samaruch
03-01-2007, 11:12 AM
Bueno, como he visto que ya hay quien empieza a contar sus planes veraniegos, pues yo no voy a ser menos y os voy a contar el proyecto de viaje que tengo en mente (bueno o no tanto en mente) para este mes de agosto, por si a alguien le apeteciera apuntarse al mismo. El alojamiento sería preferiblemente en albergues juveniles o campings.
El recorrido, con fechas aproximadas y puntos de descanso, quedaría más o menos así:
3-AGOSTO-2007 Viernes
Saldremos temprano de Perpignan, y tomaremos una carretera de montaña que nos llevará a Carcassone, en donde comeremos y daremos un paseo por su ciudadela, para a continuación volver a tomar carretera y llegar a Narbone, donde haremos noche. (aprox. 175 km.)
4-AGOSTO-2007 Sábado
Después de un reconfortante desayuno, saldremos para buscar la costa por Béziers, hasta Sète, y siguiendo por la costa llegaremos a Montpellier, para a continuación pasar por Nimes, Pont du Gard y llegada a Avignon, donde haremos noche. (aprox. 230 km.)
5-AGOSTO-2007 Domingo
Desde Avignon, tomaremos carretera a Cannes, dando un pequeño rodeo para pasar por las impresionantes garganta del Verdon. (aprox. 300 km.)
6-AGOSTO-2007 Lunes
Desde Cannes, y por la costa, pasaremos por las principales ciudades de la Costa Azul, St. Paul de Vence, Niza y Mónaco, para entrar a continuación en Italia y seguir el camino hasta Génova. (aprox. 250 km.)
7-AGOSTO-2007 Martes
Desde Génova, tomaremos la autopista que nos lleva directamente a Milán, para, comer allí y tener el resto de la tarde libre, para visitar la ciudad y algunas de las obras maestras del renacimiento italiano allí presentes, como La Ultima Cena de Leonardo Da Vinci. (aprox. 145 km.)
8-AGOSTO-2007 Miercoles
Día de descanso en Milán. Según las ganas que se tenga de moto, puede hacerse por la mañana una excursión hasta el lago Como, pasando por la ciudad de Monza. (aprox. 100 km.)
9-AGOSTO-2007 Jueves
Este día tendremos la etapa más larga del viaje, ya que intentaremos llegar a Venecia, pasando por Brescia, Verona, Vicenza y Padua. (aprox. 420 km.)
10-AGOSTO-2007 Viernes
Día de descanso en Venecia, en plan de hacer turismo por la ciudad, visitar la Plaza San Marcos, e incluso cambiar nuestras monturas de dos ruedas por una de esas otras que usan por esos lares, con un señor con un palo cantando. (aprox. 0 km.)
11-AGOSTO-2007 Sábado
Saldremos temprano de Venecia, para dirigirnos a otra de las cunas del renacimiento italiano, Florencia, pasando por Bolonía y Modena (como buen tifossi necesito acudir al lugar de devoción ferrarista). (aprox. 320 km.)
12-AGOSTO-2007 Domingo
Pasaremos la mayor parte del día en Florencia, para salir a última hora de la tarde dirección a Pisa, donde haremos noche y nos acercaremos a la famosa torre. (aprox. 100 km.)
13-AGOSTO-2007 Lunes
Saldremos de Pisa, por la costa hasta Tarquinia, para adentrarnos en la Reserva Natural del Lago de Vico, llegando a la ciudad eterna, Roma. (aprox. 355 km.)
14-AGOSTO-2007 Martes
Día para dedicarlo a recorrer Roma, y todo aquello que nos apetezca, incluso si se tercia la Ciudad del Vaticano. (aprox. ¿0 km.?)
15-AGOSTO-2007 Miercoles
Última etapa de nuestro viaje, hay que volver a casita, saldremos de Roma después de comer, para coger dirección a Civitavecchia, pasando por Cerveteri, donde embarcaremos en el ferry que nos llevará a Barcelona. La salida del ferry esta prevista a las 7 de la tarde, y la llegada a Barcelona a las 4 de la tarde del día siguiente. (aprox. 80 km.)
