pi
03-21-2005, 04:08 PM
Ya no me acordaba de este relato. Es un verdadero ladrillaco, pero me he reido al volverlo a leer. Para los que se aburran y no lo hubieran leido.
El día que renegé de mi condición de rutero ó El ?Pollostreffen?
Corria el año del señor de 1998 cuando en pleno y crudo invierno tuve una de mis iluminaciones al mirar una revista de motos (me imagino que fúe en el servicio con un pitillo en la boca). Organizaban una concentración de motos en un pueblecito un ?poco(*)? más arriba de Burdeos en Francia. La Concentración tenia algo de especial ya que sólo admitian motos de procedencia Europea salvo a excepción de los españoles que no se porque razón podían acudir con motos japonesas (verídico). Se llamaba Duacati en Perigord y estaba organizada por un equipo francés que corria en resistencia siempre con Ducati, y par mas inri se hacia en una granja de pollos de ahí que en España se le llamara familiarmente cómo ?Pollostreffen?. A continuación os relataré aquellos tres días intensos.
JUEVES, LA LLAMADA.
Despúes de la iluminación llamé por teléfono a Apsley para contárselo (a Xoxe no, porque no tenia moto por aquel entonces)
- Pi:?Oye que he visto una concentración que puede estar muy bién, esta un poco lejos pero total que es eso para unos ruteros empedernidos como nosotros?
-Apsley: ¿Pero donde está?
- Pi: Un ?poco(*)? más arriba de Burdeos.
-Apsley: ¿Hein?? ¿Tus tas zumbao o que?
- Pi: Jo tio que sólo van motos europeas, y?y? tiene que molar.
-Apsley: Venga va?
Comprenderá el astuto lector que la conversación no es la original pero tuvo que ser algo parecido.
SÁBADO , EL VIAJE.
05:30 de la mañana, Apsley me viene a buscar con su ex-novia y su Suzuki desde Colmenarejo (yo aún vivia en Madrid) totalmente forrado de ropa y con una cara de frio que me haria presagiar lo que vendría durante todo el fin de semana, yo ya tenia mi BMW aparcada enfrente de mi casa cargada con la tienda de campaña, los sacos de dormir, la bolsa sobredepósito y las maletas. Mi chica, Gema ?pieldegoretex? me comentó que hacia bastante frio, lo que hizo que me preocupará aún más, porque si ella se queja de frio es que hace muuuuuuuucho frio, su mote no es por casualidad.
De esa forma iniciamos el viaje, de noche y con una temperatura que debia rondar los 5 bajo cero,
al amanecer descubrimos que el paisaje estaba totalmente nevado y ya pasado el puerto de Somosierra paramos a tomar el primero de una larga lista de cafes. La velocidad de crucero viajando con Apsley y su Suzuki cargada era de unos escalofriantes 110/120 km. por hora, asi que comprendereis cómo tardamos 2 horas en llegar hasta aquí. Con la luz del día vino una molesta lluvia fina que a ratos se convertia en ventisca de nieve y muy de vez en cuando salia el sol, poco a poco nos fuimos acercando al Pais Vasco punto por donde entrariamos a Francia. Por suerte el tiempo mejoraba a medida que subiamos hacia el norte y??
?Paramos a tomar una cerveza en San Sebastián antes de internarnos en suelo francés y la verdad que no se estaba mal, el sol calentaba un poquito y aunque el del bar no sabia o no quería saber lo que es una caña de cerveza, allí lo llaman txiquito o algo así renovamos ilusión para seguir el camino, aunque nos empezamos a preguntar si llegaríamos a tiempo para por lo menos poder dormir algo.
Cruzamos la frontera y nos movemos por carreteras de esas que vas de pueblo en pueblo, y de rotonda en rotonda. Paramos poco para que nos cunda el camino y conseguimos llegar a la carretera nacional que nos llevaría hasta Burdeos por interminables rectas entre pinares, en este punto hay que decir que a la velocidad que íbamos el camino se volvió mas que tedioso, horroroso además empezaba a hacer mucho más frío, y los kilómetros pasaban muy despacio. En una de esas paradas vimos uno de los casos más raros que he visto en mi vida de inteligencia animal, resulta que aparcamos enfrente de una especie de motel de carretera a fumarnos un pitillo, en el porche descansaba un enorme perro tirado en el suelo y no se inmuto al vernos mas bien puso cara bobalicona, pero cinco minutos después cuando su dueño salió por la puerta se puso a ladrarnos como si fuéramos criminales que quisiéramos robar el motel ¿¿¿¿¿¿¿¿¿ ?????????? ante lo cual nos pusimos a reírnos a plena carcajada. Fue algo así como cuando te pilla tu jefe escaqueandote y te pones a trabajar como si la empresa dependiera de ti. Surrealista, de verdad.
