Cabezahalcon
04-03-2005, 05:47 PM
Hola amigos.
Recibi como es normal un par de correos de Willi, ya viene en camino como veran y le quedan unos 3000 Km. por recorrer
Nos sigue asombrando no solo con el viaje sino tambien con las culturas que va adoptando en el camino y nos hace llegar atravez de los e-mails.
Un abrazo para todos y a disfrutar.
Willi Motos Team
( Montevideo - Uruguay - Mercosur )
Travesía 2005
Montevideo-Machu Picchu-Montevideo
COMUNICADO sábado 2 de abril de 2005
De Willi
Queridos amigos:
Se habrán dado cuenta del cansancio que llevamos encima. En el relato de la víspera todo salió muy cortito. Pero hoy haré una exposición más extensa. Se las mando segmentada en tres o cuatro mail por motivo de que si se pierde o demora el tránsito en Internet llegue al menos la mayor parte. Así que hoy haré un esfuerzo mayor, para que no se pierdan detalle de tanta cosa que vamos viendo, olfateando y saboreando. Salimos, hoy viernes 1º de abril, desde Arequipa. Es una ciudad en medio del desierto, grande como la de Salto en Uruguay, que a la distancia me permito calificar como querida ciudad de mi país. Jamás olvidaré aquella histórica frase de : “Si Uruguay va a la guerra, Paysandú lo va a ayudar”, que reúne la sensación de estar aislados al tiempo que de ser solidarios. Y por eso esta mi mención a “La heroica Paysandú”. Aquí, desde estas rutas donde sólo un Dios puede darnos patrocinio, así nos sentimos, como dice el verbo sanducero: heroicos, independientes y solidarios. Donde está emplazada la ciudad de Arequipa hubo desierto. Hoy, después de traer agua desde muy lejos, se ha formado con mucho trabajo, con mayúsculo tesón, y –por que no reconocerlo– hasta con amor por el suelo patrio: un vergel de vida. Es el principal aporte de leche de Perú, y en eso trabaja nuestro Hermano de Banda Daniel. Él nos fue a buscar, cuando llegamos, al mismísimo cuanto recóndito medio del desierto. Y tan bien nos ha atendido por aquí. ¡Gracias por todo! «Pachucos Perú». Sabemos, hermano Daniel, que pronto estarás con nosotros. Visitaremos el Uruguay con la 1.100. La plaza en la más linda del Perú, dicho por mucha gente, a la que pregunté, es la de esta ciudad. Rodeada de iglesias y encantadores sitios para comer muy a gusto. Una ciudad para volver. De acá, saldremos tempranito, tanto como sea después de tratar de arreglar la Teneré 660. Sólo soldamos el pie. En general, como podremos, nos haremos a la ruta. Partimos al desierto... y sus perros. Atrás queda Arequipa y sus dos mil “ticos taxis” y su alocadísimo tránsito vehicular. Más montañas. Mil curvas en “u”. Nada de nada; no se palpita vida alguna; sólo arena. Rectas de 100 kilómetros, reitero, sin nada. Y, de nuevo, más y más montañas, con caminos de cornisa. A partir de algunos derrumbes en plena montaña, los viajeros con mala liga deben abstenerse a continuar por un buen rato, porque en general no hay rutas de alternativa. Son ocasiones en que llegamos a dialogar con lugareños las más de las veces; excepcionalmente nos cruzamos con europeos que hacen la misma dirección de ruta, sea en uno u otro sentido. Pero, el desierto es hermoso pues. Cada tanto, de tramo en tramo, el fiel trabajo de la gente ha convertido algunos valles oasis de vida. Verde, palmeras. La Teneré 660 se muestra en su salsa como Enduro de fábrica. Devora el camino... sin piedad. Después de 700 kilómetros llegamos a Tacna. Es el límite político entre Perú y Chile. O, mejor, la frontera entre peruanos y chilenos. Los políticos separan los países con líneas que dibujan en mapas que confeccionan en su burocráticas oficinas. Sin embargo, los pueblos no viven con esa “raya” en su mente ni en su corazón. Y la idea de frontera pasa por que peruanos y chilenos viven frente a frente, cara a cara. Y, como toda frontera, tiene sus cositas. Es ésta una ciudad chica, pero muy rica en contrastes. Me recuerda a la del Chuy, ciudad fronteriza al extremo del sureste uruguayo con el sur brasileño. Llena de vendedores de todo tipo de mercancía. Es, además, “Puerto Franco”. Al igual que Iquique. Nosotros, en la Teneré, después de pasar los trámites fronterizos peruano-chilenos, con el lío de unos 10 sellos, en pocas horas, iremos “bajando” por el mapa chileno: esta larga geografía de un Estado que es increíblemente alargado en diversa latitud y, sin embargo, angosto en latitud por ese encierro que cuentan entre el océano Pacífico y la cordillera andina.
