pi
02-24-2005, 04:11 PM
Siempre lo había deseado, desde que era niño estaba como loco por ella. Mientras otros niños jugaban al fútbol o intercambiaban canicas yo me quedaba tonto mirándola, a veces, horas enteras.
Cuando crecí un poco aquella obsesión no solo no desapareció sino que se multiplico, pues yo ya no era un niño sino un proyecto de hombre, y mi deseo cada vez era mas irrefrenable. Intentaba consolarme mirando revistas, mis hermanos me decían que ya me llegaría la hora, que era demasiado joven y ella no me aceptaría. Pero yo no aceptaba un no por respuesta, y con la incosciencia que da la juventud me lance a por ella.
Sabia que me la jugaba, pero mi deseo era tan fuerte que nada podía detenerme en mi camino hacia ella. Una tarde de diciembre no pude mas y me lance a por ella.
No me esperaba lo que paso a continuación: no tuvo piedad, no me acepto, y para demostrarme lo que le había molestado me pego una tremenda paliza, tan fuerte que estuve tres meses en un hospital y un año escayolado hasta la cintura.
Paso el tiempo y cicatrizaron las heridas. Ya no quise saber mas de ella, jure que no volvería a fijarme en esa fria y traicionera, pero eso sólo era una mentira, y a pesar de que otras cosas se habían colado en mi vida no podía evitar mirarla de reojo cuando paseaba por la calle. Fue mas o menos por aquella época cuando aprendí de que el deseo nunca se equivoca.
Estaba decidido, lo volvería a intentar, costase lo que costase. Me arme de valor y aprendí de mis errores .- "Claro, yo era muy joven" "No tuve la delicadeza necesaria" etc... Una tarde me encontré con ella en un precioso lugar, había salido el arco iris y ella estaba empapada por la lluvia, aquello fue demasiado para mi, no lo pude resistir y me volvía lanzar a por ella.
Me volvió a rechazar, a pesar de que ya no era un niño y empezaba a tener experiencia, creo que me lanze muy deprisa hacia ella, eso no le gusto, y me dijo que a una señorita no se le molesta cuando se esta secando.
Y pasó el tiempo...
No se me quitaba la idea de la cabeza y a pesar de que intentaba olvidarla el recuerdo de su perfume me perseguía por las noches. Esta vez lo intentaría por la noche, aprendí de los mas veteranos, que me dijeron que a una dama es mejor conquistarla con la luna como cómplice.
Espere a la media noche y a la luz de la luna lo volví a intentar, esta vez fui mucho mas cauteloso, había aprendido que no le gustaban las brusquedades y me volví a lanzar.
Todavía me duelen las heridas compañeros, y lo que es peor: no entendía nada de nada, todo era perfecto, la noche y todo eso. Empecé a perder la esperanza, yo, que desde que era niño la estaba esperando.
Cambie de traje y de peinado, (por si ese era el problema) y me volví a lanzar. Esta vez ya no había vuelta atrás o la poseía o moría en el intento.
Mori en el intento, o casi. Todavía están buscando trozos de mi alma por la sierra de Madrid.
Y pasó el tiempo. Quizá mi aspecto estaba un poco desfasado, o quizás fuese que no estábamos hechos el uno para el otro. Pero una mañana de enero algo cambio, yo, que ya había perdido la esperanza y me había resignado, de repente note un cosquilleo por la nuca y un sonido al que no estaba acostumbrado; Era su voz, que esta vez no me chillaba y me golpeaba, al contrario, me susurraba cosas bonitas al oído y me dijo que me estaba acercando, que siguiera un poco mas. Y claro tanto, tanto tiempo esperándolo que no supe reaccionar correctamente. Cuando mis ideas se aclararon, mi amada ya se había ido.
Tres semanas después volví a encontrarla, y note que su mirada hacia mi ya no era de desprecio e indiferencia, y una picara sonrisa dibujaba su rostro. Ese día ella me haría suyo.
Como podía haber sido tan necio, no me había dado cuenta. Todo lo que esa dama quería era que fuese con protección, (es que las cosas hoy en día están muy malitas con el SIDA y esas cosillas). Me abrió su corazón y nos fundimos en un abrazo que a mi me pareció deliciosamente eterno. Empecé poco a poco, con timidez, como un niño que descubre algo nuevo, me había dado tantos golpes en el pasado que me costaba coger confianza.
Pero aquello era una locura maravillosa, y los dos seguimos amándonos... Tal era la pasión que yo empecé a empujar cada vez mas y mas hasta llegar al punto en que ella se volvió loca gritando. Pero ya era demasiado, la pasión alcanzo tal intensidad que mi protección empezó a desfallecer, (con las prisas no me lo había puesto bien), y tuve que pararla. .-Ya esta bien por hoy mi amor, seguiremos otro día.
Y así fue como por fin hice el amor por primera vez con la carretera.
La primera vez que arrastre la rodilla.
