"El gran viaje de Clemente"

Foro para vuestras vivencias en moto, los viajes, rutas que habéis hecho o cualquier otro relato.
Responder
carlosrdtm
COLABORADOR
COLABORADOR
Mensajes: 1058
Registrado: 03 Jun 2011, 18:02
12
Moto:: Tiger 1050 se
Ubicación: BCN

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por carlosrdtm »

Buenísimo!!!, quedo a la espera de próximos capítulos := , muchas gracias pate.

:XX: :XX: :XX:
pate
Triumphero Maestro
Triumphero Maestro
Mensajes: 1729
Registrado: 03 Oct 2004, 00:00
19
Moto:: Bonneville T120 Ace
Ubicación: Pamplona (Reyno de Navarra)
Has vote: 1 time
Been voted: 24 times

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por pate »



<<Tres pacharanes con hielo en vaso largo después, cuando uno está en ese momento de ligera adormilación, ese momento en que uno se encuentra tarareando internamente una canción sin cesar, recobró el aliento necesario y la templanza exigida para retomar su camino. Destino, el edificio donde ejercía su labor profesional. Clemente se dedicaba con gran profesionalidad a custodiar la entrada y salida de un parque de ambulancias del ministerio correspondiente. Abrir la cancela a las ocho y cerrarla a las tres de la tarde era su cometido principal. Entretanto anotaba en una pequeña libreta las idas y venidas de los vehículos.

Se puso el casco Bieffe, negro, se colocó los guantes Clice, se tuvo que quitar los guantes para abrocharse el casco (le pasaba cada vez), ya que la torpeza de sus dedos impedía hacerlo con ellos puestos, y se dispuso s arrancar la motocicleta.

Como quiera que la humedad era mala compañía de los precarios sistemas eléctricos de la Sanglas, y aunque la lluvia había cesado, dejando ese olor a tierra mojada, ese brillo en el asfalto encharcado, el primer intento de poner en funcionamiento el motor, resultó baldío. El segundo, mas largo e intenso, también. En el tercero, la batería dio muestras de fatiga, y en el cuarto ya no daba síntomas de estar en disposición de arrancar nada.

Recordó vagamente las instrucciones del vendedor para arrancar la moto a patada. Según el comercial, una forma mas autentica y motorista de hacerlo. No retuvo en su memoria la advertencia de hacerlo con cuidado, ya que la elevada compresión del cilindro podría provocar algún tipo de inconveniente físico en su pierna.

Desplegó la palanca de arranque, puso el pie sobre ella y soltó una, según creía él, fuerte patada. Para su desgracia, había olvidado poner punto muerto, y la moto tosió y salió unos pasos hacía adelante a trompicones. Dicen que hay gente afortunada, y Clemente era un tipo con mucha suerte, al menos en la encomienda de manejar una moto. Consiguió que la moto no cayera al suelo, aunque no pudo evitar que le venciera el peso a su lado y le aplastara el estómago contra uno de los álamos de la avenida.

La segunda intentona fue de manual. Esta vez si que puso el punto muerto. Lanzó una terrible patada y la palanca le devolvió el golpe con la misma intensidad. El dolor cegó al pobre Clemente, que notó una especie de crujido en la rodilla y una extraña sensación de frío en el pie. Dicho frescor estaba provocado por la perdida del mocasín, que habiendo salido disparado hacia el medio de la calle, tuvo a bien aterrizar en un charco de la misma.

Una vez recuperado el zapato, y en menor medida el dolor de la rodilla, tuvo que quitarse el casco y los guantes. Empezaba a estar acalorado. Excepto el pie que notaba húmedo y frío. Tercer intento y éxito absoluto. La moto había cobrado vida, y el traqueteo de su propulsor, hacía que diera unos ligeros saltitos en la pata de cabra. Era una moto vigorosa, de eso no cabía duda. Se puso el casco, se puso los guantes, se quito los guantes, se ató el jet, y se volvió a colocar los guantes. Era una secuencia tediosa, la verdad.

Se sentó en la moto, empujó adelante la máquina, está cayó según lo prescrito, y tan sólo quedaba dar la vuelta y retomar la marcha, esta vez si, en sentido correcto. Parecía una maniobra sencilla a ojos de un profano, pero girar una moto de gran cilindrada en una calle de apenas tres carriles amplios, se le antojó complicado. No obstante, gracias al valor que infundían los tres vasos largos del licor anisado, y a esa melodía que sonaba en lo mas profundo de su cabeza, y que tarareaba inaudiblemente, superó el reto una vez más, a la primera.

Ya no pensaba que era tan mala idea lo de comprarse una moto. De nuevo le invadió un cierto grado de optimismo y llegó al convencimiento que lo que le faltaba era experiencia. La música seguía sonando en su interior cuando emprendió la marcha. Primera, segunda y tercera. El resto de marchas quedaban para mas adelante. Llegaría el momento de exprimirlas a conciencia. Cierto es, que los movimientos parecían surgir de modo mas espontáneo, si bien, alejados de la coordinación requerida para denominarlos fluidos.