2 – De Willi
Prosigo:
Llegamos a la frontera de Perú con Chile. Y, de nuevo, ese maldito papel que sólo te vende un gendarme. ¡Qué “currito”! Me dan el papel, lo lleno, y le digo que en todos lados te lo dan gratuitamente. Como ya se dan cuenta de que me estoy haciendo ducho en esto de pasar fronteras, sólo me pide algún dinerillo “a voluntad”. Reviso los bolsillos y le obsequio los últimos soles de la moneda peruana. Los cuenta y responde: -No da ni para una cerveza. Le contesto: -Es que no quiero que se vuelvan alcohólicos. Se ríe y, por fin, después de una hora de papeleo, nos revisan todo el equipaje. Dos perros nos huelen. Pasamos a Arica, ya en Chile, ¡por fin! Para el viajero que siga estos pasos vale la pena quedarse algún día aquí. La ciudad muy linda, situada sobre el Pacifico, con un morro en el centro, un cristo y una rambla (o malecón) de extensión y belleza. Mañana: ¡a recorrerla más! antes de irnos un cartel rutero reza: Santiago 2.090. Si a eso sumamos que unos 1.500 kilómetros más nos separan de nuestro punto de arribo... falta más de tres mil quinientos kilómetros, y muchos pueblos colgados de las alturas sobre el mar rumbeando para los Andes. No saben como rema la 660 por acá, al bajar al nivel del mar. Es otra moto. Pero falta mucho. Les reitero: de cubiertas vamos algo más que flojos y al igual de trasmisión. Sólo queda confiar en nuestro deseo de retornar en tiempo y forma, por lo que la moto tendrá que soportarnos a nosotros y a la naturaleza hasta que lleguemos a la ciudad de argentina de Mendosa. Tendrá que aguantar “La Poderosa”. Saludos a todos; seguiremos adelante en este rico viaje.
«Willi Motos Team»
( Montevideo - Uruguay - Mercosur )
Travesía 2005
Montevideo-Machu Picchu-Montevideo
COMUNICADO domingo 3 de abril de 2005
1 – De Willi
Queridos amigos:
Entrar a Chile es otra cosa. Más moderno, de tránsito prolijo. Salimos a la ruta temprana y cantando, por esos desiertos del Atacama, cuna de la cultura aymará. En pleno desierto unos tutelares de los aymará nos sorprenden y llegamos a conocerles. Unos tótem que representan a la mujer y al hombre, gigantescos, y un círculo representando al Universo. ¡Qué lugar! Esta tribu tenía la costumbre de levantarse antes del “orto solar” (que significa salida del Sol, así como “ocaso solar” significa puesta del Sol), e inmediatamente honrar el nacimiento del Sol. Lo que se aprende viajando. E igual ritual para el “ocaso solar”. Buen sistema del cacique, para que trabajasen “de sol a sol (¿recuerdan el reclame uruguayo de la firma Toldolux? Después más y más desierto. Y precipicios de locura, todo sin guard-rail. Y más de un automóvil pagando tributo en las fosas finales del mismo, a unos cuantos metros abajo. Un viento cruzado nos trae como en una motoneta Vespa, de costado. Y, por allá, en medio de la nada al mediodía y con todo el calor y una nube de arena, ala Teneré se le terminó la gasolina (vieron como estoy: digo “la gasolina”). Nos miramos con Gustavo, y sin agua uruguayísimamente me dice: “La quedamos”. Le contesto: “Dios proveerá”, y ponemos la Teneré en el piso, buscando el ultimo resto del combustible del costado opuesto al pase de nafta (bueno: ya vuelvo a decir “nafta”). Ese procedimiento, con suerte nos dará unos diez kilómetros adicionales. Le comento: “La quedaremos, pero más cerca del paisito”. Seguimos encomendándonos a todos los santos, por el medio de la nada, y a lo lejos comienza a surgir una figura azul. Llegamos casi empujando. Era un restaurante de camioneros. Le pregunto a la dueña: “Tienen nafta”. Me contesta: “Nunca hubo eso aquí, pero gasolina tiene ese hombre del costado. Por eso les hice el doble relato de lo que es definir adecuadamente las cosas por el nombre que les dan en cada