16-AGOSTO-2007 Jueves
Según la juerga que nos hayamos corrido por la noche en el barco, nos levantaremos y nos dedicaremos a holgazanear en el barco, bañito en la piscina, tomar el sol, hasta que nos indiquen que hay que recoger las motos y salir del barco. Besitos, abrazos, despedida y cada uno para su casita, con, espero, un montón de recuerdos inolvidables y de fotos para dar envidia en el foro a lo largo de todo un año. (los km. que le apetezca a cada uno para acercarse a casa)
Os recuerdo que el billete del barco de Civitavecchia a Barcelona en agosto cuesta 124 euros en camarote cuadruple interior compartido más 69 euros la moto. Si somos un grupo múltiplo de cuatro, se pueden reservar los camarotes completos de cuatro plazas completos, para estar juntos, y si el número no cuadra con este múltiplo, también se podría reservar camarotes completos de 2 o cuatro plazas, pero entonces el precio podría salir algo más caro, ya que el precio del camarote cuadruple, por ejemplo, es igual que 4 pasajes, o sea, 496 euros. Podeís ver los barcos (Eurostar Roma o Eurostar Barcelona) en http://www.grimaldi-ferries.com/spain/index.jsp?lan=ES
samaruch
08-23-2007, 11:09 AM
Bueno, amigos, ya estoy de vuelta, despues de tirarme fuera de casa 21 dias y 3100 km en la moto, junto con los hechos en Ibiza.
De momento, por si alguien se atreve a leerlo, os pego el diario que he ido llevando durante el viaje, y con más calma y tiempo, ya organizare el tema de las fotos.
2 de agosto
Predicador y yo iniciamos el viaje a las 9 de la mañana, para dirigirnos al encuentro con Drakonian y Xuxa.
Después de tres paradas para repostar, y ya con todos los integrantes de la expedición, cruzamos la frontera hispano-francesa, para llegar a Perpignan, donde pasamos la noche en el albergue juvenil de la ciudad.
Una vez acomodados, nos dispusimos a cenar tranquilamente, conocer un poco el ambiente nocturno de un jueves en esta urbe, y por fin irnos a la cama para reponer fuerzas.
3 de agosto
Tras levantarnos de la cama y tomar un desayuno adecuado al país en que nos encontramos, recogemos nuestros enseres y tomamos carretera rumbo a Narbonne. Los problemas empiezan a surgir cuando en la primera gasolinera que paramos, completamente automatizada, los surtidores se niegan a aceptar ninguna de las tarjetas que llevamos, y claro, allí no había nadie al que reclamar.
Tras este incidente, y después de repostar en otra gasolinera "tradicional", llegamos a Narbonne, habiendo circulado por unas carreteras preciosas flanqueadas por viñedos, y desde esta localidad nos dirigimos a su playa atravesando una zona boscosa impresionante, con unas vistas del Mediterráneo dignas de ser grabadas en la memoria.
En la playa de Narbonne pasamos el resto del día y la noche, disfrutando del ambiente de una playa perfectamente cuidada, y a día de hoy, todavía nada masificada.
4 de agosto
Tras levantarnos temprano y recoger las tiendas de campaña, no sin ciertas dificultades para recuperar algunas piquetas que parecía que se habían quedado soldadas al suelo, iniciamos nuestro recorrido con destino a Avignon.
Tras un primer tramo de carreteras fabulosas, tanto por su paisaje como por su trazado, llegamos a las playas de Sète, donde nos encontramos lo que debe ser el típico atasco de un sábado por la mañana, una caravana interminable de coches que estropeo en cierta medida una ruta entre marismas y el Mediterráneo digna de figurar en cualquier guía de viajes.