La larga avenida desembocaba en la plaza circular, y el tráfico seguía siendo escaso. Observaba con asombro como todos los semáforos lucían de un intenso color verde y no dudó en estrujar el acelerador. La velocidad era increíble, el aire en la cara e introduciéndose por la camisa, el pie húmedo con una sensación de hormigueo, la canción retumbando en su cabeza, el placer, la velocidad.

Una manzana mas lejos, un pobre hombre, funcionario de Correos, salía de una casa de socorro, tras haberse sometido a las curas prescritas, después de haber resultado herido en el cuero cabelludo y cara, heridas provocadas por una explosión fortuita en un concesionario de la ciudad. En dicha consulta, aprovechó para ver la evolución de otras heridas diferentes producto de un desgraciado accidente de tráfico. Estas últimas no acababan de sanar convenientemente y le provocaban un caminar extraño. Un andar inseguro y tambaleante. Cuando se disponía a cruzar por el paso de peatones mas próximo, con su andar errático, y su visión un tanto mermada después de la cura con medicamentos apropiados para tratar quemaduras en la piel, y que mas tarde supo, le provocaban una alérgica reacción, algo perturbo dicha maniobra.

Un bólido azúl, de sonido aterrador, rozó su cuerpo y provocó que cayera de espaldas en el alcorque de un árbol de la avenida. Como todos ellos, contenía heces y orines de perro, colillas de tabaco, papeles varios y producto de la intensa lluvia, agua sucia y barro. Este también tenía un botellín de cerveza y un pedazo de pan.

A pesar de su estado físico y emocional, sorprendió al atónito público con un rápido movimiento de recuperación de la verticalidad. Producto del cual quedo chorreando, con un olor incómodo, e incomprensiblemente, sujetando una botella de cerveza en la mano. Siendo como era, y comentaba el personal, un devoto del Cristo de la Peña, verlo blandiendo amenazadoramente el vidrio y soltando improperios, llamó la atención de los viandantes. Entre los cuales se hallaba una pareja de la Guardia Civil, que al ver el sujeto, que para ellos era sin lugar a dudas un mendigo borracho, desaliñado y lanzando amenazas, procedieron a encañonarle con el arma reglamentaria y a detenerlo, aplicándole la Ley de Vagos y Maleantes, con la cual dejaría de ser una amenaza para la sociedad.

Clemente apenas percibió el roce con el transeúnte. Lo atribuyó a uno de los síntomas de las vibraciones o de la alta velocidad de crucero que mantenía. Sin darse cuenta la avenida terminaba, llegaba la hora de enfrentar la Plaza de forma circular que tan bien y de forma tan brillante contribuía a entorpecer la fluidez del tráfico. Superó el compromiso reduciendo a segunda velocidad, con la vista fija al frente, entonando la cancioncilla, que ya empezaba a resultarle demasiado insistente, y provocando en su ágil movimiento derecha-izquierda-derecha, varios frenazos y volantazos de los coches que circulaban con prioridad.

Hablando de prioridades, la suya se centraba de manera primordial en conseguir el dominio de su máquina en el menor tiempo posible. Gastaría todo su tiempo libre en hacer kilómetros por carretera. Y como el trayecto que mejor dominaba era el que conducía a Peñarara, paraje donde los domingueros de paella y vino, solían acudir los fines de semana, se dispondría a realizarlo todos los días posibles. Varias veces.

Una vez llegado al parque ministerial donde guardaría la moto, en un lugar cubierto, cerca de donde estaban estacionadas tres ambulancias averiadas y otra recién llegada pasto de las llamas, se apeó de la moto, se quitó el casco que dejó sobre el asiento, abrió la cancela, volvió a por la moto, recogió el casco del suelo, donde había caído, producto de las vibraciones, montó en la moto, aceleró, caló la moto, y decidió empujarla, no sin dificultad, hasta el lugar elegido.

Llamó a la Pepi, y le hizo participe de su experiencia. Ella que estaba merendando un bocadillo de chocolate con leche, unas lonchas de cabeza de jabalí, y queso manchego, se vió entusiasmada al reconocer en la voz de Clemente una excitación comprensible. La que un ser humano tiene cuando empieza a conseguir sus anhelos. Aquella noche cenaría para celebrarlo una tortilla de patatas con cebolla y un filete empanado que había sobrado de la comida.>>


Continuará.