sitio. Debo reconocer que la suerte está con nosotros, viajando (y suponemos que con la fe de cuantos nos siguen y apoyan, desde espónsors hasta simples amantes de las dos ruedas. ¡Quién no les dice que algún sagrado santo, entre estas alturas, nos proteja! Comimos y al rayo (o, ”al tiro”, como también dicen por aquí) . De aquí: a Iquique a donde llegamos bailando salsa con diez rayos menos en la rueda motriz. Pero, andamos de buenas: conseguimos un taller a las siete de hoy (sábado), y con los rayos más caros de mi vida, oblando cuarenta (U$S 40) dólares, los cuales torcimos para adaptarlos porque ni siquiera eran de la medida apropiada, logramos arreglar la rueda. Ahora apostamos que nos dejará a pie si la corona de transmisión, la cubierta, o los restante rayos “cantan la grande”. Pero, andando se aprende a superar obstáculos. Y, ¡seguiremos adelante!
2 – De Willi (continuación)
(Continúa)
Rumbo a Poquiapo, unos 1.000 kilómetros más abajo, pero tenemos que rendir, pues hoy avanzamos sólo 400 kilómetros. Así que, a dos semanas llevamos recorrido un total de 7.200 kilómetros. Sólo asignamos cuatro días a Cusco sin sumar kilometraje, lo que da un promedio de 700 kilómetros diarios. Sólo falta tres mil más. ¿Será que llegaremos? O ¿acaso tendremos que dejar “La Poderosa” en Chile, como acontecía en la película “Diarios de Motocicleta”. Nunca es tarde para saber algo más sobre la cultural tribal sudamericana: de los distintos pueblos nos ha copado el tema de la mitología inca quechua y aymara. Viracocha, un varón anciano es el Dios del cielo y maestro universal, creó la tierra, los animales y los seres humanos (los destruyó, pero volvió a crearlos desde la piedra) y todo lo posee. Inti, como Dios Sol, protegía a los reyes; al recibirlo fogateaban en sacrificio a una persona junto con coca y maíz. Y, como cierra para quien mira lo sobresaliente del día y de la noche, la mujer del Dios Sol era la madre Luna. Había dios de la lluvia, diosa de la madre tierra (la Pachamama), y un dios del cielo y del fuego (Pachacamac). Creían en la división de la vida histórica del Pueblo inca en cinco edades. La primera, “de los habitantes en la aurora de la humanidad”, de ochocientos años; vivían en cuevas. La segunda, “de los autóctonos”, de mil trescientos años; se trabaja la tierra y aprovecha el agua, y las casas eran como hornos. La tercera edad, “de multiplicación que tapaban la tierra, de mil ciento treinta y dos años; las casas serían de piedra y habrían fundado poblaciones. La cuarta edad, “de expansión y multiplicación”, duró dos mil cien años; vivieron en cuna especie de confederación. La quinta edad, de afirmación en la expansión del imperio inca, incluye hasta la conquista española. No quiero darles una maza, he averiguado mucho más. Cualquier persona, sea en un restaurante o en el camino, parece saber mucho más de lo aborigen que de lo que pasa en el mundo. Y no está mal que la comarca sea su mundito. Es bueno reconocer lo que es semejante con otros pueblos y su pasado de aquello que puede ser original inca. Continuemos con nuestra experiencia, dado que queda mucho por contar. En Iquique hay un médano gigante (¡Cómo lo disfrutaría mi hijo Kevin, con su tabla de sambor). Con gomas increíbles, autos de toda clase, de ultima factura y a precio de película. Por ejemplo: un Mitsubishi a tres mil o a dos mil dólares. Kevin se viene a vivir acá. Los locales de venta son gigantescos y se puede comprar hasta 1.000 dólares. Tienen de todo lo que el consumismo ofrece. Hablando de la moto: cómo me gustaría tener a mi amigo Álvaro Mila, que es dentista, para ponerle algún diente al plato de transmisión. Seguiremos como podamos, pero será duro de verdad. Aunque, por suerte, al costado del mar.
