pate
07-22-2005, 04:18 PM
Digamos que despúes de aquellos hechos, y dejando de lado que la marinería carecia de mando, al menos momentáneamente hasta la vuelta de "el esponja desorejada", impedían a todas luces la celebración de la fiesta, en parte debido a los destrozos importantes de la embarcación, al trajinar de los Gendarmes, del F.B.I., y a la crisis nerviosa de madre e hija, una por motivos evidentes, ya que tenía ingresado a su novio con graves quemaduras en el escroto, pene y nalgas y sin visos de una inminente recuperación, y a la otra con una grave crisis nerviosa y de identidad.
-Burt, creo que voy a morirme, estos nervios.....nuestros invitados, el gobernador, tus clientas.....¿No crees que deberias volver a operarme los pechos?.- Le decía con innegable desamparo a su esposo.
Y no soy quien para recordar que ambos se conocieron en la consulta de él, cuando ella acudía tan asiduamente como él lo hacía a la Iglesia Presbiteriana, dando buena prueba de lo devoto que era.
-Haremos la fiesta en un Hotel, aunque nunca debimos salir de Houston, ya sabía yo que estos franceses a parte de ser buenos peluqueros, son gente sin civilizar. Voy a llamar al Palace para que organicen todo.
Días mas tarde, trasladamos toda la logistica al Hotel Palace, donde por fín tendría lugar la fiesta. Allí ya encontraría yo el momento de poder dirigirme a Liz y concertar una cita.
La noche era esplendida, los invitados empezaron a llegra entre extremas medidas de seguridad. Se rumoreaba que un comando árabe había sido el causante de la explosión, y tuvierón lugar muchas detenciones. Uno de os principales sospechosos era un camarero de un bar español de los arrabales, al verlo su cara se me hizo familiar, y reconocí en cuanto las ví, aquellas uñas negras.
La fiesta transcurrió como todas, aburridisima, mucho Champagne, Caviar Beluga, Saumon Fumée, y ni rastro de sidra y tortilla de patatas con cebolla. Una orquesta tocaba Fox-Trots, Swings y nada de copla, como único toque látino, sonó la Macarena, antes de la sesión de fuegos de artificio.
Ejercí de acompañante de la gente de servicio del gobernador de Alabama, a la sazón padre del novio de la muchacha, que lejos de estar preocupado por el estado de salud de su hijo, se empeñaba en seducir a toda mujer de mediana edad. Y estando meditando sobre el efecto que podria tener en una de mis afamadas tracas valencianas, el cocktail de gasolina, resinas y Polish Extreme, apareció ella.
Se dirigió a mi preocupada, un hombre de pelo blanco que me señaló, no hacía mas que acosarle, y quería salir del hotel sin ser vista. Al decirle que yo trabajaba en el barco del Sr. y debido a mi pésimo dominio del ingles, debió entender que yo era el capitán del barco y me suplicó quela llevará abordo, allí se sentiría segura. Yo ensimismado mirando sus....ojos, levante la mirada hacía su cara y le sonreí, fue en aquel instante cuando vio claramente mi tez chamuiscada por el sol y empezo a reirse.
Le gesticulé que fue conduciendo, de viaje. Y dijo:
-Oh, You´ve a Cabrio. I´ve one too. A red Aston Martin Volante.
-No conozco al sr Martin, musité, pero no me entendió.
Fuimos al barco. Para salir de allí pedí ayuda a la portuguesa de la Casa de Asturias que al quedar su bar precintado por la Gendarmeria, se habia colocado como cocinera en el Hotel. No s dejó su scooter con la condicion que se lo devolviera con el depósito lleno y nos acercamos al puerto. Estacioné la moto demasiado cerca de un coche patrulla de la policia y al maniobrar este, tiró la moto al mar, yendo esta a parar afortunadamente, sobre los restos reflotados de la Riviera, donde se podia ver claramente incrustado en uno de sus asientos un grifo dorado, con toda seguridad el del bidet. El buen hombre sufrió una crisis de ansiedad al ver el accidente, y fue trasladado de nuevo a la Casa de Socorro donde quedó ingresado en la unidad de grandes quemados, por falta de sitio en el pabellon de Siquiatría, junto al novio de la señorita.
LLevé a Liz a un camarote que permanecía intacto, le puse el Cd de Rocío para relajarle, le serví una coca cola fria, y abrí una de las latas de boquerones en vinagre que tenía en mi equipaje. Intimamos, mas que nada porque en nuestra loca huida ella se había clavado una astilla al resbalar en la pasarela, y yo, gentilmente se la extraje con una aguja del pin pirata del concierto de la Pantoja, en el cual aparece una mujer con las patillas de Elvis, en clara alusión al reinado de Isabel en el mundo de la copla, digo yo.
