Hola, perdón de antemano pero estoy con el móvil.
Hace años, vamos no tantos pero el delito ha prescrito

tuve un encuentro parecido con un deportivo alemán, muy entretenido.
Iba yo tan creído de que llevaba una imbatible máquina de hiperespacio, sobrado y confiado en mi montura que se me ocurrió apretarle en la A3 dirección Valencia a este coche.
El hombre me vio por el retrovisor, le dio un pisotón al acelerador y me dejó clavado. Yo Iria en cuarta, y aunque le enrosqué el gas como si no hubiera mañana no hubo manera de pillarlo. Pero como suele pasar en la vía pública las circunstancias del tráfico nos hicieron cortar.
Ahora si, pensé yo, ahora no me pillas desprevenido. Bajé todas las marchas que pude, me pasé al carril derecho y abrí gas empalmando marchas hasta llegar a velocidades absurdas cercanas al tope de los 160 cv que llevaba debajo del culo.......
Cuando despegué el casco del depósito un pelín para mirar por el espejo, no pude creer lo que vi. ¡Estaba pegado a mi culo!
Volví al carril derecho el cual había abandonado en pleno éxtasis acelerando, solté el gas viendo como aquel aparato se alejaba, acepté mi derrota y abandoné la autovía en una salida que no era la de mi destino.
Paré dónde pude, a salvo del resto del tráfico y me bajé tembloroso de la moto.
Aquel día recibí una cura de humildad importante. Aprendí a no subestimar nunca a nadie y lo mas importante, aprendí lo absurdo de hacer una cosa así y lo gilipollas que había sido.
Di la vuelta, volví a casa todavía tembloroso y abracé a mi mujer.
Desconozco los caballos que tendría ese coche, yo lo confundí con un deportivo más normal por lo discreto de su diseño, pero os aseguro que recuperaba y aceleraba casi como mi moto, con un rugido brutal. Jamás he visto en carretera un coche igual después de aquello. Todavía hoy lo recuerdo y se me ponen los pelos de punta.
Un saludo y perdón por el tocho.