Paté.
Última edición por pate el 26 Ene 2014, 21:02, editado 1 vez en total.
Era tan bello el instante, que para detenerlo, sólo quedaba una opción.......el silencio.
tonitrophy
COLABORADOR
COLABORADOR
Mensajes: 6138
Registrado: 31 Oct 2008, 21:03
15
Moto:: trophy 900
Ubicación: DENIA ALACANT

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por tonitrophy »

in crescendo mi interés por el apoteósico desenlace :clap: :clap:

Si no tenemos éxito, corremos el riesgo de fracasar ..... George W. Bush
alapues
COLABORADOR
COLABORADOR
Mensajes: 6257
Registrado: 12 Nov 2008, 08:50
15
Moto:: LA MOTO y Sharkie
Ubicación: Zaragoza
Has vote: 4 times
Been voted: 8 times

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por alapues »

:= := := := := :=



Si hay que ir, se vá.....!

He rodado en el Jarama, subido Stelvio, buceado en el Thistlegorm y con tiburones, y ahora......
Avatar de Usuario
Anherko
COLABORADOR
COLABORADOR
Mensajes: 2705
Registrado: 31 Ene 2011, 14:44
13
Moto:: KeTaMa ExDaisy
Ubicación: BarakaTown
Has vote: 9 times
Been voted: 10 times

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por Anherko »

:face:
A quién no le ha pasado lo de los guantes alguna vez??? :D
:popcorn: :popcorn:
Imagen
U´ROnlyYoungOnce,ButYouCanBeInmature4ever
Avatar de Usuario
Ferxo
Mastermind X Aniversario
Mastermind X Aniversario
Mensajes: 8555
Registrado: 15 Abr 2011, 00:20
12
Moto:: El deseo
Ubicación: Miami
Has vote: 42 times
Been voted: 4 times

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por Ferxo »

Anherko escribió::face:
A quién no le ha pasado lo de los guantes alguna vez??? :D
:popcorn: :popcorn:
Varias veces, este finde, y casi siempre :sh: =)) =)) =))
Volveré :atope: :atope:
carlosrdtm
COLABORADOR
COLABORADOR
Mensajes: 1058
Registrado: 03 Jun 2011, 18:02
12
Moto:: Tiger 1050 se
Ubicación: BCN

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por carlosrdtm »

:clap: :clap: :clap:
newjamelin
Triumphero profesional
Triumphero profesional
Mensajes: 877
Registrado: 30 Jul 2013, 18:12
10
Moto:: monster 821 stripe
Ubicación: malaga

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por newjamelin »

Muy bien, :clap: :clap: :clap: :clap:
seguimos esperando
Gracias por esta agradable lectura.
ekinox
Triumphero en prácticas
Triumphero en prácticas
Mensajes: 197
Registrado: 05 Oct 2012, 20:41
11
Moto:: Trophy 1200
Ubicación: Navarra

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por ekinox »

:clap: :clap: :clap: :clap: :clap: :clap: :clap: :clap:
E SE CHOVE, POIS QUE CHOVA.
pate
Triumphero Maestro
Triumphero Maestro
Mensajes: 1729
Registrado: 03 Oct 2004, 00:00
19
Moto:: Bonneville T120 Ace
Ubicación: Pamplona (Reyno de Navarra)
Has vote: 1 time
Been voted: 24 times

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por pate »

VIº

<<Aquella gruesa mujer, nacida Josefina Perdiguero Cano, conocida coloquialmente como la Pepi, había añadido un objetivo nuevo a su vida. Terminar de conquistar a Clemente. Si sus dos principales ocupaciones hasta el momento pasaban por cuidar a su caniche y administrar los abundantes bienes conseguidos por obra del azar y de un talento primoroso para los negocios, ahora se veían enriquecidos con su nueva ilusión. Años atrás la buena suerte en forma de cupón de los ciegos, le había proporcionado un capital que sabiamente dedicó a dos cometidos, a saber, la compra de unos locales comerciales céntricos y bien situados, que a día de hoy, ya Mayo del 83, le proporcionaban sustanciosos ingresos, y una inversión en una nueva factoría de productos dietéticos y de adelgazamiento.

Ella sabía que podría llegar al corazón de Clemente, básicamente alentando sus ilusiones y demostrando un gran interés en sus distracciones. Ya sabía que no era hombre de fútbol ni de toros. Sospechaba que era un gran catador de cervezas y que, no cabía duda, demostraba una pasión inaudita por el mundo de las motos. Ignoraba todo sobre aquel mundo. Tan solo recordaba que su ya fallecido padre, solía ir a la obra en una Derbi Antorcha Tricampeona, y que lejos de mostrar la misma euforia que su amado, solía llegar maldiciendo el frío que le castigaba en los trayectos, sin contar con la maldita lluvia. También recordaba entre lágrimas como el que iba a ser el día mas feliz para su progenitor, el día que, por fin, consiguió hacerse con un Seat 850 de tercera mano, y desembarazarse del ciclomotor, murió atropellado por un trolebús.