El caso es que entre este incidente y más y más horas de rectas interminables nos fuimos acercando a Burdeos y ya era de noche y cada vez hacia más frío. El cansancio ya era preocupante porque llevábamos 15 horas de moto con un frío impresionante y además húmedos por la lluvia pero guardábamos la ilusión del que va hacia algo nuevo.
A las 19:00 h. ya estábamos metidos en Burdeos y sus autopistas de circunvalación, ahora teníamos que encontrar la ruta hacia el pueblo y después de unas cuantas vueltas enfilamos hacia allí. En una noche gélida y oscura fuimos pasando pueblecitos que tenían toda la pinta de haber sufrido un ataque con armas químicas o algo así porque no encontrabas a nadie en la calle y mucho menos algún comercio o bar abierto, con lo cuál la sensación era cuando menos inquietante.
¿Quién no ha experimentado alguna vez la sensación de estar perdido?, pues eso es exactamente lo que estábamos los cuatro miembros de la expedición cuando pegados a la tapia de una iglesia para protegernos del aire congelado que nos castigaba con ráfagas que te hacían perder el aliento intentábamos ver en el mapa caducado hace 12 años que llevaba Apsley consigo. Pero todavía reinaba el buen humor y la esperanza de llegar alguna vez a nuestro destino. En realidad la distancia entre Burdeos y el pueblecito debía de ser de unos 80 kilómetros pero debimos de hacer unos 120 dando vueltas.
Por fin conseguimos llegar al pueblecito pero para nuestra sorpresa la Concentración no se hacia allí mismo sino un poco más allá y después de otras cuantas vueltas llegamos a la Concentración. La verdad es que aquello era diferente a lo que estábamos acostumbrados, habíamos recorrido casi 1.300 kilómetros en medio de un temporal de frío para llegar hasta una especie de campo de concentración lleno de barro, de motos raras, y de gente rara. Al inscribirnos nos ofrecieron un vaso de vino caliente, el cuál yo no había probado nunca y la verdad estaba buenísimo, además con el frío que llevábamos nos hubieramos bebido hasta una botella de Fairy con tal de que estuviera caliente?
Una vez que nos habíamos inscrito dimos una vuelta por el recinto, para descubrir que íbamos a ser los únicos colgaos que montarían la tienda de campaña, porque los demás dormirían metidos en los barracones donde crian a los pollos. Hay que decir que previamente son acondicionados y aseados por la organización y la verdad es que parecen hasta confortables, ya que en el techo hay una multitud de lámparas con las que dan calor a los pollos en invierno. Pero aún así el olor era cuando menos peculiar, y como detalle mencionaros que había 2 barracones reservados exclusivamente para las motos y era alucinante ver montones y montones de Ducatis de todos los tiempos alineadas perfectamente. Hoy en día es habitual ver una Ducati por España, incluso en el tráfico de Madrid es normal ver muchas circulando, pero por aquella época era dificil ver alguna y para nuestra calenturienta mente aquel era un espectáculo fascinante.
Al final dimos con un trozo de hierba bajo un árbol y montamos nuestra tienda allí acompañados de unas cuantas tiendas más.
En nuestra vuelta por el recinto nos encontramos a Paulino Arroyo, habitual colaborador de la revista Solo Moto y gracias a su mediación conseguimos que los organizadores no devolvieran parte de lo que pagamos en la inscripción (muy cara), ya que lo que pagamos era el precio por los tres días completos que dura la reunión, y nosotros sólo íbamos ha estar una noche.
LA CENA.
Si no has visto a un miembro de la familia León con hambre no sabes lo que es la mala leche, así que imaginaros a dos juntos, y si además si están cansados el cocktail es explosivo. Después de una larga cola llegamos al mostrador donde servían las cenas y por algún motivo que mi memoria no llega a alcanzar, se que nos pusimos de muy, pero que de muy mala hostia (espero que Apsley complemente mis desgastadas neuronas) y una vez en la mesa la retahíla de blasfemias hacia la organización, la cena y a todo lo que fuera francés no se atreve el narrador a reproducirlo en estas líneas. Comimos todos los derivados del pollo que puedas imaginar: Paté de pollo, pastelitos de pollo, tortilla de pollo y la madre que pario al pollo? y sus correspondientes huevos.
Según fuimos cenando parece que el mal humor remitía ayudados por un francés que se debido asustar al vernos de aquella guisa y nos echo una mano con la compleja organización del evento.
RARAS COSTUMBRES BÁRBARAS
Una vez los concentrados acabamos con las existencias de pollo de toda la comarca pasamos a disfrutar de las actividades nocturnas:
A).- ¡DESTROZAR UN COCHE A PEDRADAS!
Si, lo habéis leido bien. Para los que lo queráis hacer en casa, se necesitan:
1.- Coche viejo.
2.- 3.500 piedras o guijarros.