Una vez librados del atasco, tomamos la decisión de recuperar parte del tiempo "perdido" metiendonos en la autopista de peaje, y así llegar cuanto antes a Pont du Gard, donde nos tomamos un ligero descanso para visitar el acueducto y comprobar que en ese idílico lugar la gente de la zona va a pasar el día como en cualquier playa, cosa de la que tomamos nota para una posible futura visita.
Ya llegados a Avignon, y tras encontrar alojamiento, nos fuimos a visitar el casco antiguo, dando un pequeño paseo, para que nuestras máquinas disfrutasen de un más que merecido descanso.
5 de agosto
Después de un reparador sueño y un buen desayuno, seguimos nuestra ruta con rumbo a Mónaco.
Durante un tramo del trayecto utilizamos carreteras nacionales para disfrutar de los paisajes de las primeras estribaciones de los Alpes franceses, para a continuación coger un tramo de autopista hasta Niza.
Una vez en Niza cogemos rumbo a Mónaco por la denominada cornisa superior, una carretera de montaña por un impresionante acantilado con vistas a las calas existentes entre Niza y Mónaco.
Llegados a Mónaco, y tras encontrar alojamiento, fuimos directamente a recorrer las calles que conforman el circuito de Formula 1, donde se pudo comprobar in situ las pendientes de algunas calles y que hace falta tener mucho "valor" para ir por allí a esas velocidades.
Después de un paseo por el puerto, contemplando algunos barcos y coches impresionantes, nos quedamos a cenar por la zona y subimos al Casino de Montecarlo, y desde la puerta vimos una de las, tal vez, principales atracciones de la noche monegasca, gente con mucha pasta metida encima, y montados en coches espectaculares.
6 de agosto
Una vez levantados, y con todos los bártulos en las motos, nos dirigimos por la costa hacia la frontera italiana, con una paradita para desayunar en la playa de Menton.
Ya en Italia, y tras dos impresionantes atascos, a la altura de San Remo tomamos la decisión de tomas la autopista de peaje, cosa que personalmente no se si fue un error o no, ya que el estado y el y trazado de la misma no es digno de considerarla con tal denominación, con dos carriles estrechísimos, sin arcenes, llenos de curvas, con limitaciones de velocidad constantemente cambiantes entre los 100 y los 60 km/h, y con salidas suicidas de reducir a 40 en escasos metros, y encima por un recorrido de unos 150 km hubo que pagar 12,40 euros.
Llegados a Génova, y alojados, comimos y descansamos un poco, para a continuación aprovechar un momento de calma para dar el parte en el foro, y bajar al centro para dar una vuelta y cenar, pudiendo comprobar que en esta ciudad debe haber el mayor porcentaje de motos por habitante, existiendo, incluso, en todas las calles más sitio para aparcar las motos que los coches.
7 de agosto.
El día ha amanecido lluvioso, con lo que nos toca vestirnos para la ocasión antes de salir rumbo a Milán.
En esta ocasión tomamos directamente la autopista para llegar cuanto antes al destino, con unos primeros kilómetros a nivel de los sufridos hasta ahora, pero a continuación mejoró considerablemente, con tres carriles y arcenes de verdad.
Llegamos a Milán, con tiempo suficiente para comer, echar una siesta algunos, mientras otros nos dedicábamos a aprovechar las lavadoras para limpiar la ropa.
Después de esto, nos dirigimos al centro para visitar algunas de las atracciones de la ciudad, con sus pequeños inconvenientes, la visita al Cenacolo de Leonardo da Vinci hay que reservarla con dos semanas de antelación, los horarios de visitas más tardíos cierran la admisión a las seis y media, por lo que nos conformamos en visitarlos por el exterior, pasando por el Teatro de La Scala, la Galleria Emmanuelle II, el Duomo y por último el Castello Sforzesco y sus jardines.
De vuelta al albergue, y puesto que se nos puso a llover, terminamos la noche entablando amistades internacionales con una botella de Kirsch que compró Predicador en un Carrefour de Francia y que no habíamos conseguido vaciar. Hay que reconocer que los albergues son sitios ideales para conocer a gente de todo el mundo, y en nuestro caso ya llevamos en la empuñadura de la botella gente de Eslovenia, Alemania, Chile, México, Argentina, Estados Unidos y, lógicamente, Francia, Italia y España.