Recibi como es normal un par de correos de Willi, ya viene en camino como veran y le quedan unos 3000 Km. por recorrer
Nos sigue asombrando no solo con el viaje sino tambien con las culturas que va adoptando en el camino y nos hace llegar atravez de los e-mails.
Un abrazo para todos y a disfrutar.
Willi Motos Team
( Montevideo - Uruguay - Mercosur )
Travesía 2005
Montevideo-Machu Picchu-Montevideo
COMUNICADO sábado 2 de abril de 2005
De Willi
Queridos amigos:
Se habrán dado cuenta del cansancio que llevamos encima. En el relato de la víspera todo salió muy cortito. Pero hoy haré una exposición más extensa. Se las mando segmentada en tres o cuatro mail por motivo de que si se pierde o demora el tránsito en Internet llegue al menos la mayor parte. Así que hoy haré un esfuerzo mayor, para que no se pierdan detalle de tanta cosa que vamos viendo, olfateando y saboreando. Salimos, hoy viernes 1º de abril, desde Arequipa. Es una ciudad en medio del desierto, grande como la de Salto en Uruguay, que a la distancia me permito calificar como querida ciudad de mi país. Jamás olvidaré aquella histórica frase de : “Si Uruguay va a la guerra, Paysandú lo va a ayudar”, que reúne la sensación de estar aislados al tiempo que de ser solidarios. Y por eso esta mi mención a “La heroica Paysandú”. Aquí, desde estas rutas donde sólo un Dios puede darnos patrocinio, así nos sentimos, como dice el verbo sanducero: heroicos, independientes y solidarios. Donde está emplazada la ciudad de Arequipa hubo desierto. Hoy, después de traer agua desde muy lejos, se ha formado con mucho trabajo, con mayúsculo tesón, y –por que no reconocerlo– hasta con amor por el suelo patrio: un vergel de vida. Es el principal aporte de leche de Perú, y en eso trabaja nuestro Hermano de Banda Daniel. Él nos fue a buscar, cuando llegamos, al mismísimo cuanto recóndito medio del desierto. Y tan bien nos ha atendido por aquí. ¡Gracias por todo! «Pachucos Perú». Sabemos, hermano Daniel, que pronto estarás con nosotros. Visitaremos el Uruguay con la 1.100. La plaza en la más linda del Perú, dicho por mucha gente, a la que pregunté, es la de esta ciudad. Rodeada de iglesias y encantadores sitios para comer muy a gusto. Una ciudad para volver. De acá, saldremos tempranito, tanto como sea después de tratar de arreglar la Teneré 660. Sólo soldamos el pie. En general, como podremos, nos haremos a la ruta. Partimos al desierto... y sus perros. Atrás queda Arequipa y sus dos mil “ticos taxis” y su alocadísimo tránsito vehicular. Más montañas. Mil curvas en “u”. Nada de nada; no se palpita vida alguna; sólo arena. Rectas de 100 kilómetros, reitero, sin nada. Y, de nuevo, más y más montañas, con caminos de cornisa. A partir de algunos derrumbes en plena montaña, los viajeros con mala liga deben abstenerse a continuar por un buen rato, porque en general no hay rutas de alternativa. Son ocasiones en que llegamos a dialogar con lugareños las más de las veces; excepcionalmente nos cruzamos con europeos que hacen la misma dirección de ruta, sea en uno u otro sentido. Pero, el desierto es hermoso pues. Cada tanto, de tramo en tramo, el fiel trabajo de la gente ha convertido algunos valles oasis de vida. Verde, palmeras. La Teneré 660 se muestra en su salsa como Enduro de fábrica. Devora el camino... sin piedad. Después de 700 kilómetros llegamos a Tacna. Es el límite político entre Perú y Chile. O, mejor, la frontera entre peruanos y chilenos. Los políticos separan los países con líneas que dibujan en mapas que confeccionan en su burocráticas oficinas. Sin embargo, los pueblos no viven con esa “raya” en su mente ni en su corazón. Y la idea de frontera pasa por que peruanos y chilenos viven frente a frente, cara a cara. Y, como toda frontera, tiene sus cositas. Es ésta una ciudad chica, pero muy rica en contrastes. Me recuerda a la del Chuy, ciudad fronteriza al extremo del sureste uruguayo con el sur brasileño. Llena de vendedores de todo tipo de mercancía. Es, además, “Puerto Franco”. Al igual que Iquique. Nosotros, en la Teneré, después de pasar los trámites fronterizos peruano-chilenos, con el lío de unos 10 sellos, en pocas horas, iremos “bajando” por el mapa chileno: esta larga geografía de un Estado que es increíblemente alargado en diversa latitud y, sin embargo, angosto en latitud por ese encierro que cuentan entre el océano Pacífico y la cordillera andina.