3.- 123 motoristas borrachos.
4.- Mucho rencor acumulado.
Una vez tenemos esto se comienza a bombardear el coche a pedradas mientras sueltas blasfemias e injurias de los automovilistas y una vez el coche es irreconocible pasamos a la segunda actividad.
B).- LOS PETARDITOS
Para relajarse después de esto nada como suministrar a los motoristas borrachos un buen surtido de petardos y animarlos a que se los tiren entre ellos.
Despúes de los petarditos vino la vuelta completa al recinto donde tenian expuesto cosas de lo más diverso en barracones habilitados para tal menester. En uno de ellos tenian una exposición del equipo Ducati de resistencia del que los organizadores eran propietarios, habia una mural con miles y miles de fotos tomadas en las carreras, alguna moto y monos de cuero, y en unas vitrinas de cristal decenas de pistones reventados y agujereados de las Ducati con las que corrian? ?púes va a ser verdad que las Ducati son frágiles? pensamos. En otro barracon tenian productos de Merchandaising y una exposición de motos Buell.
Una vez acabamos el recorrido entramos en el bar a tomarnos algo y despúes nos fuimos a dormir a las tiendas porque estabamos reventados, no sin antes charlar un buen rato con los colegas Españoles que habia por allí.
DOMINGO
EL DESAYUNO
Como siempre que duermo en una tienda de campaña me levante con la sensación de estar mas cansado que cuando me acoste y el recuerdo del frio que hacia en la tienda durante la noche todavia me daba escalofrios. Habia nevado bastante durante la noche y quedaban algunos rastros de nieve por el suelo lo que seria una premonición de lo que nos esperaría en el viaje de vuelta.
Despúes de la humillación que siempre supone vestirte con varias capas de ropa dentro de una tienda de campaña haciendo esas posturas indignas para conseguir meterte el pantalón fuimos a desayunar al comedor. Una variada colección de bollitos y como no, de pate de pollo nos aguardaban al lado de un café de esos que toman los bárbaros que no sabe a nada. La que repartia la intendencia regaño a Apsley por intentar apropiarse de mas cantidad de la que le tocaba con el consiguiente descojone de personal y las consiguientes blasfemias por parte de Apsley hacia los franceses.
Déspues del cigarrito de rigor dimos otra vuelta al recinto para verlo ahora si de día y volvimos a flipar una vez más con los cacharros que habia por alli como Ducatis 916 con sidecar y cosas por el estilo, la que más me gusto fúe una 900SS Montjuic, con sus dos faros saliendo por delante del carenado y pintada de rojo y amarillo, ¡QUE BONITA!. Por supuesto también habia BMWs Triumphs, Harleys, Guzzis y Laverdas.
EL REGRESO
(o como perder la fé en la moto?)
Una vez recogimos los bartulos y cargado las motos partimos hacia nuestra casa por las carreteritas que nos llevarian hasta Burdeos. Estás eran exactamente iguales que las que salen en los comics del Joe Bar, con vallitas de madera, sus cruces y sus pueblecitos, hay que decir que el frio apretaba de lo lindo pero como la carretera era divertida se sobrellevaba.Pasado Buerdeos empezo a llover con la consiguiente parada para protegernos de la lluvia, dicha protección consistia en atarnos bolsas de plástico en los pies para que no se nos calaran mas de lo que ya estaban.
A estas alturas ?sólo? nos quedaban mas de 1.000 kilometros para llegar a casa y quedaban tres horas de luz. La terrible carretera que va desde Burdeos hasta la frontera se hizo sencillamente insoportable por el tedio de las rectas y el frio que hacia. A eso de las 9:00h cruzamos a España y los miembros de la expedición ya ivan con lo puesto, cruzamos una autovia llena de curvas que a mi me parecio especialmente peligrosa porque veia manchas de gasoil por todas las partes y me daba la impresión de que todo el mundo circulaba exageradamente deprisa.
LA PRUEBA
No se donde ni como se llamaba pero a eso de las 11 de la noche atravesamos un puerto de esos ?enrevesaditos? que estaba resbaladizo por la humedad y el frio, Apsley abria camino y yo detrás intentando averiguar bajo mi pantalla helada y opaca por el vaho hacia que lado era la curva.
La bombilla de mi faro decide morirse en ese delicado momento, ¡BIEN! a duras penas veo la carretera, pongo la larga?, la larga funciona a rachas?, que hostia me voy a dar? veo como en las discotecas cuando ponen las luces estroboscopicas: ahora si, ahora no. Pero como ese día no me toca consigo hacer el puerto sin matarme.