8 de agosto
Sobre las 5 y cuarto de la madrugada, parece que el cielo se nos va a caer encima, como dirían Asterix y sus amigos, se lía la madre de todas las tormentas en Milán.
Como no se puede hacer otra cosa mas que dar media vuelta en la cama y seguir durmiendo, hago lo propio y ya veremos que hacemos cuando nos levantemos, según el tiempo que haga.
Ya a una hora decente, levantados y desayunados, y viendo como estaba el tiempo, alteramos ligeramente nuestros planes y decidimos ir a Lago Como de todas maneras, pero en lugar de coger las motos, las dejaremos descansar en el albergue y tomaremos el tren, y la excursión la haremos en barco cruzando el lago.
Cogemos el primer tren con destino a Como, y una vez allí embarcamos y navegamos por el lago, aprovechando para comer a bordo. Los paisajes desde el barco solo pueden tener el calificativo de impresionantes, es difícil de explicar con palabras lo que allí ha hecho la naturaleza, y para comprobarlo, ya se podrán ver las fotos, que seguramente no harán la suficiente justicia.
Ya de vuelta al albergue, Predicador sigue con su ardua tarea de hacer beber a gente de distintos países de la misma botella (si esta botella apareciera en el escenario de un crimen, volveríamos locos a los del CSI), completando en la lista con países de los cinco continentes.
9 de agosto
Es hora de poner rumbo a Venecia, la ciudad de los canales, y el día se presenta amenazador. Yo tomo una decisión arriesgada, y opto por la “solución de seco”, en lugar de la de mojado, como mis compañeros de viaje, y decido no ponerme el chubasquero; pero a los 12 kilómetros compruebo que mi decisión no era la correcta.
Tras mas de 200 km bajo la lluvia, el tiempo parece que empieza a despejarse, permitiéndonos hacer los últimos 30 km bajo un sol radiante.
En esta ocasión optamos por la decisión de camping, y puesto que existen bungalows libres, decidimos no trabajar y aprovechar al máximo el tiempo para visitar Venecia.
Una vez instalados, cogemos el vaporetto que sale del camping en Fusina hacia las islas venecianas, para una vez allí dar una vuelta a pie, subiendo y bajando escaleras para cruzar los infinitos canales que conforman la ciudad, y llegar a la conocidísima Piazza San Marcos, con su basílica, el campanille o la torre del reloj.
Puesto que los horarios de visita son algo particulares, a las cinco de la tarde cierran la basílica, solo nos podemos permitir el subir al campanille, para poder contemplar las vistas que ofrece de toda la ciudad, del Adriático y de los Alpes, para a continuación seguir nuestro paseo hasta el puente de los suspiros, y vuelta al vaporetto, bordeando el Gran Canal, mientras se puede, y a cenar al camping (esto de depender de los horarios del transporte publico es el inconveniente que tiene, pero a la próxima le meteremos unos flotadores a nuestras motos).
10 de agosto
Hoy nos lo hemos cogido con calma a la hora de levantarnos, y encima nos hemos metido entre pecho y espalda un desayuno monumental.
Ya con las pilas recargadas, volvemos a coger el barquito para acercarnos a Venecia, y una vez allí cogemos uno de los vaporettos que circulan por la ciudad, para así recorrer todo el Gran Canal y de paso acercarnos al Lido a comer y descansar un rato en sus playas.
Ya reposados y alimentados, nos volvemos a la Piazza San Marcos para desde allí volver al camping; pero tal y como nos acercamos al primer destino, podíamos contemplar como unas nubes amenazadoras se acercaban desde el mar, las cuales nos alcanzan cuando ya íbamos andando desde la Piazza San Marcos a la parada del vaporetto que nos tenia que llevar al camping.