Me miró con descaro, lo ví enseguida, y aquel escote en el cual no me había fijado hasta ese momento, dejaba entrever unos pechos extraordinarios. No pude contenerme, el mundo es de los valientes, y me acerque a ella. En ese instante entró descompuesto el hombre de pelo blanco, el gobernador, era el gobernador, ella se hizo la remolona, pero se abalanzó en un beso arrebatador que desato los celos inmediatos de mi persona. No daba credito, me había utilizado para encelar al grandisimo hijo de...pelo blanco.
Salí descompuesto, pero lo suficientemente lúcido como para no olvidar los boquerones que habían sobrado. Me alejé pensativo, caminando lento mientras oia unos terribles gemidos
-More darling....more¡¡¡¡. Ahhhhhhhh....
Me cruce con el buen hombre de la Riviera, iba distraido, con la mirada perdida, no paraba de decir maldiciones contra los franceses, contra el mar, contra el maldito día que salió de Moratalaz para trabajar en las minas de diamantes de Sudáfrica, y contra el maldito día que robo uno de ellos, valorado en 20 millones de dólares, que mejor hubiera sido seguir explotando el negocio de chorizos de su familia, y que nunca jamás pisaria un barco, cuando de súbito, y en su vagar errante, no se percató de que el semáforo estaba rojo y murió aplastado por el remolque de un vehiculo que transportaba un velero de la Copa América....el "Diamond Assurances" matriculado en Ciudad del Cabo. Ironías del destino.
En la estación del tren compré la prensa. En las noticias de Sociedad se hacía mencion al supuesto romance de Liz Hurley con el gobernador de Alabama. Se habian conocido en unos momentos dificiles para él, su hijo permanecia ingresado con graves lesiones y ella habiía sido un gran apoyo para él en esos terribles momentos. Y bien que se "apollaron", doy fé.
Otra noticia exponía el mortal accidente de un ciudadano español, que resultó atropellado por un vehiculo de la comitiva de la Copa América, y que había ocasionado graves desperfectos en la embarcación, estando los abogados de la compañía en proceso de embargo de los bienes del finado y del precintado cautelar de una fábrica de derivados cárnicos de su familía.
Y poco más puedo decir. Tan solo reseñar que ella se lo pierde, estoy completamente seguro que nadie le hará la tortilla de patatas con cebolla, mejor que yo. Que se joda.
Paté
-Burt, creo que voy a morirme, estos nervios.....nuestros invitados, el gobernador, tus clientas.....¿No crees que deberias volver a operarme los pechos?.- Le decía con innegable desamparo a su esposo.
Y no soy quien para recordar que ambos se conocieron en la consulta de él, cuando ella acudía tan asiduamente como él lo hacía a la Iglesia Presbiteriana, dando buena prueba de lo devoto que era.
-Haremos la fiesta en un Hotel, aunque nunca debimos salir de Houston, ya sabía yo que estos franceses a parte de ser buenos peluqueros, son gente sin civilizar. Voy a llamar al Palace para que organicen todo.
Días mas tarde, trasladamos toda la logistica al Hotel Palace, donde por fín tendría lugar la fiesta. Allí ya encontraría yo el momento de poder dirigirme a Liz y concertar una cita.
La noche era esplendida, los invitados empezaron a llegra entre extremas medidas de seguridad. Se rumoreaba que un comando árabe había sido el causante de la explosión, y tuvierón lugar muchas detenciones. Uno de os principales sospechosos era un camarero de un bar español de los arrabales, al verlo su cara se me hizo familiar, y reconocí en cuanto las ví, aquellas uñas negras.
La fiesta transcurrió como todas, aburridisima, mucho Champagne, Caviar Beluga, Saumon Fumée, y ni rastro de sidra y tortilla de patatas con cebolla. Una orquesta tocaba Fox-Trots, Swings y nada de copla, como único toque látino, sonó la Macarena, antes de la sesión de fuegos de artificio.
Ejercí de acompañante de la gente de servicio del gobernador de Alabama, a la sazón padre del novio de la muchacha, que lejos de estar preocupado por el estado de salud de su hijo, se empeñaba en seducir a toda mujer de mediana edad. Y estando meditando sobre el efecto que podria tener en una de mis afamadas tracas valencianas, el cocktail de gasolina, resinas y Polish Extreme, apareció ella.