Basado en un comentario de Apsley. "Rozar con la rodilla es como hacer el amor con el asfalto"
Que razón tenias Brother.
Espero que os haya divertido
Cuando crecí un poco aquella obsesión no solo no desapareció sino que se multiplico, pues yo ya no era un niño sino un proyecto de hombre, y mi deseo cada vez era mas irrefrenable. Intentaba consolarme mirando revistas, mis hermanos me decían que ya me llegaría la hora, que era demasiado joven y ella no me aceptaría. Pero yo no aceptaba un no por respuesta, y con la incosciencia que da la juventud me lance a por ella.
Sabia que me la jugaba, pero mi deseo era tan fuerte que nada podía detenerme en mi camino hacia ella. Una tarde de diciembre no pude mas y me lance a por ella.
No me esperaba lo que paso a continuación: no tuvo piedad, no me acepto, y para demostrarme lo que le había molestado me pego una tremenda paliza, tan fuerte que estuve tres meses en un hospital y un año escayolado hasta la cintura.
Paso el tiempo y cicatrizaron las heridas. Ya no quise saber mas de ella, jure que no volvería a fijarme en esa fria y traicionera, pero eso sólo era una mentira, y a pesar de que otras cosas se habían colado en mi vida no podía evitar mirarla de reojo cuando paseaba por la calle. Fue mas o menos por aquella época cuando aprendí de que el deseo nunca se equivoca.
Estaba decidido, lo volvería a intentar, costase lo que costase. Me arme de valor y aprendí de mis errores .- "Claro, yo era muy joven" "No tuve la delicadeza necesaria" etc... Una tarde me encontré con ella en un precioso lugar, había salido el arco iris y ella estaba empapada por la lluvia, aquello fue demasiado para mi, no lo pude resistir y me volvía lanzar a por ella.
Me volvió a rechazar, a pesar de que ya no era un niño y empezaba a tener experiencia, creo que me lanze muy deprisa hacia ella, eso no le gusto, y me dijo que a una señorita no se le molesta cuando se esta secando.
Y pasó el tiempo...
No se me quitaba la idea de la cabeza y a pesar de que intentaba olvidarla el recuerdo de su perfume me perseguía por las noches. Esta vez lo intentaría por la noche, aprendí de los mas veteranos, que me dijeron que a una dama es mejor conquistarla con la luna como cómplice.
Espere a la media noche y a la luz de la luna lo volví a intentar, esta vez fui mucho mas cauteloso, había aprendido que no le gustaban las brusquedades y me volví a lanzar.
Todavía me duelen las heridas compañeros, y lo que es peor: no entendía nada de nada, todo era perfecto, la noche y todo eso. Empecé a perder la esperanza, yo, que desde que era niño la estaba esperando.
Cambie de traje y de peinado, (por si ese era el problema) y me volví a lanzar. Esta vez ya no había vuelta atrás o la poseía o moría en el intento.
Mori en el intento, o casi. Todavía están buscando trozos de mi alma por la sierra de Madrid.
Y pasó el tiempo. Quizá mi aspecto estaba un poco desfasado, o quizás fuese que no estábamos hechos el uno para el otro. Pero una mañana de enero algo cambio, yo, que ya había perdido la esperanza y me había resignado, de repente note un cosquilleo por la nuca y un sonido al que no estaba acostumbrado; Era su voz, que esta vez no me chillaba y me golpeaba, al contrario, me susurraba cosas bonitas al oído y me dijo que me estaba acercando, que siguiera un poco mas. Y claro tanto, tanto tiempo esperándolo que no supe reaccionar correctamente. Cuando mis ideas se aclararon, mi amada ya se había ido.
Tres semanas después volví a encontrarla, y note que su mirada hacia mi ya no era de desprecio e indiferencia, y una picara sonrisa dibujaba su rostro. Ese día ella me haría suyo.
Como podía haber sido tan necio, no me había dado cuenta. Todo lo que esa dama quería era que fuese con protección, (es que las cosas hoy en día están muy malitas con el SIDA y esas cosillas). Me abrió su corazón y nos fundimos en un abrazo que a mi me pareció deliciosamente eterno. Empecé poco a poco, con timidez, como un niño que descubre algo nuevo, me había dado tantos golpes en el pasado que me costaba coger confianza.
Pero aquello era una locura maravillosa, y los dos seguimos amándonos... Tal era la pasión que yo empecé a empujar cada vez mas y mas hasta llegar al punto en que ella se volvió loca gritando. Pero ya era demasiado, la pasión alcanzo tal intensidad que mi protección empezó a desfallecer, (con las prisas no me lo había puesto bien), y tuve que pararla. .-Ya esta bien por hoy mi amor, seguiremos otro día.
Y así fue como por fin hice el amor por primera vez con la carretera.
La primera vez que arrastre la rodilla.
Basado en un comentario de Apsley. "Rozar con la rodilla es como hacer el amor con el asfalto"
Que razón tenias Brother.
Espero que os haya divertido