Protegiéndonos de la lluvia como podemos, Predicador cogió una caja de cartón que vio por el camino y se la puso en la cabeza, o mejor dicho, se metió dentro de ella, llegamos a Zarette donde nos toca hacer cola bajo la lluvia para subir al vaporetto, y como además era uno descubierto, subió poca gente y a los demás nos toco esperar otro cuarto de hora extra a que llegara uno cubierto.
Una vez en el camping nos fuimos a cenar, después de secarnos, y una vez cenaditos nos quedamos tomando una copa en el bar del camping y nos decidimos a retar a unos australianos a unas partiditas de billar, el resultado de las cuales empezaba bien cuando la primera de las partidas la ganamos sin tocar el taco en la que tal vez haya sido la partida de billar mas corta de la historia. Tan solo cabe decir que el resultado final fue un aplastante 3 a 0 a favor de unos servidores.
11 de agosto
Después de otra noche pasada por agua, el día se despierta amenazador, por lo que nuevamente nos toca enfundarnos el traje de agua para afrontar el camino que nos separa de Ravena.
La carretera que tomamos se adentra entre la Laguna Veneta, a la izquierda, y marismas, a la derecha.
El tiempo parece que por fin nos va a dar una tregua, el sol empieza a vislumbrarse entre las nubes, y el viaje se hace mas agradable, a pesar de ir metidos dentro de los impermeables. Ante esta situación, en la parada que realizamos a repostar, decido suprimir la protección acuífera, para volver a respirar tranquilo, disfrutando del viento en mi cara.
Llegados a Ravena, y puesto que el albergue aun se encuentra cerrado, seguimos camino, con todo el equipaje a cuestas, a la Republica de San Marino, trayecto que realizamos por carreteras, a pesar de la posibilidad de encontrarnos con algún atasco propio de un sábado de agosto en cualquier carretera cercana a la playa.
Una vez en Rimini, siguiendo las indicaciones de la carretera, subimos hacia San Marino, capital de la republica de ese mismo nombre, y enclavada en la cima de una colina cercana a la costa.
La carretera que sube a este enclave es digna para el disfrute de los mas aguerridos moteros "erreros", pero incluso para los menos experimentados en la trazada de curvas, el destino final es algo que no puede apenas esbozarse con palabras.
Justo en el momento en que dejamos nuestras maquinas junto a las murallas de San Marino, con intención de adentrarnos por sus callejuelas, empieza a caer lo que podría compararse con el diluvio universal, por lo que raudamente nos metemos en un bar, y puesto que va siendo hora de comer, aprovechamos el momento. Y menos mal, porque para subir por esas calles hay que estar alimentado adecuadamente, ¡menudas rampas!
Tras disfrutar de las vistas que ofrece el recinto amurallado, con el Mar Adriático por un lado y los Apeninos por el otro, me permito el lujo de proponer la visita a un pueblecito situado a unos 30 km al sur de Rimini, junto a la ciudad de Urbino (alguien puede ya imaginar a que pueblo me puedo estar refiriendo), que se llama de Tavullia, pueblo natal de Valentino Rossi y donde se respira espíritu motero por todas las piedras.
Ya satisfecha mi curiosidad sobre como es y donde está ese pueblo, por cierto en un entorno precioso, regresamos a Ravena, para pasar la noche en el albergue de la localidad.
Cuando llegamos al albergue, nos recibe una mujer con gorro de Papa Noel, pero que en realidad resulto ser una bellísima persona, que se desvivió por hacernos estar como en casa. Si en la mayoría de los albergues hemos pasado muy buenos ratos, en este, y gracias a Micaela, el recuerdo va a ser perdurable por muchiiiiiiiisimo tiempo.
12 de agosto
Por fin el sol vuelve a darnos los buenos días. Hoy tenemos una etapa no muy larga, con una breve parada en Bolonia, para ver algunas de sus joyas arquitectónicas, entre ellas otra torre inclinada (en aquella época lo de las torres no debía dárseles muy bien), y destino a Florencia, la cuna del Renacimiento.