Se dirigió a mi preocupada, un hombre de pelo blanco que me señaló, no hacía mas que acosarle, y quería salir del hotel sin ser vista. Al decirle que yo trabajaba en el barco del Sr. y debido a mi pésimo dominio del ingles, debió entender que yo era el capitán del barco y me suplicó quela llevará abordo, allí se sentiría segura. Yo ensimismado mirando sus....ojos, levante la mirada hacía su cara y le sonreí, fue en aquel instante cuando vio claramente mi tez chamuiscada por el sol y empezo a reirse.
Le gesticulé que fue conduciendo, de viaje. Y dijo:
-Oh, You´ve a Cabrio. I´ve one too. A red Aston Martin Volante.
-No conozco al sr Martin, musité, pero no me entendió.
Fuimos al barco. Para salir de allí pedí ayuda a la portuguesa de la Casa de Asturias que al quedar su bar precintado por la Gendarmeria, se habia colocado como cocinera en el Hotel. No s dejó su scooter con la condicion que se lo devolviera con el depósito lleno y nos acercamos al puerto. Estacioné la moto demasiado cerca de un coche patrulla de la policia y al maniobrar este, tiró la moto al mar, yendo esta a parar afortunadamente, sobre los restos reflotados de la Riviera, donde se podia ver claramente incrustado en uno de sus asientos un grifo dorado, con toda seguridad el del bidet. El buen hombre sufrió una crisis de ansiedad al ver el accidente, y fue trasladado de nuevo a la Casa de Socorro donde quedó ingresado en la unidad de grandes quemados, por falta de sitio en el pabellon de Siquiatría, junto al novio de la señorita.
LLevé a Liz a un camarote que permanecía intacto, le puse el Cd de Rocío para relajarle, le serví una coca cola fria, y abrí una de las latas de boquerones en vinagre que tenía en mi equipaje. Intimamos, mas que nada porque en nuestra loca huida ella se había clavado una astilla al resbalar en la pasarela, y yo, gentilmente se la extraje con una aguja del pin pirata del concierto de la Pantoja, en el cual aparece una mujer con las patillas de Elvis, en clara alusión al reinado de Isabel en el mundo de la copla, digo yo.
Me miró con descaro, lo ví enseguida, y aquel escote en el cual no me había fijado hasta ese momento, dejaba entrever unos pechos extraordinarios. No pude contenerme, el mundo es de los valientes, y me acerque a ella. En ese instante entró descompuesto el hombre de pelo blanco, el gobernador, era el gobernador, ella se hizo la remolona, pero se abalanzó en un beso arrebatador que desato los celos inmediatos de mi persona. No daba credito, me había utilizado para encelar al grandisimo hijo de...pelo blanco.
Salí descompuesto, pero lo suficientemente lúcido como para no olvidar los boquerones que habían sobrado. Me alejé pensativo, caminando lento mientras oia unos terribles gemidos
-More darling....more¡¡¡¡. Ahhhhhhhh....
Me cruce con el buen hombre de la Riviera, iba distraido, con la mirada perdida, no paraba de decir maldiciones contra los franceses, contra el mar, contra el maldito día que salió de Moratalaz para trabajar en las minas de diamantes de Sudáfrica, y contra el maldito día que robo uno de ellos, valorado en 20 millones de dólares, que mejor hubiera sido seguir explotando el negocio de chorizos de su familia, y que nunca jamás pisaria un barco, cuando de súbito, y en su vagar errante, no se percató de que el semáforo estaba rojo y murió aplastado por el remolque de un vehiculo que transportaba un velero de la Copa América....el "Diamond Assurances" matriculado en Ciudad del Cabo. Ironías del destino.
En la estación del tren compré la prensa. En las noticias de Sociedad se hacía mencion al supuesto romance de Liz Hurley con el gobernador de Alabama. Se habian conocido en unos momentos dificiles para él, su hijo permanecia ingresado con graves lesiones y ella habiía sido un gran apoyo para él en esos terribles momentos. Y bien que se "apollaron", doy fé.
Otra noticia exponía el mortal accidente de un ciudadano español, que resultó atropellado por un vehiculo de la comitiva de la Copa América, y que había ocasionado graves desperfectos en la embarcación, estando los abogados de la compañía en proceso de embargo de los bienes del finado y del precintado cautelar de una fábrica de derivados cárnicos de su familía.
Y poco más puedo decir. Tan solo reseñar que ella se lo pierde, estoy completamente seguro que nadie le hará la tortilla de patatas con cebolla, mejor que yo. Que se joda.
Paté