Cuando consigo terminar el puerto de repente: Pofff, Poofff, Pooofff, Pooooofff, Poooooooouuuuuuuummmmphhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh?????(s ilencio)?????,
¡SE PARA LA MOTO!, consigo meterme en un arcen estrechisimo que estaba totalmente congelado con su consiguiente derrapadita y Apsley tira palante sin verme. ¿Se abrá dado cuenta?. Un rato despúes le veo volver con la cara típica del susto: ¿QUEEE PAAASA?, que va a pasar, que me he quedado sin gasolina.
Apsley va en busca de una gasolinera y me quedo allí en medio de un arcén muy pequeño, con los camiones pasando muy cerca y sin posibilidad de saltar al otro lado, mi mujer con la cara blanca por el frio y una sensación de desamparo tremenda?, pasa media hora y empieza a nevar otra vez, Apsley no viene?
Después de esperar una eternidad por fin diviso la inconfundible silueta de Apsley y su vieja Suzuki aparecer entre las tinieblas, trae un bote de aceite con un par de litros de combustible y tras echarlo en el depósito y escuchar a la BMW estornudar y toser por el tubo de escape unas cuantas veces (por cierto que feo era el tubo de escape de la BMW) conseguimos arrancarla. Con mucho cuidadito salimos del arcén congelado y unos 12 kilómetros mas adelante paramos en una gasolinera a repostar y comprar una bombilla para la amoto, hace un frio de mil demonios y para llegar hasta la gasolinera hay que recorrer una carreterita que esta totalmente congelada.
Tras fumarnos unos pitillos y volver a comentar una vez más porqué estábamos haciendo esto continuamos haciendo camino, aunque el ritmo desciende mucho debido al cansancio y al frio. Poco a poco y haciendo muchas paradas para recuperarnos llegamos a Burgos y 30 kilómetros más allá paramos de nuevo en una gasolinera.
Son las dos de la madrugada, el panorama es dantesco, según el termómetro de la gasolinera estamos a 14 grados bajo cero (de verdad), y el viento, que hizo aparición hace un buen rato debe ser de unos 80 km/h. (los que hagáis alpinismo/montañismo sabréis lo que significa el viento en estas circunstancias). En estas condiciones da igual que lleves Gore-Tex, forros polares y demás, llevamos 2.600 kilómetros en las espaldas y encima hay pocos coches en la carretera. El encargado de la gasolinera no da crédito a lo que esta viendo y las tres o cuatro personas que deambulan por la cafetería nos miran como si fuéramos marcianos.
Aún nos queda por recorrer toda la estepa que va desde Burgos hasta Somosierra y buscamos desesperadamente las rodadas de los camiones, ya que por donde pasan los camiones no se hace hielo con tanta facilidad. El tráfico de turismos es casi inexistente y como en una especie de túnel vamos pasando los kilómetros, sufriendolos uno a uno.
Por fin llegamos a Somosierra y todo está cubierto de nieve, las máquinas trabajan a lo largo del puerto y muy despacito lo sorteamos como podemos, la guardia civil que patrulla el puerto acompañando a las máquinas nos miran como si fuéramos enfermos mentales.
Paramos en la gasolinera de la Serna, el pobre dependiente nos prepara un café aunque la tienda está cerrada, me imagino que le dimos pena. Gema (mi mujer) no es capaz de sostener el vaso en sus manos debido a los temblores y nuestra situación es patética, sólo la cercanía a nuestra casa nos mantiene sobre las motos. Decididos a llegar del tirón subimos en las motos y reemprendemos el camino, ya no parariamos hasta llegar a casa. A 20 kilómetros de mi casa deseo meterme en una cama con todas mis fuerzas y los kilómetros se cuentan uno a uno.
Por fin entramos en Madrid, son las 5:30 de la madrugada, Apsley y yo nos damos la mano encima de la moto como los pilotos de carreras cuando estas acaban, no es para menos. Parada en casa para felicitarnos por la aventura que acabamos de realizar y despedirnos de Apsley y su novia que todavía tienen que ir hasta Colmenarejo.
Gema y yo nos metemos en la cama tapados por 3 mantas pero es imposible entrar en calor, por más que hacemos no conseguimos dormirnos, todavía estamos tiritando y queremos aprovechar las dos horas y media que nos quedan hasta que suene el despertador para ir a trabajar. Si amigos, porque el trabajo no entiende de aventuras.
P.D.
Al día siguiente nos enteramos que cerraron el puerto de Somosierra media hora después de pasar nosotros, Gema no pudo acudir al trabajo porque estaba totalmente agotada y vomitaba cada media hora. Apsley y Silvia se levantaron a trabajar pero la carretera que conecta Colmenarejo con la autovía de La Coruña estaba cerrada al tráfico y decidieron que era más interesante retozar en la cama el resto del día. Sólo el narrador acudió al trabajo y cumplio con su deber, era joven todavía?
Hoy no lo repetiría ni por dinero, nos metimos casi 3.000 kilómetros en el peor temporal de frio que se recuerda. Y lo conseguimos.
