xoxe
12-07-2004, 06:14 PM
Mientra Jorge rodaba el asfalto se secaba aunque muy lentamente y tanto los otros pilotos como nuestro Jorge mejoraban su lucha contra el crono.
Apsley tomo el relevo a Jorge, hechas los apuntes de seguridad y bagamente técnicos, partio como una exalación por la pista del box hacia la entrada en pista. Mariano seguía con expectación cada vuelta, tomando los tiempos. El cielo seguía amenazando con volver a aguarnos aún un poco más el día, pero de momento se contenía y seguro que a ello, le afecto los cientos de juramentos que entre todos le dedicamos a Júpiter…
La evolución de Apsely resultaba evidente ya que iba robándole al trazado algunos segundos de los que el asfalto se había adueñado. Se notaba que no estaba cómodo sobre la moto, en la recta, cortaba gas 50 ó 60 metros antes de la señal de 200 metros, pero mantenía una rodad fluida y bastante homogenea con unos tiempos muy igualados.
Del box número 24, empezó a llegar un aroma inconfundible… Luis se prestaba a deleitarnos con una muestra de lo mejor de Extremadura. Morcón, chorizo, embutidos para los “gourmets” más exquisitos y como no mencionar ese “violín” sin cuerdas que empezó a afinar, expresión muy adecuada a esta acción, como decía, afinar a golpe de “faca” mientras nuestros paladares disfrutaban de toda esta fiesta y todo ello regado con vino… ¿qué más se puede pedir?… un circuito, motos, unas chicas que marcan estilo y unas viandas que harían cambiar de nacionalidad a cualquier comedor de carne picada sangrante. También he de reconocer, que esta vez, me alegre de estar en el muro…
Entre pan, jamón y vino, Apsley termino su tanda de 10 vueltas y como ya es de rigor, le esperamos para subir la moto en el caballete y hacer el repostaje de combustible y el interrogatorio pertinente… —Qué si ¿qué tal te has encontrado?, qué si ¿qué tal va la moto?— y Apsley no bajaba contento. Sus quejas apuntaban hacia lo neumáticos, —no me ofrecen confianza—, afirmaba una y otra vez.
Pi ya estaba en pista cuando me subí de nuevo a mi muro, ese que hoy tenía más aspecto de “muro de las lamentaciones” que de la recta del circuito. A partir de esta tanda, ya haríamos anotaciones de tiempos “en serio” Eran las 16,30 horas y el asfalto había mejorado algo, pero ni de lejos se encontraba en las mejores condiciones. La primera crono tomada nos indicaba un 2’ 09” que dadas las circunstancias no era malo del todo, pero en la siguiente pasada, Pi nos sorprendió con un 2’ 01”, lo que corrió entre los asistentes como el comienzo del fin de la monotonía. Parece que Pi se hecho el peso de la operación a sus espaldas y se encargó de hacer subir la temperatura de los asistentes. El siguiente “rulo” se cerró con un 2’ 08” motivado seguramente por la cantidad de tráfico que había en pista a esas horas, pero nuestro “piloto a la inglesa” paró el crono en un 1’ 58” que puso las cosas en su sitio. Trancurrieon algunas vueltas con uno o dos segundos por encima de su mejor tiempo y en la octava vuelta de su sesión se descolgó con un 1’ 57” sobre asfalto húmedo, y que significaba un record que no se superó en la anterior tanda de hace un mes rodando en seco.
El siguiente relevo lo efectuó Jorge, y para e agrado de todos los asistentes, su progresión despues del “piñazo” era bastante buena. Comenzo la tanda con mejores tiempos que con los que acabo la anterior. 2’ 10”, 2”09”, 2”05 en los que rodó algunas vueltas y para cerrar este capítulo marcó un 2’ 02” que confirmaban que tenemos a un Jorge rápido y que sabe sobreponerse a las adversidades.
De nuevo Apsley a la pista. Desde mi puesto en el muro, y mientras rodaba Jorge, pude obsevar a los dos hermanos en una zona apartada del box, como Pi le comía literalmente la oreja a Apsley, y por la forma de expresarse de Pi, y la cara con la escuchaba Apsley, deduje que aquel episodio acabaría con Apsley machacnado el crono o con él en el suelo… Y yo, en el puto muro.
Salió a lo campeón, haciendo rugir la Daytona de tal manera que si bién ya nos habíamos ganado el respeto de todos y cada uno de los asistentes a los entrenos del lunes, confirmaba que esta máquina, no es una broma, es una moto de las de verdad, y sólo hay que ver como caza y derriba a motos muy superiores en nombre y potencia.
En su segunda vuelta, comienza el cronometraje… el puto reloj se para en un 1’ 59”, ¡confirmado! Pi le ha puesto las pilas. Sigue la progresión tal y como teníamos previsto. despues de otro 59, en el quinto giro, se marca un 58 para volver a batir este tiempo en un 57 en la sesta y mantener el ritmo entre 58 y 59 el resto de su tanda. ¡Genial!