2 – De Willi
Prosigo:
Llegamos a la frontera de Perú con Chile. Y, de nuevo, ese maldito papel que sólo te vende un gendarme. ¡Qué “currito”! Me dan el papel, lo lleno, y le digo que en todos lados te lo dan gratuitamente. Como ya se dan cuenta de que me estoy haciendo ducho en esto de pasar fronteras, sólo me pide algún dinerillo “a voluntad”. Reviso los bolsillos y le obsequio los últimos soles de la moneda peruana. Los cuenta y responde: -No da ni para una cerveza. Le contesto: -Es que no quiero que se vuelvan alcohólicos. Se ríe y, por fin, después de una hora de papeleo, nos revisan todo el equipaje. Dos perros nos huelen. Pasamos a Arica, ya en Chile, ¡por fin! Para el viajero que siga estos pasos vale la pena quedarse algún día aquí. La ciudad muy linda, situada sobre el Pacifico, con un morro en el centro, un cristo y una rambla (o malecón) de extensión y belleza. Mañana: ¡a recorrerla más! antes de irnos un cartel rutero reza: Santiago 2.090. Si a eso sumamos que unos 1.500 kilómetros más nos separan de nuestro punto de arribo... falta más de tres mil quinientos kilómetros, y muchos pueblos colgados de las alturas sobre el mar rumbeando para los Andes. No saben como rema la 660 por acá, al bajar al nivel del mar. Es otra moto. Pero falta mucho. Les reitero: de cubiertas vamos algo más que flojos y al igual de trasmisión. Sólo queda confiar en nuestro deseo de retornar en tiempo y forma, por lo que la moto tendrá que soportarnos a nosotros y a la naturaleza hasta que lleguemos a la ciudad de argentina de Mendosa. Tendrá que aguantar “La Poderosa”. Saludos a todos; seguiremos adelante en este rico viaje.
«Willi Motos Team»
( Montevideo - Uruguay - Mercosur )
Travesía 2005
Montevideo-Machu Picchu-Montevideo
COMUNICADO domingo 3 de abril de 2005
1 – De Willi
Queridos amigos:
Entrar a Chile es otra cosa. Más moderno, de tránsito prolijo. Salimos a la ruta temprana y cantando, por esos desiertos del Atacama, cuna de la cultura aymará. En pleno desierto unos tutelares de los aymará nos sorprenden y llegamos a conocerles. Unos tótem que representan a la mujer y al hombre, gigantescos, y un círculo representando al Universo. ¡Qué lugar! Esta tribu tenía la costumbre de levantarse antes del “orto solar” (que significa salida del Sol, así como “ocaso solar” significa puesta del Sol), e inmediatamente honrar el nacimiento del Sol. Lo que se aprende viajando. E igual ritual para el “ocaso solar”. Buen sistema del cacique, para que trabajasen “de sol a sol (¿recuerdan el reclame uruguayo de la firma Toldolux? Después más y más desierto. Y precipicios de locura, todo sin guard-rail. Y más de un automóvil pagando tributo en las fosas finales del mismo, a unos cuantos metros abajo. Un viento cruzado nos trae como en una motoneta Vespa, de costado. Y, por allá, en medio de la nada al mediodía y con todo el calor y una nube de arena, ala Teneré se le terminó la gasolina (vieron como estoy: digo “la gasolina”). Nos miramos con Gustavo, y sin agua uruguayísimamente me dice: “La quedamos”. Le contesto: “Dios proveerá”, y ponemos la Teneré en el piso, buscando el ultimo resto del combustible del costado opuesto al pase de nafta (bueno: ya vuelvo a decir “nafta”). Ese procedimiento, con suerte nos dará unos diez kilómetros adicionales. Le comento: “La quedaremos, pero más cerca del paisito”. Seguimos encomendándonos a todos los santos, por el medio de la nada, y a lo lejos comienza a surgir una figura azul. Llegamos casi empujando. Era un restaurante de camioneros. Le pregunto a la dueña: “Tienen nafta”. Me contesta: “Nunca hubo eso aquí, pero gasolina tiene ese hombre del costado. Por eso les hice el doble relato de lo que es definir adecuadamente las cosas por el nombre que les dan en cada sitio. Debo reconocer que la suerte está con nosotros, viajando (y suponemos que con la fe de cuantos nos siguen y apoyan, desde espónsors hasta simples amantes de las dos ruedas. ¡Quién no les dice que algún sagrado santo, entre estas alturas, nos proteja! Comimos y al rayo (o, ”al tiro”, como también dicen por aquí) . De aquí: a Iquique a donde llegamos bailando salsa con diez rayos menos en la rueda motriz. Pero, andamos de buenas: conseguimos un taller a las siete de hoy (sábado), y con los rayos más caros de mi vida, oblando cuarenta (U$S 40) dólares, los cuales torcimos para adaptarlos porque ni siquiera eran de la medida apropiada, logramos arreglar la rueda. Ahora apostamos que nos dejará a pie si la corona de transmisión, la cubierta, o los restante rayos “cantan la grande”. Pero, andando se aprende a superar obstáculos. Y, ¡seguiremos adelante!
