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[quote2wh6rilw]Comparativa racer
El atractivo estético de estas Café Racer es indiscutible. Además son prácticas y divertidas, y puedes disfrutar de ellas sin necesidad de pilotarlas con agresividad
Cada verano se encuentran en algún punto de las estribaciones del pirineo francés para dirigirse «curveando» hacia nuestra Península Ibérica. Tienen a España idealizada y para ellos llegar hasta aquí a los mandos de sus motos es como entrar en el mismísimo Paraíso. Marco conocía la Thruxton de su amigo John de su último encuentro durante del verano pasado.
Sin embargo, el inglés se iba a llevar una sorpresa al encontrarse con su colega de correrías por España. El italiano no le había contado nada acerca de su nueva y brillante montura pensando en sorprenderle en el momento del encuentro. Y está claro que lo consiguió, porque con la V7 Racer, Moto Guzzi nos demuestra a todos que cada vez está más asentada. Bajo la dirección de Aprilia (que a su vez se encuentra bajo el paraguas de Piaggio), una de las marcas italianas de motos más antiguas está de nuevo produciendo modelos modernos, prácticos y deseables.
Así, pisando los talones a las actualizaciones de las Norge y Stelvio, hace poco que ha llegado a las tiendas la V7 Racer en versión limitada, un modelo que nos recuerda a las Moto Guzzi de carreras de antaño. Sin embargo, la expectación despertada por la V7 Racer y el gran número de peticiones habidas en todo el mundo ha llevado a Moto Guzzi a aumetar su «tirada». De las 300 unidades que pensaba fabricar en un principio cuando fue presentada en el Salón de Milán, la cifra subió a 500 antes de comenzar su comercialización y ahora sabemos que el número de unidades fabricadas va camino de las mil y Moto Guzzi pretende seguir fabricándola hasta que la demanda se sacie.
De este modo, Marco y otros muchos ya no van a poseer un modelo tan exclusivo como se preveía en un principio, pero la verdad es que van a seguir admirándola igualmente. Porque la V7 Racer, una moto que deriva de la V7 Café, es realmente admirable. Cuenta con muchos detalles especiales y unos acabados loables. Bueno, la verdad que la Thruxton también es fascinante y su diseño está asimismo muy logrado, pero es más simple y sobria en líneas generales. Una es italina y la otra es inglesa, y ambas llevan impregnado el sello de sus nacionalidades en sus respectivos diseños.
Marco y John «cabalgan» juntos
Tras tomar un café en el bar de una estación de servicio francesa charlando acerca de sus motos y de sus respectivos viajes en solitaro hasta producirse el encuentro, por fin los dos amigos se sientan sobre los asientos de sus bicilíndricas «de aire», hacen girar sus llaves de contacto y comienzan a andar. Como todas las Moto Guzzi, la V7 Racer está propulsada por un V2 de 744 cc con el cigüeñal longitudinal y transmisión por cardan, características técnicas que la impregnan de un funcionamiento un tanto especial, algo trepidante y que la balancea ligeramente hacia un lado u otro cada vez que abrimos o cerramos el acelerador.
De otro modo, la Thruxton, como sus hermanas «Bonnie» y America, incorpora un bicilíndrico en paralelo de 865 cc con transmisión por cadena. Su funcionamiento, quizá menos excitante, es un prodigio de suavidad. Vibra menos, su rumorosidad mecánica es claramente más baja y su tacto de mandos es mejor. El conjunto es un poco más grande en líneas generales y muchos de sus componentes son tambien más robustos. Ello se traduce en un mayor peso (supera en 32 kg los 198 kg de la moto italiana en orden de marcha), pero a pesar de ello, la relación peso/ potencia favorece a la inglesa debido a que su propulsor es claramente más generoso en cuanto a rendimiento (65 CV verificados en su caso, por 43 CV la V7 Racer).