Se prometió que de regalo de bodas, compraría a Clemente una moto nueva. Lo que ignoraba la pobre inconsciente, era que Clemente estaba lejos de estar dotado para el manejo de las motocicletas. Ignoraba que dicha ocurrencia podría convertirla en viuda de modo prematuro.

Entre tanto Clemente se había afanado los últimos diez días en hacer kilómetros a mansalva. Su recorrido consistía en salir de su puesto de trabajo, ir al bar del barrio, comer un bocadillo de calamares, beber dos cervezas, tomarse un carajillo y salir disparado hacía su ruta mas conocida. Incluso, a pesar de que la moto era muy frugal en su consumo, las continuas paradas en el surtidor para repostar, le habían hecho entablar una cierta relación de proximidad con el empleado.

La ruta era la que llevaba a la ermita del Cristo de la Peña, en el paraje conocido como Peñarara. Los primeros diez kilómetros transcurrían por una inmensa recta, tan solo interrumpida por un pequeño vértice en mitad de ella. Más adelante se atravesaba el viaducto del Arroyo de las Culebras, y en un par de minutos se llegaba al cruce de la ermita. De allí serpenteaba una ascendente carretera de buen asfalto, plagada de curvas con buena visibilidad al inicio, y que se iba retorciendo a medida que se llegaba a la cumbre, para terminar en una serie de seis garrotes que desembocaban en una pequeña recta hasta llegar al santuario. La carretera terminaba allí mismo, en una explanada donde poder aparcar.

El primer día que hizo esa ruta, empleó cuarenta minutos para recorrer los treinta y cinco kilómetros de distancia. Era consciente que no suponía ningún record, pero tampoco lo pretendía. La segunda vez, decidió que emplearía la cuarta y quinta velocidad, y el resultado mejoró. Tres minutos menos, pero había que reseñar que el empleo de mayor número de relaciones de cambio, embarulló bastante la conducción de la Sanglas. Se liaba sobre todo el detenerse, y nunca sabía muy bien que velocidad tenía metida. Pensaba que sería buena idea poner a las motos algún tipo de indicador que reflejara la velocidad engranada, pero era consciente que era ciencia ficción, y que nunca una moto tendría algo semejante.

Llegar hasta el cruce que desembocaba en la ermita, era una tarea fácil. De ahí para arriba la cosa se complicaba bastante y llegó a creer que nadie sería capaz de hacer aquel recorrido con soltura. El caso es que la primera vez, cuando llegó a las seis últimas curvas, esas tan cerradas, barajó darse la vuelta, pero como quiera que no había un lugar apropiado en anchura y recordando que los tres carriles de la avenida, ya eran bastante estrechos, no le quedo otro remedio que afrontarlas. Lo hizo con extrema prudencia. En primera velocidad. Pero resultó mas sencillo de lo imaginado, y después de la tercera de ellas aceleró con brío y se permitió le lujo de poner segunda.

Las siguientes veces que hizo el recorrido, una especie de cosquilleo indescriptible le recorría el cuerpo cuando llegaba a esa zona. Una sonrisilla pretendía asomar debajo de su mostacho, que ya tenía unas dimensiones parecidas al de Fu-Manchu, y se sentía como.....envenenado.

Pero el último día que hizo el recorrido acabo sintiéndose mal. Habría hecho ya dos docenas de veces el trayecto, y nada mas comenzar la subida, subida que hacía de modo magistral; sirva de ejemplo que conseguía adelantar a los camiones de la cantera, unos antiguos Barreiros, que afrontaban el desnivel vacíos, oyó una especie de ruido agudo. Al principio le recordó al pitido de la radio cuando no se sintonizaba bien, pero luego ese ruido fue en aumento, y súbitamente, fue sobrepasado por una moto pequeña, de color rojo, conducida por un tipo que iba completamente agachado. Fue tal el susto que se llevó que el corazón le palpitaba a cien por hora. La misma velocidad que indicaba su odómetro. Aunque para ser sinceros este marcaba algo impreciso entre ochenta y cien por hora.

No repuesto aún de la sorpresa, volvió a escuchar el mismo sonido, esta vez mas intenso, y apenas tuvo tiempo de volverse a mirar, cuando fue sobrepasado en plena curva de derechas por un misil amarillo, que también iba pilotado por alguien agachado sobre el depósito. Esta moto, al igual que la primera, humeaban bastante y dejaban un olor muy peculiar. Del sobresalto casi se sale de la carretera. Ansiaba llegar a la cima y ver que clase de motos eran aquellas.

Cuando llegó, los dos hombres se encontraban en paralelo comentando algo entre ellos. Sus máquinas estaban arrancadas, y seguían humeando. Uno de ellos la aceleraba a golpecitos, mientras manipulaba algo en el motor. Cuando le vieron, ambos le saludaron con un gesto y él les devolvió el saludo. Supo que debería haber puesto punto muerto antes de hacerlo, cosa que olvidó, y la Sanglas dio un fuerte tirón y se caló. Se retorció el tobillo al evitar que la moto cayera pero disimuló con maestría el fuerte dolor.