CON DOS COJONES, ¿VERDAD APSLEY?. Amueblar el palacio de la memoria es muy caro, pero merece la pena.
El día que renegé de mi condición de rutero ó El ?Pollostreffen?
Corria el año del señor de 1998 cuando en pleno y crudo invierno tuve una de mis iluminaciones al mirar una revista de motos (me imagino que fúe en el servicio con un pitillo en la boca). Organizaban una concentración de motos en un pueblecito un ?poco(*)? más arriba de Burdeos en Francia. La Concentración tenia algo de especial ya que sólo admitian motos de procedencia Europea salvo a excepción de los españoles que no se porque razón podían acudir con motos japonesas (verídico). Se llamaba Duacati en Perigord y estaba organizada por un equipo francés que corria en resistencia siempre con Ducati, y par mas inri se hacia en una granja de pollos de ahí que en España se le llamara familiarmente cómo ?Pollostreffen?. A continuación os relataré aquellos tres días intensos.
JUEVES, LA LLAMADA.
Despúes de la iluminación llamé por teléfono a Apsley para contárselo (a Xoxe no, porque no tenia moto por aquel entonces)
- Pi:?Oye que he visto una concentración que puede estar muy bién, esta un poco lejos pero total que es eso para unos ruteros empedernidos como nosotros?
-Apsley: ¿Pero donde está?
- Pi: Un ?poco(*)? más arriba de Burdeos.
-Apsley: ¿Hein?? ¿Tus tas zumbao o que?
- Pi: Jo tio que sólo van motos europeas, y?y? tiene que molar.
-Apsley: Venga va?
Comprenderá el astuto lector que la conversación no es la original pero tuvo que ser algo parecido.
SÁBADO , EL VIAJE.
05:30 de la mañana, Apsley me viene a buscar con su ex-novia y su Suzuki desde Colmenarejo (yo aún vivia en Madrid) totalmente forrado de ropa y con una cara de frio que me haria presagiar lo que vendría durante todo el fin de semana, yo ya tenia mi BMW aparcada enfrente de mi casa cargada con la tienda de campaña, los sacos de dormir, la bolsa sobredepósito y las maletas. Mi chica, Gema ?pieldegoretex? me comentó que hacia bastante frio, lo que hizo que me preocupará aún más, porque si ella se queja de frio es que hace muuuuuuuucho frio, su mote no es por casualidad.
De esa forma iniciamos el viaje, de noche y con una temperatura que debia rondar los 5 bajo cero,
al amanecer descubrimos que el paisaje estaba totalmente nevado y ya pasado el puerto de Somosierra paramos a tomar el primero de una larga lista de cafes. La velocidad de crucero viajando con Apsley y su Suzuki cargada era de unos escalofriantes 110/120 km. por hora, asi que comprendereis cómo tardamos 2 horas en llegar hasta aquí. Con la luz del día vino una molesta lluvia fina que a ratos se convertia en ventisca de nieve y muy de vez en cuando salia el sol, poco a poco nos fuimos acercando al Pais Vasco punto por donde entrariamos a Francia. Por suerte el tiempo mejoraba a medida que subiamos hacia el norte y??
?Paramos a tomar una cerveza en San Sebastián antes de internarnos en suelo francés y la verdad que no se estaba mal, el sol calentaba un poquito y aunque el del bar no sabia o no quería saber lo que es una caña de cerveza, allí lo llaman txiquito o algo así renovamos ilusión para seguir el camino, aunque nos empezamos a preguntar si llegaríamos a tiempo para por lo menos poder dormir algo.
Cruzamos la frontera y nos movemos por carreteras de esas que vas de pueblo en pueblo, y de rotonda en rotonda. Paramos poco para que nos cunda el camino y conseguimos llegar a la carretera nacional que nos llevaría hasta Burdeos por interminables rectas entre pinares, en este punto hay que decir que a la velocidad que íbamos el camino se volvió mas que tedioso, horroroso además empezaba a hacer mucho más frío, y los kilómetros pasaban muy despacio. En una de esas paradas vimos uno de los casos más raros que he visto en mi vida de inteligencia animal, resulta que aparcamos enfrente de una especie de motel de carretera a fumarnos un pitillo, en el porche descansaba un enorme perro tirado en el suelo y no se inmuto al vernos mas bien puso cara bobalicona, pero cinco minutos después cuando su dueño salió por la puerta se puso a ladrarnos como si fuéramos criminales que quisiéramos robar el motel ¿¿¿¿¿¿¿¿¿ ?????????? ante lo cual nos pusimos a reírnos a plena carcajada. Fue algo así como cuando te pilla tu jefe escaqueandote y te pones a trabajar como si la empresa dependiera de ti. Surrealista, de verdad.
