cuando empiezan a hacerte chapuzas y te las cobran a precio de oro y sin prácticamente derecho a reclamar, (la mayoría de las veces te cuesta más caro esto), empiezas a aprender.
A cambiar pastillas, a sangrar frenos, a ... a pintar habitaciones, a reparar el chapado del cuarto de baño, etc. etc.
La avaricia rompe el saco.