Antes de darse cuenta, los motoristas ya se marchaban a toda pastilla, acelerando como posesos y dejando una estela de humo blanco y el mismo olor de antes. Dio la vuelta para perseguirlos, y cuando enfiló la primera paella de bajada, pudo verlos como ya negociaban la última de ellas, y se perdían poco a poco de vista. Fue consciente de que aún le quedaba un largo recorrido para estar a su nivel, pero no sería por falta de empeño.

Camino de vuelta se detuvo en el surtidor. Bernabé, que así se llamaba su “casi” amigo del surtidor, se dispuso a llenarle depósito y le comentó que ya se había convertido en su tercer mejor cliente en moto. Le dijo que dos muchachos que acababan de pasar, hacia apenas diez minutos, eran los mejores. Al parecer sus motos consumían mucho mas que la suya. Según dijo Bernabé, eran una Ossa Copa, con cilindro y escape de Ossa Phantom, y la otra, la amarilla, era una Bultaco Metralla GTS con cilindro Pursang de 370 cc y tubarro artesanal. Aquello no le dijo gran cosa, pero si que le turbó sobremanera saber que los dos pobres chicos, eran unos “quemados”, tal y como le aseguró su “casi” amigo.

Se apiadó de ellos, comprendió su conducción suicida, y estuvo varios días preguntándose donde, en que accidente, con que infortunio habrían resultado heridos de manera tan cruel. Quemados.

Llamó a la Pepi, quedó con ella, merendaron dos docenas de churros y chocolate, picatostes y butifarra picante con pan de ajo, el perrito meó en los visillos, y era tal su desconsuelo y solidaridad con aquellos chavales, que perdió la cabeza y besó por vez primera a su chica. Le dolía el tobillo. Necesitaba sentirse bien. Necesitaba más dosis de moto.>>


Continuará.

Paté.
Última edición por pate el 26 Ene 2014, 21:02, editado 1 vez en total.
Era tan bello el instante, que para detenerlo, sólo quedaba una opción.......el silencio.
tonitrophy
COLABORADOR
COLABORADOR
Mensajes: 6138
Registrado: 31 Oct 2008, 21:03
15
Moto:: trophy 900
Ubicación: DENIA ALACANT

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por tonitrophy »

:clap: :clap: :clap:

Si no tenemos éxito, corremos el riesgo de fracasar ..... George W. Bush
Triply
Por mucho que escribas, no pillarás a Jaume
Por mucho que escribas, no pillarás a Jaume
Mensajes: 9818
Registrado: 05 Nov 2005, 11:22
18
Moto:: Bonnie SE Tiger Spor
Ubicación: Viladecans, Barcelona
Has vote: 2 times
Been voted: 2 times

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por Triply »

:XX: :XX: :XX: :XX: :win:
But my smile, still, stays on

Cuatro ruedas transportan el cuerpo, dos mueven el alma

Mistakes are the portals of discovery
alapues
COLABORADOR
COLABORADOR
Mensajes: 6257
Registrado: 12 Nov 2008, 08:50
15
Moto:: LA MOTO y Sharkie
Ubicación: Zaragoza
Has vote: 4 times
Been voted: 8 times

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por alapues »

Me tienes enganchado, es de las cosas mejores que he leído en este foro, ojalá se alargué mucho! :D

:XX: :XX: :XX: :XX: :XX:



Si hay que ir, se vá.....!

He rodado en el Jarama, subido Stelvio, buceado en el Thistlegorm y con tiburones, y ahora......
ekinox
Triumphero en prácticas
Triumphero en prácticas
Mensajes: 197
Registrado: 05 Oct 2012, 20:41
11
Moto:: Trophy 1200
Ubicación: Navarra

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por ekinox »

:plas: :plas: :plas: maestro
E SE CHOVE, POIS QUE CHOVA.
carlosrdtm
COLABORADOR
COLABORADOR
Mensajes: 1058
Registrado: 03 Jun 2011, 18:02
12
Moto:: Tiger 1050 se
Ubicación: BCN

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por carlosrdtm »

Me lo paso pipa!!! :lol: :clap: :clap:
Avatar de Usuario
Anherko
COLABORADOR
COLABORADOR
Mensajes: 2705
Registrado: 31 Ene 2011, 14:44
13
Moto:: KeTaMa ExDaisy
Ubicación: BarakaTown
Has vote: 9 times
Been voted: 10 times

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por Anherko »

Ole, ole :clap: :clap:
te pongo en favoritos, :popcorn: :popcorn:
Imagen
U´ROnlyYoungOnce,ButYouCanBeInmature4ever
jomova
COLABORADOR
COLABORADOR
Mensajes: 9985
Registrado: 30 Dic 2003, 01:00
20
Moto:: TrophySE-SpeedR
Ubicación: Sevilla
Been voted: 2 times