El caso es que entre este incidente y más y más horas de rectas interminables nos fuimos acercando a Burdeos y ya era de noche y cada vez hacia más frío. El cansancio ya era preocupante porque llevábamos 15 horas de moto con un frío impresionante y además húmedos por la lluvia pero guardábamos la ilusión del que va hacia algo nuevo.
A las 19:00 h. ya estábamos metidos en Burdeos y sus autopistas de circunvalación, ahora teníamos que encontrar la ruta hacia el pueblo y después de unas cuantas vueltas enfilamos hacia allí. En una noche gélida y oscura fuimos pasando pueblecitos que tenían toda la pinta de haber sufrido un ataque con armas químicas o algo así porque no encontrabas a nadie en la calle y mucho menos algún comercio o bar abierto, con lo cuál la sensación era cuando menos inquietante.
¿Quién no ha experimentado alguna vez la sensación de estar perdido?, pues eso es exactamente lo que estábamos los cuatro miembros de la expedición cuando pegados a la tapia de una iglesia para protegernos del aire congelado que nos castigaba con ráfagas que te hacían perder el aliento intentábamos ver en el mapa caducado hace 12 años que llevaba Apsley consigo. Pero todavía reinaba el buen humor y la esperanza de llegar alguna vez a nuestro destino. En realidad la distancia entre Burdeos y el pueblecito debía de ser de unos 80 kilómetros pero debimos de hacer unos 120 dando vueltas.
Por fin conseguimos llegar al pueblecito pero para nuestra sorpresa la Concentración no se hacia allí mismo sino un poco más allá y después de otras cuantas vueltas llegamos a la Concentración. La verdad es que aquello era diferente a lo que estábamos acostumbrados, habíamos recorrido casi 1.300 kilómetros en medio de un temporal de frío para llegar hasta una especie de campo de concentración lleno de barro, de motos raras, y de gente rara. Al inscribirnos nos ofrecieron un vaso de vino caliente, el cuál yo no había probado nunca y la verdad estaba buenísimo, además con el frío que llevábamos nos hubieramos bebido hasta una botella de Fairy con tal de que estuviera caliente?
Una vez que nos habíamos inscrito dimos una vuelta por el recinto, para descubrir que íbamos a ser los únicos colgaos que montarían la tienda de campaña, porque los demás dormirían metidos en los barracones donde crian a los pollos. Hay que decir que previamente son acondicionados y aseados por la organización y la verdad es que parecen hasta confortables, ya que en el techo hay una multitud de lámparas con las que dan calor a los pollos en invierno. Pero aún así el olor era cuando menos peculiar, y como detalle mencionaros que había 2 barracones reservados exclusivamente para las motos y era alucinante ver montones y montones de Ducatis de todos los tiempos alineadas perfectamente. Hoy en día es habitual ver una Ducati por España, incluso en el tráfico de Madrid es normal ver muchas circulando, pero por aquella época era dificil ver alguna y para nuestra calenturienta mente aquel era un espectáculo fascinante.
Al final dimos con un trozo de hierba bajo un árbol y montamos nuestra tienda allí acompañados de unas cuantas tiendas más.
En nuestra vuelta por el recinto nos encontramos a Paulino Arroyo, habitual colaborador de la revista Solo Moto y gracias a su mediación conseguimos que los organizadores no devolvieran parte de lo que pagamos en la inscripción (muy cara), ya que lo que pagamos era el precio por los tres días completos que dura la reunión, y nosotros sólo íbamos ha estar una noche.
LA CENA.
Si no has visto a un miembro de la familia León con hambre no sabes lo que es la mala leche, así que imaginaros a dos juntos, y si además si están cansados el cocktail es explosivo. Después de una larga cola llegamos al mostrador donde servían las cenas y por algún motivo que mi memoria no llega a alcanzar, se que nos pusimos de muy, pero que de muy mala hostia (espero que Apsley complemente mis desgastadas neuronas) y una vez en la mesa la retahíla de blasfemias hacia la organización, la cena y a todo lo que fuera francés no se atreve el narrador a reproducirlo en estas líneas. Comimos todos los derivados del pollo que puedas imaginar: Paté de pollo, pastelitos de pollo, tortilla de pollo y la madre que pario al pollo? y sus correspondientes huevos.
Según fuimos cenando parece que el mal humor remitía ayudados por un francés que se debido asustar al vernos de aquella guisa y nos echo una mano con la compleja organización del evento.
RARAS COSTUMBRES BÁRBARAS
Una vez los concentrados acabamos con las existencias de pollo de toda la comarca pasamos a disfrutar de las actividades nocturnas:
A).- ¡DESTROZAR UN COCHE A PEDRADAS!
Si, lo habéis leido bien. Para los que lo queráis hacer en casa, se necesitan:
1.- Coche viejo.
2.- 3.500 piedras o guijarros.
3.- 123 motoristas borrachos.
4.- Mucho rencor acumulado.