Llegados al albergue, el cual se encuentra en una antigua villa que nos deja boquiabiertos, por sus columnas, su decoración, una cúpula central en la recepción con unos frescos fantásticos, y por lo que se ve, restaurada no hace mucho tiempo; y después de comer y de que algunos hicieran la siesta, y puesto que con los horarios que tienen en esta tierra para las visitas a los edificios, decidimos aprovechar que el autobús turístico tiene parada frente al albergue, para realizar una cómoda visita a la ciudad con alguien explicándonos algunas cosas de las que estamos viendo, aunque sea una grabación, bajando del autobús en la Piazza del Duomo, y así dar una vuelta a pie por las proximidades del Duomo, paseándose por el Ponte Vecchio, y cenando en pleno centro antes de volver a coger el autobús para completar el recorrido y volver al albergue a descansar.
13 de agosto
Nuevamente, el día se levanta nublado, lo que amenaza con hacernos cambiar los planes, así que un desayuno rápido, cargar las motos y tirar para el centro de Florencia.
Justo cuando aparcamos las motos, empieza a llover, pero como ya estamos curtidos en esto de mojarnos, y la lluvia es finita, nos vamos paseando hasta el Duomo, o también conocido como Santa Maria da Fiori, para osar hacer un esfuerzo sobrehumano y subir a la cúpula de Brunelleschi. Llegados a la entrada leemos la advertencia existente de que no hay ascensor, hecho que ya teníamos asumido, y que en total hay 463 escalones, vamos algo así como subir a un edificio de viviendas de 28 plantas.
El esfuerzo bien vale la pena, y a pesar de la lluvia que arrecia en el momento de culminar la cima, la panorámica es mejor de lo esperado.
Cuando bajamos de la cúpula, ya ha dejado de llover y aprovechamos para acercarnos a la Piazza de la Santa Crocce, en donde se encuentra lo que en su día fue un convento franciscano con el mismo nombre, y en cuyo interior, además de obras de arte magnificas, completamente restauradas después de los daños que sufrieron con el desbordamiento del río del 4 de noviembre de 1966, se puede uno encontrar con las tumbas Galileo, Miguel Angel o Maquiavelo.
Puesto que el tiempo aun amenaza lluvia, decidimos partir ya hacia nuestro próximo destino, por si hubiera que parar a ponerse el chubasquero o incluso refugiarse de la lluvia. Por suerte, según nos vamos alejando de Florencia, el cielo se empieza a despejar, y cuando llegamos a Lucca, ya luce un sol radiante.
Una vez instalados en el albergue, vamos a comer a una pizzería que hay justo delante, y gracias al Predicador, relaciones publicas de la expedición, nos enteramos que el cocinero también es motero, y que tiene previsto ir a Santiago con su Sportster 1200, en septiembre.
Después de comer y la oportuna siesta para algunos de los expedicionarios, salimos a pasear por el casco antiguo, el cual es para ser visitado, a pesar de ser una ciudad que no suela tener mucho renombre en los círculos turísticos de la zona. Rodeada por murallas, hoy convertidas en un magnifico paseo ajardinado para disfrute de los luquinos; las calles, cortadas al trafico, enlosadas; y unos edificios dignos de cualquier otra gran ciudad; en pocas palabras un sitio digno de visitar.
14 de agosto
Hoy toca madrugar, tenemos algunos kilómetros por delante para llegar a Roma, y aun tenemos que hacer una paradita en Pisa, a ver si podemos enderezar la torre esa que esta algo inclinada.
Llegamos pronto a Pisa, y los puestos de recuerdos aun están abriendo, prácticamente no hay gente por el entorno del Duomo, así que podemos hacer las fotos sin demasiadas molestias y a continuación desayunar con vistas. En cuando acabamos con el desayuno y salimos nuevamente a la calle parece que haya habido una invasión de la plaza, en apenas unos minutos la gente llena todos los rincones, así que nos dirigimos a nuestras motos y salimos de Pisa.