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por jomova »

A ver como resuelves la "Tensión sexual no resuelta entre los dos Tórtolos"...............jajajajajajaja
pate
Triumphero Maestro
Triumphero Maestro
Mensajes: 1729
Registrado: 03 Oct 2004, 00:00
19
Moto:: Bonneville T120 Ace
Ubicación: Pamplona (Reyno de Navarra)
Has vote: 1 time
Been voted: 24 times

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por pate »

VIIº

<<Los siguientes días fueron unas jornadas extrañas. La Pepi no recordaba cuando fue la última vez que había estado tres días sin probar bocado. Tal era su estado de excitación que había perdido el apetito. Quizás cuando tenía dieciséis años, hace ya bastante de eso, cogió una gastroenteritis que le mantuvo alejada de la despensa durante una semana. Como quiera que por aquel entonces, su peso apenas superaba los cincuenta kilos, la perdida de un par de ellos causó gran revuelo en sus padres, que una vez recuperada de su afección estomacal, procedieron a comenzar a cebarla de manera incontrolada. Hábito que ya no abandonaría hasta este día.

Clemente, que seguía con su dolor de tobillo, también tuvo unos días convulsos. Con respecto al beso, pasaba las horas tratando de recordar cuando había sido la última vez que una mujer le había besado. Tenía claro, que ésta había sido la primera vez que él había tomado la iniciativa. Puede que fuera su prima Leandra el día de la primera comunión. Tanto daba. Lo que de verdad le mantenía alerta era el rumor que se había desatado en su puesto de trabajo. Al parecer pretendían, por considerarlo innecesario, prescindir de un portero en el recinto. Corría el chascarrillo de que iban a colocar un sistema automatizado para abrir y cerrar la cancela, y que los propios conductores de las ambulancias se encargarían de llevar un control de entradas y salidas. Él, que siempre había sido abnegado en su tarea, que llevaba con meticulosidad prusiana todos los datos, que apuntaba en una libretita, era objetivo de sus superiores.

No fue hasta el día posterior cuando llegó a las ocho de la mañana con su moto, que vio a unos operarios procediendo a transformar la puerta para poder acoplar una suerte de ingenio que se suponía iba a poder abrirla y cerrarla. En el otro extremo, otros trabajadores se afanaban con unos cables eléctricos y una especie de portero automático. El corazón le palpitaba del mismo modo y con el mismo ritmo, que cuando fue velozmente sobrepasado por las motos de los pobres chicos quemados.

Una vez aparcada la moto, dejó el casco sobre el sillín, y una vez más este salió rodando. Lo recogió y lo dejó en el retrovisor, que como de costumbre cedió y más tarde habría que recolocar de nuevo. Se quitó los guantes y pasó al interior, con el firme propósito de anotar en su cuadernillo esta incidencia, pero se topó con su jefe supremo. Este con una medio sonrisilla le hizo participe de la noticia. Prescindían de su puesto de trabajo, y si bien no podrían mandarlo al desempleo, gracias a su situación funcionarial, lo trasladarían de inmediato a otro departamento; quizás al de recogida de basuras.

De nuevo, le faltó el ánimo y se desvaneció. Empezaba a ser una costumbre muy molesta eso de desmayarse. En su delirio, soñaba con Pepi. Ésta corría desnuda lanzando besos a todos sus compañeros de trabajo. Incluidos Bermúdez y Gadea, que en su sueño ardían si aparentar dolor ninguno. Terminaba la doncella en brazos de su jefe supremo, que lanzaba, como lanzaban caramelos los Reyes Magos, libretitas llenas de anotaciones.


En cambio, esta vez, cuando recuperó el sentido, no encontró la cara de su hermana, ni la del bobo de su cuñado, ni la de los dos sobrinos idiotizados. Se topó con la de su jefe. Ya no esbozaba una medio sonrisilla. De haber estado en plenitud de facultades habría sido consciente de que la cara que lucía, era de suma preocupación. En su mano portaba la libretilla de Clemente. La ojeaba con denuedo. Allí podía observar anotaciones del tipo “Salida de Bermúdez y Gadea, con destino a mudanza de comedor de la madre del señor subsecretario. Hora: 11,30”, a continuación se leía, “Llegada de Bermúdez y Gadea, sin ambulancia y con síntomas de haber sufrido un accidente y con olor a humo. Hora: 14,12”. Unas anotaciones más abajo “Llegada de grúa con la ambulancia siniestrada. Quemada. Hora: 8,58”.

Preguntado por estas anotaciones, Clemente respondió que hacía años que las escribía. Por duplicado. Unas se quedaban allí y otras se las llevaba consigo, en una extraordinaria demostración de diligencia y orden en su cometido laboral. El señor jefe supremo, que siempre había pensado que era una estupidez y un malgasto, repartir los ingresos procedentes de los traslados y mudanzas del parque a él adscrito, con el portero, estaba seguro que la idiotez había sido no untarle como a los demás.