2 – De Willi (continuación)
(Continúa)
Rumbo a Poquiapo, unos 1.000 kilómetros más abajo, pero tenemos que rendir, pues hoy avanzamos sólo 400 kilómetros. Así que, a dos semanas llevamos recorrido un total de 7.200 kilómetros. Sólo asignamos cuatro días a Cusco sin sumar kilometraje, lo que da un promedio de 700 kilómetros diarios. Sólo falta tres mil más. ¿Será que llegaremos? O ¿acaso tendremos que dejar “La Poderosa” en Chile, como acontecía en la película “Diarios de Motocicleta”. Nunca es tarde para saber algo más sobre la cultural tribal sudamericana: de los distintos pueblos nos ha copado el tema de la mitología inca quechua y aymara. Viracocha, un varón anciano es el Dios del cielo y maestro universal, creó la tierra, los animales y los seres humanos (los destruyó, pero volvió a crearlos desde la piedra) y todo lo posee. Inti, como Dios Sol, protegía a los reyes; al recibirlo fogateaban en sacrificio a una persona junto con coca y maíz. Y, como cierra para quien mira lo sobresaliente del día y de la noche, la mujer del Dios Sol era la madre Luna. Había dios de la lluvia, diosa de la madre tierra (la Pachamama), y un dios del cielo y del fuego (Pachacamac). Creían en la división de la vida histórica del Pueblo inca en cinco edades. La primera, “de los habitantes en la aurora de la humanidad”, de ochocientos años; vivían en cuevas. La segunda, “de los autóctonos”, de mil trescientos años; se trabaja la tierra y aprovecha el agua, y las casas eran como hornos. La tercera edad, “de multiplicación que tapaban la tierra, de mil ciento treinta y dos años; las casas serían de piedra y habrían fundado poblaciones. La cuarta edad, “de expansión y multiplicación”, duró dos mil cien años; vivieron en cuna especie de confederación. La quinta edad, de afirmación en la expansión del imperio inca, incluye hasta la conquista española. No quiero darles una maza, he averiguado mucho más. Cualquier persona, sea en un restaurante o en el camino, parece saber mucho más de lo aborigen que de lo que pasa en el mundo. Y no está mal que la comarca sea su mundito. Es bueno reconocer lo que es semejante con otros pueblos y su pasado de aquello que puede ser original inca. Continuemos con nuestra experiencia, dado que queda mucho por contar. En Iquique hay un médano gigante (¡Cómo lo disfrutaría mi hijo Kevin, con su tabla de sambor). Con gomas increíbles, autos de toda clase, de ultima factura y a precio de película. Por ejemplo: un Mitsubishi a tres mil o a dos mil dólares. Kevin se viene a vivir acá. Los locales de venta son gigantescos y se puede comprar hasta 1.000 dólares. Tienen de todo lo que el consumismo ofrece. Hablando de la moto: cómo me gustaría tener a mi amigo Álvaro Mila, que es dentista, para ponerle algún diente al plato de transmisión. Seguiremos como podamos, pero será duro de verdad. Aunque, por suerte, al costado del mar.