Una vez tenemos esto se comienza a bombardear el coche a pedradas mientras sueltas blasfemias e injurias de los automovilistas y una vez el coche es irreconocible pasamos a la segunda actividad.
B).- LOS PETARDITOS
Para relajarse después de esto nada como suministrar a los motoristas borrachos un buen surtido de petardos y animarlos a que se los tiren entre ellos.
Despúes de los petarditos vino la vuelta completa al recinto donde tenian expuesto cosas de lo más diverso en barracones habilitados para tal menester. En uno de ellos tenian una exposición del equipo Ducati de resistencia del que los organizadores eran propietarios, habia una mural con miles y miles de fotos tomadas en las carreras, alguna moto y monos de cuero, y en unas vitrinas de cristal decenas de pistones reventados y agujereados de las Ducati con las que corrian? ?púes va a ser verdad que las Ducati son frágiles? pensamos. En otro barracon tenian productos de Merchandaising y una exposición de motos Buell.
Una vez acabamos el recorrido entramos en el bar a tomarnos algo y despúes nos fuimos a dormir a las tiendas porque estabamos reventados, no sin antes charlar un buen rato con los colegas Españoles que habia por allí.
DOMINGO
EL DESAYUNO
Como siempre que duermo en una tienda de campaña me levante con la sensación de estar mas cansado que cuando me acoste y el recuerdo del frio que hacia en la tienda durante la noche todavia me daba escalofrios. Habia nevado bastante durante la noche y quedaban algunos rastros de nieve por el suelo lo que seria una premonición de lo que nos esperaría en el viaje de vuelta.
Despúes de la humillación que siempre supone vestirte con varias capas de ropa dentro de una tienda de campaña haciendo esas posturas indignas para conseguir meterte el pantalón fuimos a desayunar al comedor. Una variada colección de bollitos y como no, de pate de pollo nos aguardaban al lado de un café de esos que toman los bárbaros que no sabe a nada. La que repartia la intendencia regaño a Apsley por intentar apropiarse de mas cantidad de la que le tocaba con el consiguiente descojone de personal y las consiguientes blasfemias por parte de Apsley hacia los franceses.
Déspues del cigarrito de rigor dimos otra vuelta al recinto para verlo ahora si de día y volvimos a flipar una vez más con los cacharros que habia por alli como Ducatis 916 con sidecar y cosas por el estilo, la que más me gusto fúe una 900SS Montjuic, con sus dos faros saliendo por delante del carenado y pintada de rojo y amarillo, ¡QUE BONITA!. Por supuesto también habia BMWs Triumphs, Harleys, Guzzis y Laverdas.
EL REGRESO
(o como perder la fé en la moto?)
Una vez recogimos los bartulos y cargado las motos partimos hacia nuestra casa por las carreteritas que nos llevarian hasta Burdeos. Estás eran exactamente iguales que las que salen en los comics del Joe Bar, con vallitas de madera, sus cruces y sus pueblecitos, hay que decir que el frio apretaba de lo lindo pero como la carretera era divertida se sobrellevaba.Pasado Buerdeos empezo a llover con la consiguiente parada para protegernos de la lluvia, dicha protección consistia en atarnos bolsas de plástico en los pies para que no se nos calaran mas de lo que ya estaban.
A estas alturas ?sólo? nos quedaban mas de 1.000 kilometros para llegar a casa y quedaban tres horas de luz. La terrible carretera que va desde Burdeos hasta la frontera se hizo sencillamente insoportable por el tedio de las rectas y el frio que hacia. A eso de las 9:00h cruzamos a España y los miembros de la expedición ya ivan con lo puesto, cruzamos una autovia llena de curvas que a mi me parecio especialmente peligrosa porque veia manchas de gasoil por todas las partes y me daba la impresión de que todo el mundo circulaba exageradamente deprisa.
LA PRUEBA
No se donde ni como se llamaba pero a eso de las 11 de la noche atravesamos un puerto de esos ?enrevesaditos? que estaba resbaladizo por la humedad y el frio, Apsley abria camino y yo detrás intentando averiguar bajo mi pantalla helada y opaca por el vaho hacia que lado era la curva.
La bombilla de mi faro decide morirse en ese delicado momento, ¡BIEN! a duras penas veo la carretera, pongo la larga?, la larga funciona a rachas?, que hostia me voy a dar? veo como en las discotecas cuando ponen las luces estroboscopicas: ahora si, ahora no. Pero como ese día no me toca consigo hacer el puerto sin matarme.
Cuando consigo terminar el puerto de repente: Pofff, Poofff, Pooofff, Pooooofff, Poooooooouuuuuuuummmmphhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh?????(s ilencio)?????,
¡SE PARA LA MOTO!, consigo meterme en un arcen estrechisimo que estaba totalmente congelado con su consiguiente derrapadita y Apsley tira palante sin verme. ¿Se abrá dado cuenta?. Un rato despúes le veo volver con la cara típica del susto: ¿QUEEE PAAASA?, que va a pasar, que me he quedado sin gasolina.
