Como sois muchos los nuevos que seguro que no lo habéis leído, lo reedito para poner a prueba vuestros más bajos instintos...
Espero que os guste...
Pd. Dedicado a josest...
9:00 AM. Llegamos a la Factory 2 y en la puerta nos esperan ocho Rocket III Roadster con cara de malas pulgas y una Touring.
Como llevábamos todo el equipaje, entramos en fábrica a dejar las maletas y equiparnos y desde dentro saco la primera foto.
Cuando estoy listo me entregan una hoja en la que hay una serie de advertencias referidas a la conducción en carretera abierta y en la que pone que yo y sólo yo soy el responsable en caso de accidente. Pienso que si no la firmo, fijo que no me dejan la moto, y que no me he pegado la paliza de ir hasta Hinckley sólo para verla, ¿no?. Pues venga, dame el boli, que para eso soy de al lado de Bilbao.
De paso, nos advierten de la necesidad de respetar las normas (sí hombre, aquí que no me conocen…), mantener la distancia de seguridad y nos indican quién hace de road leader y quién cierra el grupo. ¿O sea que no me puedo picar con el alemán?. Pues vaya…
Salimos hacia las motos y nos dicen que podemos elegir la que queramos, que son todas diferentes porque llevan montados distintos accesorios y que podemos intercambiarlas en cualquier momento, pero yo, que soy hombre de una sola mujer, no hago mucho caso y me enfilo a por la que tenía la cara de más mala hostia, que además era la que llevaba escapes cambiados, más roncos. Se va a enterar esta…
“Humphrey que estás muy gallo, frena un poco, que así no te comes una mierda…” Ejem, es mi conciencia, que para estas cosas es más prudente que yo. Venga va, te hago caso. “Hola cariño, ¿estudias o trabajas?”. Antes se decía esto, ¿no?.
Ciertamente, lo reconozco, no lo tenía muy claro cuando vi de cerca a la nena. Pero me guiñó un faro y me dijo “Ride me”. Y yo, que inglés no sabré, pero que cuando una dama te lanza una de estas sé perfectamente que o entras a matar o ya no hay tema, me fui p’allá sin pensarlo dos veces… porque si lo pienso no sé yo…
La monto y me digo “Ahora le quito la pata de cabra ¿y …? ¿Y el contacto…?. Parece coña, pero es que no tenía ni idea de donde estaba. Sí, claro, ahora diréis todos a coro “Humphrey, pareces nuevo, ¿donde va a estar?, ¡¡pues donde todas!!”. Sí, claro, después de visto todo el mundo es listo, no te jode. Pues no, no está ahí.
Disimulando, vuelvo a bajar, miro a un lateral, miro al otro, y nada, ni flowers. En esto que, como quien no quiere la cosa, le miro de reojo a Klaus (el colega alemán, que me dijo que tenía una Classic) y le vi “metiéndola” mano entre los relojes y la pequeña cúpula transparente de la suya (la mía era más chula, en negro, je, je, je…). Pues eso, el contacto está DETRÁS de los relojes, que lo sepáis los que no lo sabíais. Y añado que hay poco sitio para “meterla” mano, pero aunque es estrecha, entra.
Giro la llave y la moto hace el chequeo habitual y la bomba de gasolina hace el mismo ruido que hace la mía cuando lleva un par de días sin arrancar. Marca 750 millas, unos 1.200 kms.
Desembrago, palabra erótica donde las haya (y lo he dicho bien, no hace falta que preguntes a San Google), y pulso el botón de arranque. La moza despierta de su letargo y me recompensa con una voz recia. De marimacho, decíamos de pequeños. “Tú y yo nos vamos a llevar bien, cariño, ya lo verás”, le digo, intentando rebajar la tensión del primer momento.
Meto primera y no hace clonk. ¡¡¡Ahivalahostia!!!. Fijo que lo he hecho mal. Punto muerto y vuelvo a meterla, … la marcha. Nada, hasta dentro y no protesta. Joder que relación más rápida, ni preliminares ni leches, se deja querer desde el principio. Pero no me termino de fiar, porque bien sabemos los vascos que en Euskadi follar no es pecado, sino un milagro. Así que, con la mosca detrás de la oreja, sigo al tema y empiezo a embragar (toma más erótica) muuuuuuuy despacio, acariciándola a dos manos, suave con la maneta, suave con el acelerador. Y coge la tía y no sólo me deja hacer, sino que va y me corresponde de la misma manera despaciiiiiito, suaaaaaave.
Claro, pienso, es que esta no es vasca, y yo, la verdad, experiencia con las guiris, confieso que ninguna. Es mi primera vez y no me creo que sea tan fácil. Fijo que es la falta de costumbre.
