wistrass
03-15-2008, 05:13 AM
Transcurrían 4O semanas y 2 días de una gestación que en ese instante ya se desarrollaba normalmente, no así durante los meses anteriores, pues existió amenaza de prematuro.
Nos llevó el embarazo un ginecólogo de Pinto (Madrid), pero al no trabajar en el Hospital Montepríncipe, que era donde nosotros queríamos que nos atendieran el parto, pasamos a consultas en este Hospital a partir de la 32 semana, para monitorización y control hasta el parto, con la peculiaridad de que no teníamos ginecólogo asignado, debido a lo que he comentado del cambio. El motivo principal de ese cambio fue que el Montepríncipe tiene quirófano y la clínica de nuestro ginecólogo no.
Cada vez que íbamos a consulta con un ginecólog@ diferente del Montepríncipe nos preguntaban quién era el médico que nos llevaba el embarazo y explicabamos lo que he expuesto (yo me pregunto si no hubiera sido mucho más sencillo habernos asignado un mismo ginecólogo desde la primera consulta en el Montepríncipe, pero debido al avanzado estado de gestación y lo apretado de las agendas para pasar consultas no fue posible: mal, supongo que la culpa fue nuestra por no haber llevado todo el embarazo donde queríamos el parto, en fin falta de información y/o de decisión por nuestra parte).
A lo que iba al principio: cuarenta semanas y dos días, domingo 9 de marzo (elecciones generales, menos mal que habíamos hecho el voto por correo en previsión), a las 9:30 horas de la mañana mi mujer inicia contracciones dolorosas que en ningún momento bajaron la frecuencia de 7-8 minutos. A las doce de la mañana esperábamos durante más de una hora en urgencias del Hospital Montepríncipe de Madrid con contracciones dolorosas cada 7 minutos, tras una revisión el ginecólogo de guardia del Hospital Montepríncipe de Boadilla del Monte nos informó que mi mujer no estaba para ingresar, no había dilatación, que podíamos darnos un paseo, irnos a una terraza a esperar o para casa. Tomamos la última opción a pesar de que vivimos a más de 3O minutos en coche (A mi personal y subjetivo modo de ver mal por parte del médico de guardia, pues era evidente que la asistencia a urgencias estaba siendo por síntomas de parto, según evidenció en el informe, y el parto ocurriría en próximas horas).
Las contracciones continuaron aumentando en frecuencia, y cuando llegamos nuevamente al Hospital eran las 18:50 horas de la tarde del 9 de marzo y las contracciones muy dolorosas ya le venían cada dos minutos. Estuvimos en la sala de espera de urgencias durante 4O largos minutos de reloj, hasta que el señor y señora ginecólogos de guardia aparecieron en la consulta de urgencias (menos mal que éramos los únicos en ese momento, o sea que no teníamos a nadie delante). Otra vez mal.
Durante esos 4O minutos de espera yo ya no sabía si pedir una ambulancia para que nos trasladaran a unas urgencias hospitalarias donde sí recibiéramos atención. Resulta contradictorio estar en urgencias y no ser atendido en una urgencia, en fin, el colmo de los hospitales.
Cuando al fin nos llaman, entro al despacho de la consulta acompañando a mi mujer, y la señora ginecóloga (por supuesto sin dar explicación por la tardanza ni buenas tardes) me ordena que abandone el despacho; a mi réplica me informan que mi presencia no es necesaria porque mi mujer no es menor, y hay una médico presente; yo obececí. Al poco, salen y el señor ginecólogo, mucho más amable que su colega señora médico, me indica que ingresaba por parto y se inicia todo el procedimiento: monitorización para comprobar el sufrimiento del bebé y la frecuencia de las contracciones,etc..Eran pasadas las 19:45 h, mi mujer había dilatado 6 cm y yo no podía acompañarla porque esa revisión se realizaba en el departamento de urgencias.