Apsley va en busca de una gasolinera y me quedo allí en medio de un arcén muy pequeño, con los camiones pasando muy cerca y sin posibilidad de saltar al otro lado, mi mujer con la cara blanca por el frio y una sensación de desamparo tremenda?, pasa media hora y empieza a nevar otra vez, Apsley no viene?
Después de esperar una eternidad por fin diviso la inconfundible silueta de Apsley y su vieja Suzuki aparecer entre las tinieblas, trae un bote de aceite con un par de litros de combustible y tras echarlo en el depósito y escuchar a la BMW estornudar y toser por el tubo de escape unas cuantas veces (por cierto que feo era el tubo de escape de la BMW) conseguimos arrancarla. Con mucho cuidadito salimos del arcén congelado y unos 12 kilómetros mas adelante paramos en una gasolinera a repostar y comprar una bombilla para la amoto, hace un frio de mil demonios y para llegar hasta la gasolinera hay que recorrer una carreterita que esta totalmente congelada.
Tras fumarnos unos pitillos y volver a comentar una vez más porqué estábamos haciendo esto continuamos haciendo camino, aunque el ritmo desciende mucho debido al cansancio y al frio. Poco a poco y haciendo muchas paradas para recuperarnos llegamos a Burgos y 30 kilómetros más allá paramos de nuevo en una gasolinera.
Son las dos de la madrugada, el panorama es dantesco, según el termómetro de la gasolinera estamos a 14 grados bajo cero (de verdad), y el viento, que hizo aparición hace un buen rato debe ser de unos 80 km/h. (los que hagáis alpinismo/montañismo sabréis lo que significa el viento en estas circunstancias). En estas condiciones da igual que lleves Gore-Tex, forros polares y demás, llevamos 2.600 kilómetros en las espaldas y encima hay pocos coches en la carretera. El encargado de la gasolinera no da crédito a lo que esta viendo y las tres o cuatro personas que deambulan por la cafetería nos miran como si fuéramos marcianos.
Aún nos queda por recorrer toda la estepa que va desde Burgos hasta Somosierra y buscamos desesperadamente las rodadas de los camiones, ya que por donde pasan los camiones no se hace hielo con tanta facilidad. El tráfico de turismos es casi inexistente y como en una especie de túnel vamos pasando los kilómetros, sufriendolos uno a uno.
Por fin llegamos a Somosierra y todo está cubierto de nieve, las máquinas trabajan a lo largo del puerto y muy despacito lo sorteamos como podemos, la guardia civil que patrulla el puerto acompañando a las máquinas nos miran como si fuéramos enfermos mentales.
Paramos en la gasolinera de la Serna, el pobre dependiente nos prepara un café aunque la tienda está cerrada, me imagino que le dimos pena. Gema (mi mujer) no es capaz de sostener el vaso en sus manos debido a los temblores y nuestra situación es patética, sólo la cercanía a nuestra casa nos mantiene sobre las motos. Decididos a llegar del tirón subimos en las motos y reemprendemos el camino, ya no parariamos hasta llegar a casa. A 20 kilómetros de mi casa deseo meterme en una cama con todas mis fuerzas y los kilómetros se cuentan uno a uno.
Por fin entramos en Madrid, son las 5:30 de la madrugada, Apsley y yo nos damos la mano encima de la moto como los pilotos de carreras cuando estas acaban, no es para menos. Parada en casa para felicitarnos por la aventura que acabamos de realizar y despedirnos de Apsley y su novia que todavía tienen que ir hasta Colmenarejo.
Gema y yo nos metemos en la cama tapados por 3 mantas pero es imposible entrar en calor, por más que hacemos no conseguimos dormirnos, todavía estamos tiritando y queremos aprovechar las dos horas y media que nos quedan hasta que suene el despertador para ir a trabajar. Si amigos, porque el trabajo no entiende de aventuras.
P.D.
Al día siguiente nos enteramos que cerraron el puerto de Somosierra media hora después de pasar nosotros, Gema no pudo acudir al trabajo porque estaba totalmente agotada y vomitaba cada media hora. Apsley y Silvia se levantaron a trabajar pero la carretera que conecta Colmenarejo con la autovía de La Coruña estaba cerrada al tráfico y decidieron que era más interesante retozar en la cama el resto del día. Sólo el narrador acudió al trabajo y cumplio con su deber, era joven todavía?
Hoy no lo repetiría ni por dinero, nos metimos casi 3.000 kilómetros en el peor temporal de frio que se recuerda. Y lo conseguimos.
CON DOS COJONES, ¿VERDAD APSLEY?. Amueblar el palacio de la memoria es muy caro, pero merece la pena.