Cuando Clemente hubo recuperado presencia de ánimo suficiente, sabía que su destino no iba a ser el departamento de limpieza y basuras. Al parecer había otro puesto vacante. Se trataba de un puesto de auxiliar en la morgue, donde su misión consistiría en cuidar el parque móvil, que constaba en dos furgones refrigerados Mercedes, y un Dodge Dart familiar. Trabajaría con otro empleado y se organizarían los turnos a su antojo con tal de tener los vehículos limpios y en orden de marcha.

La Sanglas le había dotado de nociones mecánicas básicas indispensables. Era imprescindible tener a mano varías llaves fijas con las cuales ir reapretando los tornillos que se iban aflojando. Cada día que salía a rodar, encontraba un nuevo tornillo que apretar. Era ingente la cantidad de ellos que tenía una máquina moderna y prácticamente conocía cada uno de ellos con sólo mirarlo. De ahí que no viera pega alguna en su nuevo destino. Además sabía que allí tenía un garaje cerrado donde poder dejar la moto.

Interrogado por su jefe con respecto al destino final de sus cuadernillos, Clemente dejó claro no recordar con exactitud donde los guardaba, y su jefe, muy solícito, le recomendó para un ascenso de categoría que se haría efectivo con el nuevo destino. Eso le costó, aunque nunca dijo nada a Clemente, el tener que destinar las tres ambulancias del parque ministerial, al traslado de los enseres de una explotación apícola, incluidas tres colmenas con sus inquilinos, para devolverle el favor al jefe supremo que había aceptado la nueva escala salarial de alguien que no conocía.

Dado su precario estado de salud, Clemente fue eximido de trabajar los siguientes días. Sin dar explicaciones. De su pronta recuperación dependía que lo perdieran de vista cuanto antes. Sobre todo a sus anotaciones comprometedoras. Curiosamente, unos minutos más tarde su jefe supremo, se devanaba los sesos tratando de describir el aspecto físico de Clemente a un subordinado. No tenía ningún rasgo que recordara. Salvo un tupido bigote, que le recordaba a Burt Reynolds. Tampoco recordaba su nombre. Sólo sus libretitas.

La mejor manera que encontró de sobreponerse al disgusto, fue desahogarse con un paseo en moto. Un paseo tranquilo, sosegado. Con el objetivo de disfrutar de la moto. Era raro, pero nunca había oído a nadie que dijera que fuese a relajarse conduciendo un coche. Ni siquiera un buen coche como el de su cuñado, un Citroen GS. Debía de ser algo que solo sentían los moteros.

Se enfundó los guantes. Esta vez si que se había atado el casco con anterioridad y no necesito quitárselos. Puso el espejo retrovisor en su posición correcta. No se puede decir que viera gran cosa por él, debido a las vibraciones, pero era obligado llevarlo. Enfiló la calle, y esta vez decidió cambiar de ruta. Se dejaría llevar por el destino, por el azar.

Circulaba por una carretera secundaría que atravesaba los pueblos de las afueras. En varias ocasiones cruzó puentecillos que indicaban que pasaba por debajo de ellos el Arroyo de las Culebras, el paisaje era verde intenso, los campos de cultivo rebosaban frutos. Sentía el aire sobre su cara, se sentía ya mas reconfortado. Evadió su mente y pensó en Pepi. Una sensación de deber cumplido le invadía cada vez que recordaba el beso que le había dado. La moto iba perfecta, los indicadores oscilaban con una imprecisión adecuada, el traqueteo del motor era uniforme. Incluso se permitía ya el lujo de moverse levemente en el asiento. Y en una ocasión soltó una mano del manillar para meterse la camisa que ondeaba fuera del pantalón. Era el verdadero placer de ir en moto. La plenitud absoluta.

De repente notó un intenso dolor en la mejilla. Un maldito abejorro del tamaño de una aceituna de las gordas se había estampado contra ella. Por la cara le chorreaba un liquido amarillento que el no podía ver. Maldijo al abejorro, a la madre naturaleza por obsequiarnos con bichos inmundos, y deseó plagas que terminaran con todos ellos sin excepción. Detuvo la moto en el arcén y paro el motor. Pudo entonces mirarse en el espejo y ver como tenía un moratón enorme. Se limpió con el guante el maldito liquido amarillo y deseó con todas sus fuerzas que una bandada de pájaros terminara con toda la estirpe del abejorro asesino.