Continuará…
Apsley tomo el relevo a Jorge, hechas los apuntes de seguridad y bagamente técnicos, partio como una exalación por la pista del box hacia la entrada en pista. Mariano seguía con expectación cada vuelta, tomando los tiempos. El cielo seguía amenazando con volver a aguarnos aún un poco más el día, pero de momento se contenía y seguro que a ello, le afecto los cientos de juramentos que entre todos le dedicamos a Júpiter…
La evolución de Apsely resultaba evidente ya que iba robándole al trazado algunos segundos de los que el asfalto se había adueñado. Se notaba que no estaba cómodo sobre la moto, en la recta, cortaba gas 50 ó 60 metros antes de la señal de 200 metros, pero mantenía una rodad fluida y bastante homogenea con unos tiempos muy igualados.
Del box número 24, empezó a llegar un aroma inconfundible… Luis se prestaba a deleitarnos con una muestra de lo mejor de Extremadura. Morcón, chorizo, embutidos para los “gourmets” más exquisitos y como no mencionar ese “violín” sin cuerdas que empezó a afinar, expresión muy adecuada a esta acción, como decía, afinar a golpe de “faca” mientras nuestros paladares disfrutaban de toda esta fiesta y todo ello regado con vino… ¿qué más se puede pedir?… un circuito, motos, unas chicas que marcan estilo y unas viandas que harían cambiar de nacionalidad a cualquier comedor de carne picada sangrante. También he de reconocer, que esta vez, me alegre de estar en el muro…
Entre pan, jamón y vino, Apsley termino su tanda de 10 vueltas y como ya es de rigor, le esperamos para subir la moto en el caballete y hacer el repostaje de combustible y el interrogatorio pertinente… —Qué si ¿qué tal te has encontrado?, qué si ¿qué tal va la moto?— y Apsley no bajaba contento. Sus quejas apuntaban hacia lo neumáticos, —no me ofrecen confianza—, afirmaba una y otra vez.
Pi ya estaba en pista cuando me subí de nuevo a mi muro, ese que hoy tenía más aspecto de “muro de las lamentaciones” que de la recta del circuito. A partir de esta tanda, ya haríamos anotaciones de tiempos “en serio” Eran las 16,30 horas y el asfalto había mejorado algo, pero ni de lejos se encontraba en las mejores condiciones. La primera crono tomada nos indicaba un 2’ 09” que dadas las circunstancias no era malo del todo, pero en la siguiente pasada, Pi nos sorprendió con un 2’ 01”, lo que corrió entre los asistentes como el comienzo del fin de la monotonía. Parece que Pi se hecho el peso de la operación a sus espaldas y se encargó de hacer subir la temperatura de los asistentes. El siguiente “rulo” se cerró con un 2’ 08” motivado seguramente por la cantidad de tráfico que había en pista a esas horas, pero nuestro “piloto a la inglesa” paró el crono en un 1’ 58” que puso las cosas en su sitio. Trancurrieon algunas vueltas con uno o dos segundos por encima de su mejor tiempo y en la octava vuelta de su sesión se descolgó con un 1’ 57” sobre asfalto húmedo, y que significaba un record que no se superó en la anterior tanda de hace un mes rodando en seco.
El siguiente relevo lo efectuó Jorge, y para e agrado de todos los asistentes, su progresión despues del “piñazo” era bastante buena. Comenzo la tanda con mejores tiempos que con los que acabo la anterior. 2’ 10”, 2”09”, 2”05 en los que rodó algunas vueltas y para cerrar este capítulo marcó un 2’ 02” que confirmaban que tenemos a un Jorge rápido y que sabe sobreponerse a las adversidades.
De nuevo Apsley a la pista. Desde mi puesto en el muro, y mientras rodaba Jorge, pude obsevar a los dos hermanos en una zona apartada del box, como Pi le comía literalmente la oreja a Apsley, y por la forma de expresarse de Pi, y la cara con la escuchaba Apsley, deduje que aquel episodio acabaría con Apsley machacnado el crono o con él en el suelo… Y yo, en el puto muro.
Salió a lo campeón, haciendo rugir la Daytona de tal manera que si bién ya nos habíamos ganado el respeto de todos y cada uno de los asistentes a los entrenos del lunes, confirmaba que esta máquina, no es una broma, es una moto de las de verdad, y sólo hay que ver como caza y derriba a motos muy superiores en nombre y potencia.
En su segunda vuelta, comienza el cronometraje… el puto reloj se para en un 1’ 59”, ¡confirmado! Pi le ha puesto las pilas. Sigue la progresión tal y como teníamos previsto. despues de otro 59, en el quinto giro, se marca un 58 para volver a batir este tiempo en un 57 en la sesta y mantener el ritmo entre 58 y 59 el resto de su tanda. ¡Genial!
Continuará…