Dejamos la fábrica y pillamos carretera abierta, a ritmo dominguero y más pendiente de no irme sin querer que de mi chica (irme sin querer es sinónimo de comprarse una parcela, guarros). Parece fácil, pero eso de intentar ligar con una mujer de bandera, de las que asustan, y guiarla por carreteras que no conoces y que encima se trazan al revés, es para hacer que se le corte la excitación a cualquiera. O sea que sigo centrado en mi chica, en no dar gatillazo (también es sinónimo de lo de antes, ¿eh?) y en seguir la rueda de Klaus, que va detrás del road leader.
No llueve, pero ha amanecido todo mojado y las humedades, aunque en otras relaciones son bienvenidas, en esta no tanto. No me hace mucha gracia eso de deslizar tan pronto, así que sigo tratándola con mucho cariño y dulzura para hacerme a sus curvas y buscar el momento de dar un paso más. Compañera, parece que empieza a haber feeling…
Empiezo a coger confianza y a pillarle el truquillo al carril izquierdo pero me cuesta bailar en curvas lentas (se nota esa delantera de 150). Pruebo haciendo presión con los pies y mejora mucho la cosa. Me deja hacer, aumenta el feeling, pero no veo el momento de entrar a matar. Tranquilo, Humphrey, que queda media mañana.
Juego con ella. Perdón, jugamos uno con el otro. La dejo caer, la subo, responde rotunda, se está acelerando. Además, desaparece la humedad del suelo. Eres mía, cariño, lo estoy notando.
Ahora me dejo caer yo (vamos, que abro hueco con Klaus) y cuando veo cacha, digo cacho, le doy al mango, al de ella. ¡¡¡Ehhhhh!!! ¡¡¡No llegues todavía, nena¡¡¡ Sigamos disfrutando.
Cruzando pueblos, segunda a punta de gas, 2000 vueltas y ronronea. Encima le gusta que la miren, la muy jodía. En vías despejadas, fuera de miradas, me toca a mí, que soy más de que no haya mirones, la subo a 6000 vueltas y me recompensa con toda su caballería. ¡¡¡Guauuuuu!!!. Sigue así, nena, estás haciéndolo muy bien. ¿A que yo también?. Por supuesto, me dice que yes.
De mutuo acuerdo, decidimos hacer una pausa. Luego nos vemos, baby, no te vayas.
Durante el café comento que es muy buena chica, pero que tiene un salto entre 2ª y 3ª que en reducciones fuertes puede dar algún susto. De frenos anda sobrada, sabe pararte los pies, pero que tiene mucha, mucha marcha, y que no creo que haya muchos hombres que se la acaben. Yo fijo que no, pero que me quiten lo bailao. Todavía queda la segunda parte, y hace un rato que ya estamos los 2 calientes…
Y se nota. ¡Vaya que si se nota!. Bailamos, nos contorneamos, subimos y bajamos. Y nos ponemos a 100, que en Inglaterra son más que 100 en España. Claro, tú ves eso en el reloj y te crees que vas despacio, pero tu cuello te dice que no. Y tiene razón. Por cierto, la cúpula muy chula, pero sólo eso.
Además, conducir por la izquierda no es precisamente la mejor de las opciones para llegar hasta el final. Es preferible tomar precauciones para no tener que arrepentirte el resto de tu vida por un calentón. Y, de mutuo acuerdo, nos ponemos a ello, lo cual no resta ni un ápice a la intensidad del momento. Al contrario, lo alarga.
Volvemos a bailar, a querernos, nos compenetramos muy bien, cabalgamos entre nubes, sale el sol y nos da calorcito del otro, somos el uno para el otro y …. llegamos a la vez a la fábrica. Ha sido impresionante, baby. No te olvidaré tan fácil.
Me separo lentamente. Ahí está, reluciente, orgullosa, sabedora de que ha ganado. De que es más mujer que yo hombre. Pero puedo decir con orgullo que el alemán me frenaba cuando mi chica me pedía más y yo estaba por la labor de darle.
Es una pena, pero no es mi chica. Ni podrá serlo nunca. No soy lo suficiente hombre como para tenerla contenta y sé que se aburriría de mí. Por eso, la voy a dejar, para que su busque a uno como Pulpi, que sé que no es celoso y que son almas gemelas.
Si algún día os cruzáis con ella, saludarla de mi parte. Si la tratas con cariño y dulzura te lo devolverá de la misma manera, si le haces cosquillas y le tiras los tejos, te sonreirá pícaramente, pero, ¡cuidado!, cuando creas que la has conquistado, te los cogerá con una mano y te dirá que la dejes de vacilar, que la agarres fuerte y que le des mambo, pero que hasta que no tenga lo suyo no te los suelta.
Recuerda abajo mandas tú, arriba manda ella.
Hasta nunca, baby. Y ten cuidado con las humedades, que son muy traidoras. Vente p’al sur, que te irá mejor.
Bye, bye, queen of the road.
me he puesto palote 