Después de comer llegamos por fin a la ciudad eterna, y tras instalarnos en el albergue y descansar un rato (y hacer la colada), nos ponemos en marcha, en dirección contraria a la de la gente que se dirigen al campo de la Lazio, que se encuentra junto al albergue, para visitar la Piazza de San Pietro y sus alrededores.
En el Vaticano, de momento se respira tranquilidad, poca gente hay en la Plaza, ya que es de esperar que el aluvión se produzca mañana, 15 de agosto; por lo que podemos pasear con mucha tranquilidad por la zona y desde allí hasta el Castello de Sant'Angelo.
Cenamos en el Castello, y volvemos paseando al albergue, que mañana tenemos una dura jornada recorriendo Roma, eso si, sin prisa en levantarse.
15 de agosto
Tanto ayer como hoy, llevamos ya dos días sin llover, cosa que aun no nos había ocurrido desde que entramos en Italia.
Sin madrugar demasiado, nos levantamos a desayunar y para que la famosa botella de kirsch no se enfríe, a las 9 y media, el Predicador ya les ha hecho catar el vino que queda a un par de suizos.
Ya en marcha, nos dirigimos a buscar una estación de metro que nos acerque al Coliseo y el Foro.
La excursioncita que nos pegamos, bajo un sol de justicia, nos lleva desde el Coliseo, hasta el Panteón, de aquí a la Piazza Navona, para ir a buscar la Fontana de Trevi, y después de comer a la Plaza de España.
Ya con los objetivos cumplidos, nos volvemos al albergue, a descansar de la paliza de andar.
16 de agosto
Ya con la misión cumplida, y una vez descansados, solo nos queda dirigirnos al puerto de Roma, en Civitavecchia.
El recorrido es corto, por una carretera que en sus últimos kilómetros va siguiendo las curvas de la costa italiana, lo que aprovechamos para hacer una paradita en Santa Marinella, ver el mar que nos espera en unas horas y tomar un refresquito.
Ya en Civitavecchia, solo nos queda encontrar el puerto, misión esta que no es precisamente sencilla siguiendo la señalización existente, pero finalmente lo conseguimos.
Ya solo nos queda embarcar, y despedirnos de la tierra que nos ha acogido durante estos días.
Pero, claro, la aventura no se acaba con embarcar, ya por la noche, en la “fiesta” que organizan en el barco, la gente no parece que se anima demasiado a bailar, por lo que sale al rescate el Comandante del navío, el cual, dejando los mandos del barco en manos de los ordenadores de a bordo (esperemos que no funcionen con Windows), se planta en mitad del escenario a cantar con una “curtida voz”. Ante esta situación, y grabar pruebas de la situación que ya aparecerán en breve en YouTube, solo nos queda rezar por que no lleve el barco peor que canta.
17 de agosto
Después de dormir tranquilamente en el barco, con el balanceo de las olas (mucho ya) es cuestión de levantarse a desayunar y disfrutar de las comodidades del barco, pero como hay un poco de temporal, para evitar accidentes, el jefe del barco a decidido no llenar la piscina, no sea que el médico de a bordo se le amontone la faena antes de llegar a Barcelona.
Con un par de dos horas de retraso, el barco amarra por fin en el puerto de Barcelona, y en cuanto bajamos nos encontramos esperándonos a nuestro buen amigo L’Avi, con su nietecita, para acompañarnos en el tiempo de espera que habrá desde este momento hasta que llegue la hora de embarcar rumbo a Sant Antoni de Portmany, en la isla de Ibiza, donde deben estar esperándonos nuestros amigos paladineros, pero esto ya es otra historia.
En resumen, este viaje ha sido una delicia, tanto por los paisajes y las personas que hemos ido conociendo, como por la compañía. Tal vez, lo peor hayan sido las carreteras italianas, salvo alguna honrosa excepción, y los conductores italianos, que sin menospreciar la malas costumbres de los conductores españoles, la conducción de los italianos es todavía peor, sobretodo en la falta de respeto hacía lo motoristas.
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