pate
02-03-2005, 08:04 PM
" Aquellos días lejanos de mediados de los ochenta, donde mi testosterona aún fluía a raudales, cuando aún podía elegir el peinado que quería, cuando hacía ya unos pocos años que las motos japonesas entraban sin cortapisas en este país, donde las Dholda, las Japauto, las Nicco Baker, perdían por momentos su razón de ser, tuve la "mala suerte" de ver en el concesionario de Yamaha unas fotos de una revista, salón de Barcelona creo recordar, en las que aparecía una de las novisimas RD 350. Me falto tiempo para empezar a buscar de donde sacar dinero para poder comprarla. No tardé demasiado, es de todos conocido que es directamente proporcional las ganas con el ingenio, y encargué mi primera moto seria de verdad. Obviemos que los de Yamaha se empeñarón en mandarmela de color negro, y yo estaba empeñado en el blanco, así que tardó un poco más de la cuenta.
El buen día que la estrené, le hice mas de 500 km, y en poco más de cuatro días, ya estaba bien rodadita para poder empezar a sentir aquella explosión "desmedida" de potencia. Uno de aquellos maravillosos amigos que entendian mucho de motos y se había comprado una Ducati Pantah 600, que sonaba de fábula cuando no estaba en el taller, vino a comprobar in situ a que sonaba aquel molinillo, y le falto tiempo y a mi me sobrarón ganas de saber cual andaba más. Lo de siempre cuando los veintitantos son tu compañía.
Y doy fé que oyó de maravilla el sonido de la bicilindrica de dos tiempos, nadie podría haberla oido mejor, porque pocos serán los que una vez caidos en el suelo tuvierón el dudoso placer de ser golpeado en el casco por uno de los tubarros. Afortunadamente no le hizo ni un solo rasguño, y él tuvo el tiempo suficiente de reponerse mientras sustituian una vez más su cilindro trasero. ¿Acaso no eran los dos tiempos los que gripaban?.
Que tiempos aquellos, la verdad. Espero rememorarlos con la Thruxton que en poco tiempo tendré. Con megáfonos por supuesto."
Paté
El buen día que la estrené, le hice mas de 500 km, y en poco más de cuatro días, ya estaba bien rodadita para poder empezar a sentir aquella explosión "desmedida" de potencia. Uno de aquellos maravillosos amigos que entendian mucho de motos y se había comprado una Ducati Pantah 600, que sonaba de fábula cuando no estaba en el taller, vino a comprobar in situ a que sonaba aquel molinillo, y le falto tiempo y a mi me sobrarón ganas de saber cual andaba más. Lo de siempre cuando los veintitantos son tu compañía.
Y doy fé que oyó de maravilla el sonido de la bicilindrica de dos tiempos, nadie podría haberla oido mejor, porque pocos serán los que una vez caidos en el suelo tuvierón el dudoso placer de ser golpeado en el casco por uno de los tubarros. Afortunadamente no le hizo ni un solo rasguño, y él tuvo el tiempo suficiente de reponerse mientras sustituian una vez más su cilindro trasero. ¿Acaso no eran los dos tiempos los que gripaban?.
Que tiempos aquellos, la verdad. Espero rememorarlos con la Thruxton que en poco tiempo tendré. Con megáfonos por supuesto."
Paté