Por tanto y como es de suponer, la Triumph puede ser más rápida en caso necesario, pero la verdad es que el ritmo que puede mantener la Moto Guzzi tampoco es lento, y éstas no son motos muy indicadas para ir a tope de forma continuada. Lo que sí es verdad es que la moto de John tiene un rodar más sosegado y firme en carreteras rápidas, aunque curiosamente los desarrollos finales de ambas son muy parecidos (202 km/h en la inglesa, por 198 en la italiana). La Thruxton mantiene el tipo perfectamente cuando llevas su bicilíndrico girando a regímenes máximos (entre 7.000 y 8.000 rpm). En cambio, la moto de Marco prefiere regímenes que ronden las 6.000 rpm.
Más arriba su entrega decae y además se muestra claramente más rumorosa. Por otro lado, cuando la carretera se estrecha y se vuelve retorcida, la Moto Guzzi se aprovecha ágil, aunque en cuanto el ritmo aumenta, la Thruxton se descompone menos, gracias a un tren delantero más eficaz, y enseguida impone su ley. Además, hay que recordar que la moto italiana tiene transmisión por cardan y ello implica que debamos tomarnos un poco más de tiempo que en la inglesa en las operaciones de cambio, especialmente a la hora de bajar marchas.
Y son confortables
Aunque a primera vista puedan parecer motos poco apropiadas para hacer kilómetros, en la práctica nos demuestran que son más cómodas de lo que pueda parecer. Las puntas de sus manillares están inclinadas hacia abajo y los estribos están ligeramente atrasados, pero en ninguno de los dos casos, sin obligarnos a adoptar posiciones de conducción forzadas.
En la moto de John cargamos un poco más de peso sobre nuestros antebrazos, pero nada que nos llegue a cansar en exceso. En la de Marco los semimanillares están un poco más altos y se circula con el cuerpo más erguido. Por ello, sentimos algo más el azote del viento, pero como no son motos que consigan velocidades estratosféricas, tampoco importa demasiado.
Cada uno la suya
Durante el viaje intercambian las motos y cada uno prefiere la suya. Las puntuaciones que acompañan esta comparativa demuestran lo parecidas que son y lo igualadas que están en cuanto a precios.
También sus consumos son prácticamete idénticos, aunque la autonomía habla en favor de la italiana. Sí, es verdad que la moto inglesa es un poco más efectiva sobre la carretera, pero a la hora de pararnos a charlar y a contemplarlas, la italiana tiene muchos más detalles de los que hablar.
Moto Guzzi V7 Racer
Hay 90 años de historia tras esta V7 Racer y están plasmados en su diseño. Probablemente nos encontramos ante la Moto Guzzi más atractiva jamás fabricada. Basada en la V7 Café, esta Racer incluye depósito de plástico «cromado», placas portanúmeros, estriberas de aluminio mecanizado, amortiguadores multirregulables y una decoración específi ca, entre otros detalles.
Equipamiento El dorsal que luce en las placas laterales y en la frontal hace referencia a la familia V7 a la que pertenece. Está propulsada por un V2 con el cigüeñal longitudinal que rinde 43 CV. Su diseño está plagado de pequeños detalles, como el protector sobre la pletina de la dirección. Las formas del colín incluyen las placas portanúmeros. Aunque debajo hay asiento disponible, carece de estribos traseros. Como buena italiana, el
cuentarrevoluciones carece de banda roja. En cambio, la instrumentación incluye termómetro ambiental.
Triumph Thruxton
La firma Triumph está igualmente empapada de historia. La denominación Thruxton se rescató hace más de un lustro en recuerdo de las victorias conseguidas por la marca inglesa en 1969 en el circuito del mismo nombre. Ello para hacer referencia a que esta moto es la variante más deportiva entre las modernas Bonneville.
Equipamiento Tanto por prestaciones y rendimiento, como por peso, es la que arroja las mayores cifras. Aunque su peso supera en más de 30 kg al de la Moto Guzzi, los 65 CV que ha rendido en nuestro banco consiguen marcar importantes diferencias. Como la italiana, su caja de cambios cuenta con cinco relaciones. Instrumentación totalmente analógica. Incluso los totalizadores de kilómetros son mecánicos. Las placas portanúmeros son un «extra». Bajo el colín está el asiento para el pasajero y en su caso sí está acompañado de estribos traseros.[/quote2wh6rilw]