Cuando subió a la habitación eran las 21 h e inmediatamente se la llevaron a ponerle la epidural (como la ponen en quirófano tampoco podía acompañarla), el trato recibido por la señora anestesista del Hospital Montepríncipe de Madrid fue muy malo, según me comentó mi mujer, que volvía a la habitación sobre las 21:30 horas, por fin aliviándose del dolor de unas contracciones de casi doce horas.
A las 22:30 horas la epidural le dejó de hacer efecto y a las 23:30 horas la subieron a quirófano para el parto, ya había dilatado 9 cm; yo me quedé en la puerta esperando ser llamado para acompañarla, pero hubo complicaciones (episiotomia y desgarro) y me llamaron justo cuando le ponían el bebé sobre ella, a las 00:05 horas del día 10. Relamente el parto se produjo sin los efectos de la epidural. Pude acompañarla mientras le ponían los puntos y luego hasta la habitación.
A partir de ese momento ya todo bien, sobre todo el personal de enfermería, celadores y matrones, muy atentos y amables, pero las señoras ginecóloga de guardia y anestesista del domingo 9 de marzo de 2008, unas verdaderas impresentables, porque tratan a la paciente como al ganado, o sea que muy mal.
Fue muy bonito el hecho del nacimiento, pero no todo lo que lo rodeo, por falta de atención adecuada durante las horas previas y por trato inadecuado en los momentos más dolorosos y críticos. Evidentemente mi apreciación no es objetiva, pues soy afectado, de ahí este relato que emito a modo de queja.
Así que un punto negativo muy gordo para las señoras médico ginecóloga de guardia del Hospital Montepríncipe de Boadilla del Monte (Madrid), y para la señora anestesista, supongo que también de guardia, no nos quedan ganas de volver, a pesar de que el resto de personal (enfermeras, matrones y celadores) nos trató en todo momento de forma exquisita.
PD: Opino que en este país la profesión de médico no está socialmente reconocida como buenamente se merece, ahora pienso que con profesionales de este tipo no me extraña en absoluto. >:P >:P >:P >:P >:P >:P >:P
Nos llevó el embarazo un ginecólogo de Pinto (Madrid), pero al no trabajar en el Hospital Montepríncipe, que era donde nosotros queríamos que nos atendieran el parto, pasamos a consultas en este Hospital a partir de la 32 semana, para monitorización y control hasta el parto, con la peculiaridad de que no teníamos ginecólogo asignado, debido a lo que he comentado del cambio. El motivo principal de ese cambio fue que el Montepríncipe tiene quirófano y la clínica de nuestro ginecólogo no.
Cada vez que íbamos a consulta con un ginecólog@ diferente del Montepríncipe nos preguntaban quién era el médico que nos llevaba el embarazo y explicabamos lo que he expuesto (yo me pregunto si no hubiera sido mucho más sencillo habernos asignado un mismo ginecólogo desde la primera consulta en el Montepríncipe, pero debido al avanzado estado de gestación y lo apretado de las agendas para pasar consultas no fue posible: mal, supongo que la culpa fue nuestra por no haber llevado todo el embarazo donde queríamos el parto, en fin falta de información y/o de decisión por nuestra parte).
A lo que iba al principio: cuarenta semanas y dos días, domingo 9 de marzo (elecciones generales, menos mal que habíamos hecho el voto por correo en previsión), a las 9:30 horas de la mañana mi mujer inicia contracciones dolorosas que en ningún momento bajaron la frecuencia de 7-8 minutos. A las doce de la mañana esperábamos durante más de una hora en urgencias del Hospital Montepríncipe de Madrid con contracciones dolorosas cada 7 minutos, tras una revisión el ginecólogo de guardia del Hospital Montepríncipe de Boadilla del Monte nos informó que mi mujer no estaba para ingresar, no había dilatación, que podíamos darnos un paseo, irnos a una terraza a esperar o para casa. Tomamos la última opción a pesar de que vivimos a más de 3O minutos en coche (A mi personal y subjetivo modo de ver mal por parte del médico de guardia, pues era evidente que la asistencia a urgencias estaba siendo por síntomas de parto, según evidenció en el informe, y el parto ocurriría en próximas horas).
