... nos damos por vencidos.
Volvemos al camping a beber algo y serenarnos, porque estamos hiperactivos.
En eso que mientras hablo con mi padre me entra una llamada de un número italiano. La contesto. Se trata de el policía de la comisaría del pueblo de arriba.
- Es usted Carles Solaz?
- Sí
- Ha perdido algo?
- Eeeemm, sí!
- Resulta que una señora ha encontrado su documentación y la de una tal... Ur...
- Urmila! Sí! Madre mía, está todo?
- No lo sé, pueden venir mañana por la mañana y lo ven
- No podemos ir ahora?
- Si es rápido sí.
Nos explica cómo llegar. Les dejamos a los vecinos a cargo algunas cosas nuestras y salimos disparados hacia la comisaría. Con las prisas nos vamos en sentido contrario y nos toca dar la vuelta.
Resultado, estaba todo excepto el efectivo, obviamente. Hasta el móvil de Urmila. Imaginamos que por lo viejuno no les interesó.
El policía se había estado divirtiendo haciendo de detective. Sabéis al final de un capítulo de series policíacas cuando el prota se regocija contando los detalles de cómo ha conseguido detener al culpable? Pues fue algo así.
Resulta que habíamos pillado una pegatina del camping donde estábamos y la había guardado en la cartera, que ahora tenía él. Llamó a la recepción pero la señora se ve que no tuvo a bien contestar al teléfono. Lo hizo en repetidas ocasiones. Ante la imposibilidad de contactar, cogió el móvil de Urmila que no tenía patrón de desbloqueo y buscó el Carles más reciente en las llamadas y bingo! Ahí estaba yo.
Bueno, le dimos mil gracias, pudimos respirar tranquilos. Pero el mal sabor de boca ya no se nos iba a quitar. El sitio tan bonito en el que estábamos quedó totalmente mancillado por la obra de algún hijo de puta. Ojalá se gaste la pasta en algo que le joda y mucho

que el karma lo aplaste sin piedad.
La cara de gilipollas que se nos quedó no tenía parangón. Como si fuésemos nuevos. Todo junto. "Descuidado". En fin, discursitos ya hemos aguantado unos cuantos, así que os agradecería que os los ahorráseis
Sólo os cuento esto para que lo tengáis en la mollera y no bajéis la guardia ni un momento. La única vez en todo el viaje que hemos tenido todas las cosas juntas y ha sido suficiente para tener esta mala suerte...
A estas horas nocturnas sólo queremos cenar y acostarnos. Mañana saldremos cuando les de la gana aparecer por recepción y punto.