Dante
28-07-2010 00:41:12
Lee Marvin era una de esas personas que no sólo poseyó una carismática presencia, sino que además tuvo una curiosa relación con las motos, que le vino a raíz de su “conversión” a actor. Lamentablemente, no hay demasiados documentos fotográficos con qué ilustrar este post.
Nació en Nueva York en 1924. Hijo de una familia de descendientes directos de Thomas Jeffersson y George Washington, su infancia transcurrió de expulsión en expulsión de todos los colegios en que sus padres le inscribieron en un intento vano por enderezar su espíritu rebelde. Se alistó en la Marina y luchó y fue herido en la Segunda Guerra Mundial.
A su regreso de la guerra comenzó a trabajar como fontanero. Fue casualidad que haciendo una reparación en un pequeño teatro de Nueva York le pidiesen hacer la sustitución durante los ensayos de un actor que había enfermado. Inmediatamente quedó hechizado por ese mundo y se inscribió en una escuela de arte dramático. El resto de la historia es harto conocida películas como La Leyenda de La Ciudad Sin Nombre (Paint Your Wagon), El Hombre que Mató a Liberty Balance y un sin fin de títulos, que le valieron un Oscar por su doble papel en1965 por Cat Ballou.
Pero vamos al tema de este post.
En 1953 se estrena la película protagonizada por Marlon Brando “The Wild One”, como respuesta a la alarma social creada por la nueva cultura de post-guerra de moteros pendencieros que recorrían las carreteras de los Estados Unidos. En realidad, esta fue una fama ganada injustamente, ya que, si bien era cierto que esta nueva tribu social estaba compuesta por ex-soldados sin oficio ni beneficio que montaban Harleys y motos de excedentes del ejército, no menos cierto era que en su mayoría carecían de intenciones oscuras en su deambular sin rumbo fijo.
[url=http://img36.imageshack.us/i/chino2m.jpg/8utp36oy]
Algunos recordaréis que uno de los personajes de esta película, “Chino”, fue interpretado por Lee Marvin. Lo curioso, aunque no sorprendente, es que el momento de la filmación Lee era incapaz de conducir una moto. Con la firme determinación de no ser eclipsado por la estrella principal del film (Brando), aprendió rápidamente a pilotar su montura para la película. A partir de aquel momento, Lee se convirtió en un apasionado motero, llegando a participar en carreras por el desierto en su flamante Triumph 200cc Tiger Cub.
La anécdota que ha propiciado este post es tan pintoresca como su protagonista En los años 50, al sur de California existió un idílico lugar llamado Isla Catalina. Lo peculiar de este apacible y recóndito rincón de los Estados Unidos es que en esta pequeña localidad tuvieron lugar competiciones al mejor estilo de la Isla de Man. Este lugar, propiedad de la familia Wrigley (los de los chicles), fue testigo de auténticas epopeyas de la historia del TT.
[flash=425,3448utp36oy]http://www.youtube.com/v/7oNG0RhUU9Q[/flash8utp36oy]
Pero como todo, los años dorados algún día terminan, y los patrocinadores nunca fueron capaces de interesar a los habitantes de la isla por este tipo de eventos, y menos aún de evitar el latente rechazo a semejante deporte tan ruidoso como peligroso. De nada ayudó, posiblemente, la llegada en 1958 del indómito Marvin. Con la intención de participar en las carreras, se presentó tan alcoholizado que fue incapaz de montar en su moto en la parrilla de salida. Mala prensa para un evento que caía en desgracia a ritmo frenético, los organizadores tuvieron la genial idea de echarlo de la isla. Tal fue el escándalo que montó el borracho Marvin en el ferry que obligó al capitán del navío a encañonarlo y esposarlo hasta su llegada al puerto de Long Beach, donde le esperaba la policía local.
A día de hoy, el transporte de motos en el ferry a Isla Catalina sigue estando prohibido.
Nació en Nueva York en 1924. Hijo de una familia de descendientes directos de Thomas Jeffersson y George Washington, su infancia transcurrió de expulsión en expulsión de todos los colegios en que sus padres le inscribieron en un intento vano por enderezar su espíritu rebelde. Se alistó en la Marina y luchó y fue herido en la Segunda Guerra Mundial.
A su regreso de la guerra comenzó a trabajar como fontanero. Fue casualidad que haciendo una reparación en un pequeño teatro de Nueva York le pidiesen hacer la sustitución durante los ensayos de un actor que había enfermado. Inmediatamente quedó hechizado por ese mundo y se inscribió en una escuela de arte dramático. El resto de la historia es harto conocida películas como La Leyenda de La Ciudad Sin Nombre (Paint Your Wagon), El Hombre que Mató a Liberty Balance y un sin fin de títulos, que le valieron un Oscar por su doble papel en1965 por Cat Ballou.
Pero vamos al tema de este post.
En 1953 se estrena la película protagonizada por Marlon Brando “The Wild One”, como respuesta a la alarma social creada por la nueva cultura de post-guerra de moteros pendencieros que recorrían las carreteras de los Estados Unidos. En realidad, esta fue una fama ganada injustamente, ya que, si bien era cierto que esta nueva tribu social estaba compuesta por ex-soldados sin oficio ni beneficio que montaban Harleys y motos de excedentes del ejército, no menos cierto era que en su mayoría carecían de intenciones oscuras en su deambular sin rumbo fijo.
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Algunos recordaréis que uno de los personajes de esta película, “Chino”, fue interpretado por Lee Marvin. Lo curioso, aunque no sorprendente, es que el momento de la filmación Lee era incapaz de conducir una moto. Con la firme determinación de no ser eclipsado por la estrella principal del film (Brando), aprendió rápidamente a pilotar su montura para la película. A partir de aquel momento, Lee se convirtió en un apasionado motero, llegando a participar en carreras por el desierto en su flamante Triumph 200cc Tiger Cub.
La anécdota que ha propiciado este post es tan pintoresca como su protagonista En los años 50, al sur de California existió un idílico lugar llamado Isla Catalina. Lo peculiar de este apacible y recóndito rincón de los Estados Unidos es que en esta pequeña localidad tuvieron lugar competiciones al mejor estilo de la Isla de Man. Este lugar, propiedad de la familia Wrigley (los de los chicles), fue testigo de auténticas epopeyas de la historia del TT.
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Pero como todo, los años dorados algún día terminan, y los patrocinadores nunca fueron capaces de interesar a los habitantes de la isla por este tipo de eventos, y menos aún de evitar el latente rechazo a semejante deporte tan ruidoso como peligroso. De nada ayudó, posiblemente, la llegada en 1958 del indómito Marvin. Con la intención de participar en las carreras, se presentó tan alcoholizado que fue incapaz de montar en su moto en la parrilla de salida. Mala prensa para un evento que caía en desgracia a ritmo frenético, los organizadores tuvieron la genial idea de echarlo de la isla. Tal fue el escándalo que montó el borracho Marvin en el ferry que obligó al capitán del navío a encañonarlo y esposarlo hasta su llegada al puerto de Long Beach, donde le esperaba la policía local.
A día de hoy, el transporte de motos en el ferry a Isla Catalina sigue estando prohibido.