Reemprendió la marcha y recordó que los quemados de las motillos humeantes solían ir agachados. Decidió adoptar esa postura para volver a la ciudad, y decidió que la próxima vez se pondría un pañuelo que le protegiera de los posibles impactos. No recordaba que en la película de video, ninguno de los protagonistas recibiera el impacto de un insecto. Maldijo a los guionistas por no ceñirse a la realidad y por primera vez maldijo los cascos abiertos, que lejos de ser una buena idea, eran a buen seguro, un ingenio de Satanás.

Dolorido inició el regreso. Circulaba de manera menos relajada que a la ida. La mejilla le palpitaba. Deseaba regresar y tomarse un par de cervecitas. Quizás en casa de la Pepi. El marcador indicaba que marchaba a una velocidad entre noventa y ciento diez por hora. Como quiera que la vía era recta de solemnidad, emprendió la audaz iniciativa de agacharse sobre el depósito. Descubrió dos cosas importantes. El aire no le golpeaba con tanta fuerza y sin acelerar más, el odómetro indicaba una velocidad entre cien y ciento veinte. Por primera vez alcanzaba una velocidad tan alta. Altísima diría más adelante.

Tan absorto se encontraba en sus cálculos de velocidad, que no observó con detenimiento que la carretera dejaba de ser recta y discurría con una curva a derechas de cierto ángulo. Para cuando quiso darse cuenta supo que aquello no terminaría bien. Cruzó su carril, invadió el sentido contrario, e hizo lo que instintivamente su mente le recomendó. Ponerse rígido y apretar simultáneamente embrague, freno delantero, freno trasero, cambio de marchas y bocina. La moto, producto de un bloqueo de rueda trasera, pegó un fuerte latigazo, mientras el claxon sonaba sin cesar, retomó un poco la trayectoria correcta y Clemente pudo ver por primera y última vez que se dirigía sin remedio contra una tartana melonera, tirada por un burro, que venía en sentido contrario.

Nadie sabe como, pero evitó el choque con el carro de melones. Lo que no consiguió esquivar fue un seto de lurus nobilis que delimitaba la finca colindante. Lo atravesó, como un cuchillo caliente la manteca, atravesó un parterre lleno de rosales esplendorosos, un pequeño jardín que servía de entrada a una terraza, donde un matrimonio de ancianos se entretenía completando un puzzle de cinco mil piezas, que terminó por los aires y donde finalmente la moto terminó su loca carrera. Y digo la moto, por que Clemente no superó las matas de rosales, ni sus espinas.

Interrogado más tarde por el departamento de atestados de la Guardia Civil, decía no recordar nada. Y decía la verdad. Tan sólo, por muy extraño que parezca, recordaba la cara de un burro, muy cerca de la suya, y juraba que incluso recordaba su olor.
En un hipotético universo animal, si hubieran interrogado al burro, habría dicho lo mismo. Que recordaba únicamente la cara de un humano muy cerca de la suya, de la cual no recordaba rasgo alguno, exceptuando un tupido mostacho y las marcas de un golpe en una de las mejillas.

El atestado final indicaba que un motorista de nombre tal, circulaba por la carretera tal, perdió el control de la motocicleta con matricula tal, invadió el carril contrario, y con un dominio incontestable esquivó un tiro de burro y carro cargado de melones, atravesando posteriormente el seto que delimitaba la finca de los señores tal, que sufrieron un shock traumático, recibiendo daños en el seto dicho, en unos rosales, de uno de los cuales tuvo que ser excarcelado el conductor de la motocicleta por el cuerpo de bomberos; asimismo indicaron la perdida de un puzzle de cinco mil piezas, y el césped de entrada resultó dañado por un vehículo descontrolado que derramó el combustible.

Indicaba también que el accidentado, tuvo que ser evacuado en un coche particular, por carecer el servicio de ambulancias de algún vehículo disponible, y que el carro tirado por el burro había salido al trote, volcando posteriormente, y perdiendo doscientos melones que quedaron desparramados por la carretera, y a el paisano que lo guiaba igualmente tirado en la cuneta. Hacía mención que el animal sufrió un desvanecimiento parecido al conductor de la motocicleta.>>

Continuará.

Paté.
Última edición por pate el 26 Ene 2014, 21:03, editado 1 vez en total.
Era tan bello el instante, que para detenerlo, sólo quedaba una opción.......el silencio.
JoseDavid81
Triumphero novato
Triumphero novato
Mensajes: 74
Registrado: 05 Jun 2013, 23:13
10
Moto:: Triumph Tiger 800
Ubicación: Murcia

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por JoseDavid81 »

:clap: :clap: :clap: :clap: :clap: :clap: :clap: me encanta, mas quiero mas :ala:
Sirocco
COLABORADOR
COLABORADOR
Mensajes: 818
Registrado: 05 Mar 2010, 19:51
14
Moto:: Bonnie y Tiger 800
Ubicación: Madrid-Piedralaves

Re: "El gran viaje de Clemente"

Mensaje por Sirocco »

:clap: :clap: :clap: :clap:



:XX: :XX: :XX:
Responder