Log in

: El día que renege de mi…(3)


pi
03-29-2004, 03:32 PM
Una vez que nos habíamos inscrito dimos una vuelta por el recinto, para descubrir que íbamos a ser los únicos colgaos que montarían la tienda de campaña, porque los demás dormirían metidos en los barracones donde crian a los pollos. Hay que decir que previamente son acondicionados y aseados por la organización y la verdad es que parecen hasta confortables, ya que en el techo hay una multitud de lámparas con las que dan calor a los pollos en invierno. Pero aún así el olor era cuando menos peculiar, y como detalle mencionaros que había 2 barracones reservados exclusivamente para las motos y era alucinante ver montones y montones de Ducatis de todos los tiempos alineadas perfectamente. Hoy en día es habitual ver una Ducati por España, incluso en el tráfico de Madrid es normal ver muchas circulando, pero por aquella época era dificil ver alguna y para nuestra calenturienta mente aquel era un espectáculo fascinante.

Al final dimos con un trozo de hierba bajo un árbol y montamos nuestra tienda allí acompañados de unas cuantas tiendas más.

En nuestra vuelta por el recinto nos encontramos a Paulino Arroyo, habitual colaborador de la revista Solo Moto y gracias a su mediación conseguimos que los organizadores no devolvieran parte de lo que pagamos en la inscripción (muy cara), ya que lo que pagamos era el precio por los tres días completos que dura la reunión, y nosotros sólo íbamos ha estar una noche.


LA CENA.

Si no has visto a un miembro de la familia León con hambre no sabes lo que es la mala leche, así que imaginaros a dos juntos, y si además si están cansados el cocktail es explosivo. Después de una larga cola llegamos al mostrador donde servían las cenas y por algún motivo que mi memoria no llega a alcanzar, se que nos pusimos de muy, pero que de muy mala hostia (espero que Apsley complemente mis desgastadas neuronas) y una vez en la mesa la retahíla de blasfemias hacia la organización, la cena y a todo lo que fuera francés no se atreve el narrador a reproducirlo en estas líneas. Comimos todos los derivados del pollo que puedas imaginar: Paté de pollo, pastelitos de pollo, tortilla de pollo y la madre que pario al pollo… y sus correspondientes huevos.



Según fuimos cenando parece que el mal humor remitía ayudados por un francés que se debido asustar al vernos de aquella guisa y nos echo una mano con la compleja organización del evento.


RARAS COSTUMBRES BÁRBARAS

Una vez los concentrados acabamos con las existencias de pollo de toda la comarca pasamos a disfrutar de las actividades nocturnas:

A).- ¡DESTROZAR UN COCHE A PEDRADAS!
Si, lo habéis leido bien. Para los que lo queráis hacer en casa, se necesitan:
1.- Coche viejo.
2.- 3.500 piedras o guijarros.
3.- 123 motoristas borrachos.
4.- Mucho rencor acumulado.
Una vez tenemos esto se comienza a bombardear el coche a pedradas mientras sueltas blasfemias e injurias de los automovilistas y una vez el coche es irreconocible pasamos a la segunda actividad.

B).- LOS PETARDITOS
Para relajarse después de esto nada como suministrar a los motoristas borrachos un buen surtido de petardos y animarlos a que se los tiren entre ellos.

Llegados a este punto os emplazo para el siguiente capítulo, que tengo que trabajar un poco…

xoxe
03-30-2004, 11:55 AM
¡Ah! pero tu ¿trabajas o te dedicas a teclear un ordenador? ¡Venga termina ya! 8)

Mariano
03-30-2004, 12:21 PM
Haz caso a tu hermano y sigue, por favor.
Vssss

03-30-2004, 02:06 PM
No te hagas de rogar

Apsley
03-30-2004, 02:28 PM
Pi dijo:

"A).- ¡DESTROZAR UN COCHE A PEDRADAS!
Si, lo habéis leido bien. Para los que lo queráis hacer en casa, se necesitan:
1.- Coche viejo.
2.- 3.500 piedras o guijarros.
3.- 123 motoristas borrachos.
4.- Mucho rencor acumulado.
Una vez tenemos esto se comienza a bombardear el coche a pedradas mientras sueltas blasfemias e injurias de los automovilistas y una vez el coche es irreconocible pasamos a la segunda actividad. "

Este pasaje de Pi me recuerda lo que disfruté apedreando aquel coche. Fué la hostia. No tenía ni idea de que tuviese tanto rencor acumulado...

Lo mejor vino cuando cogí un guijarro del tamaño de una sandia y lo lancé con todas mis fuerzas contra la ventanilla del conductor, que era de las pocas partes del coche que se mantenían intactas. ¡Qué gusto! ¡como saltó la luna hecha añicos por los aires! ¡qué desaogo!

Aquella fué una borrachera serena, a lo francés...


saludos.

Apsley.