Las contracciones continuaron aumentando en frecuencia, y cuando llegamos nuevamente al Hospital eran las 18:50 horas de la tarde del 9 de marzo y las contracciones muy dolorosas ya le venían cada dos minutos. Estuvimos en la sala de espera de urgencias durante 4O largos minutos de reloj, hasta que el señor y señora ginecólogos de guardia aparecieron en la consulta de urgencias (menos mal que éramos los únicos en ese momento, o sea que no teníamos a nadie delante). Otra vez mal.
Durante esos 4O minutos de espera yo ya no sabía si pedir una ambulancia para que nos trasladaran a unas urgencias hospitalarias donde sí recibiéramos atención. Resulta contradictorio estar en urgencias y no ser atendido en una urgencia, en fin, el colmo de los hospitales.
Cuando al fin nos llaman, entro al despacho de la consulta acompañando a mi mujer, y la señora ginecóloga (por supuesto sin dar explicación por la tardanza ni buenas tardes) me ordena que abandone el despacho; a mi réplica me informan que mi presencia no es necesaria porque mi mujer no es menor, y hay una médico presente; yo obececí. Al poco, salen y el señor ginecólogo, mucho más amable que su colega señora médico, me indica que ingresaba por parto y se inicia todo el procedimiento: monitorización para comprobar el sufrimiento del bebé y la frecuencia de las contracciones,etc..Eran pasadas las 19:45 h, mi mujer había dilatado 6 cm y yo no podía acompañarla porque esa revisión se realizaba en el departamento de urgencias.
Cuando subió a la habitación eran las 21 h e inmediatamente se la llevaron a ponerle la epidural (como la ponen en quirófano tampoco podía acompañarla), el trato recibido por la señora anestesista del Hospital Montepríncipe de Madrid fue muy malo, según me comentó mi mujer, que volvía a la habitación sobre las 21:30 horas, por fin aliviándose del dolor de unas contracciones de casi doce horas.
A las 22:30 horas la epidural le dejó de hacer efecto y a las 23:30 horas la subieron a quirófano para el parto, ya había dilatado 9 cm; yo me quedé en la puerta esperando ser llamado para acompañarla, pero hubo complicaciones (episiotomia y desgarro) y me llamaron justo cuando le ponían el bebé sobre ella, a las 00:05 horas del día 10. Relamente el parto se produjo sin los efectos de la epidural. Pude acompañarla mientras le ponían los puntos y luego hasta la habitación.
A partir de ese momento ya todo bien, sobre todo el personal de enfermería, celadores y matrones, muy atentos y amables, pero las señoras ginecóloga de guardia y anestesista del domingo 9 de marzo de 2008, unas verdaderas impresentables, porque tratan a la paciente como al ganado, o sea que muy mal.
Fue muy bonito el hecho del nacimiento, pero no todo lo que lo rodeo, por falta de atención adecuada durante las horas previas y por trato inadecuado en los momentos más dolorosos y críticos. Evidentemente mi apreciación no es objetiva, pues soy afectado, de ahí este relato que emito a modo de queja.
Así que un punto negativo muy gordo para las señoras médico ginecóloga de guardia del Hospital Montepríncipe de Boadilla del Monte (Madrid), y para la señora anestesista, supongo que también de guardia, no nos quedan ganas de volver, a pesar de que el resto de personal (enfermeras, matrones y celadores) nos trató en todo momento de forma exquisita.
PD: Opino que en este país la profesión de médico no está socialmente reconocida como buenamente se merece, ahora pienso que con profesionales de este tipo no me extraña en absoluto. >:P >:P >:P >:P >:P >:P >:P