pate
11-24-2006, 07:27 AM
Capitulo anterior (http://www.elclubtriumph.com/?name=PNphpBB2&file=viewtopic&t=12943&sid =382fc42b89bfd4a9cef793348149ec02)
<<Ya está calentito el bollo del horno.
Mas relajados después del incidente con la Guardia Civil, y ya mas calmado Antón, que fue testigo, al igual que todos, de como el sargento pistola en mano descargó el cargador contra un galgo que merodeaba curioso donde había empezado a arder el Patrol, y afortunadamente había fallado todos los disparos al pobre animal, acertando tan solo en el tractor nuevecito del alcalde del municipio. Su mala puntería nos salvó de tener un asunto desagradable con las fuerzas del orden.
Visitamos la destilería de licor de hierbas, donde nos plimplamos un par de botellas, ante la mirada estupefacta de la propietaria, que insistia en la graduacion del brebaje...
-Ojito pareja, que esto tiene 40 grados de alcohol.....- Decía.
-Yo, en Kiev, beber anticongelante cuando no haber vodka, usted no priocupar.- Huelga decir quien contestó.
De allí a la excursión, no sin antes tirar dos motos que estaban aparcadas debido a un leve traspie de mi colega. El percance se arregló desapereciendo de allí a la velocidad del rayo y apareciendo mas tarde, cuando los dueños estaban ya mas calmados.
-Si pillo al cabron que las ha tirao.....lo mato.
La excusrión terminaba cerca de una playita, para regocijo de Antón, que desnudo se dispuso a tomar un baño, para algarabía de las mujeres que nos acompañaban y para infortunio comparativo de los hombres alli presentes. Antón tenía fama de ser una máquina de matar perfecta, y a tenor de lo que decían las putas del club, una máquina perfecta de amar también. Nunca hubo acuerdo sobre quien gritaba mas, si el fulano que era sometido a sus torturas, o la mujer que se acostaba con él.
Yo me mantuve al margén. Un extraño pudor se adueñó de mi, no por que no quisiera bañarme en bolas, ni por vergüenza, sino por que recordé que esta semana no me había cambiado la ropa interior, que ya presumia yo un tanto acartonada, y coño, iba tol mundo con bañadores del Hilfiger, y ellas con bikinis de marca, que no era plan de bajar el nivel. Cuando hubieron pasado las horas nos tocaba regresar para la cena, y Antón se había convertido en el centro de atracción de muchas de las mujeres, que al son de sus historias y de sus juegos, parecian pasarlo bien. Eso si todas parecian avergonzadas y no levantaban la mirada mas allá de la cintura del buenazo ese.
De nuevo a hacer cola. Para la cena. Patatas guisadas y huevo frito con tomate. Nada que reseñar, salvo que un poco hartos de la rubia de bote que no paraba de hablar por el movil en la cola, justo detrás nuestra, Antón se lo arrebató, y lo dejó caer ante la mirada perpleja de la chica dentró de la perola de patatas.
-Y como digas algo, te meto la cabeza dentro también.- Le dije yo.
Después de la cena, bailongos, streep-tease de un par de golfillas, y consumiciones en la barra. Muchas. Hasta las 4 de la madrugada, donde fuimos invitados por la organización a abandonar el recinto con cara de pocos amigos, la verdad.
Y llegó la hora de dormir. Y en verdad Antón tenía todo atado y bien atado. Nos dirijimos a la iglesia del pueblo.
-En Kiev, de noche los vagabundos duermen allí, sino congelar y morir.-
En cinco minútos andando, llegamos, tan solo hubo que atravesar el campo donde yacian los restos calcinados del Patrol, un tractor con cinco disparos en la luna delantera, y donde merodeaba un perro. Antón intentó abrir la puerta de la iglesia, que por supuesto estaba atrancada, nada irresoluble, un salto con carrerilla, una patada en el lugar indicado, y las puertas del "cielo" se abrieron para nosotros.
Mas arriba, en la casa de al lado, algo alertó al nuevo parroco, un ruido escandaloso se había producido en la iglesia, "se ha hundido la cúpula, Dios mio", imaginó el cura, que saltó de la cama con sus calzoncillos, una camiseta del viaje del Papá a Valencia, y calcetines negros de punto, que era su atuendo habitual para dormir. Para su sorpresa al asomarse a la iglesia vió a dos hombres con pintas de herejes y maleantes, (el ucraniano y yo), que revolvian en la sacristía buscando mistela para beber, y que el imaginó que estaban profanando las sagradas formas. Sigiloso, cogió el teléfono e hizo una llamada a la Guardia Civil.
-Soy D.Enrique, el nuevo parroco, estan robando en la sacristía.....-Decía con temor a ser oido.
-Dos hombres, uno alto y otro con pintas de despreocupado.....¿Como que no me cree?.....¿que es eso de si he bebido?......¿por quién me toma?.- Dijo elevando un tanto el tono de voz, cosa que alertó sin duda a Antón, que se detuvo de inmediato de la inspección.
-Mire D. Enrique, ya nos avisó el señor obispo que su traslado se debía a que le habian encontrado borracho y desnudo una noche en un descamapado, y nos comentó que no le quitaramos ojo, y aunque eso que cuenta fuese cierto, no podríamos ir, caracemos de vehiculos y sin la orden del sargento que se encuentra en su casa sedado debido a un ataque de nervios, no podemos abandonar el cuartelillo, asi que vayase a la cama a dormirla y mañana será otro día.......
-Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.....-Se cortó la comunicación justo en el instante en que Antón arrancaba de cuajo el teléfono de la pared, y le sacudía una bofetada con la mano abierta a aquel hombrecillo, al que creía por un momento conocer, le resultaba familiar, y que tambaleandose fua a caer sobre el escritorio, volcando el pequeño armario del fondo, donde para nuestra desgracia se guardaba toda la mistela, que acabó derramada entre trozos de vidrio en el suelo.
El hombre recuperó el equilibrio precariamente, y tenía un aspecto grotesco con la cara inflamada y roja, y los pelos, escasos que tenía, con "efecto capot abierto" apuntando a lo alto.
-Nosotros no jaleo, nosotros solo querer dormir, y beber algún licor buen hombre.- Espetó mi amigo.
El pobre hombre aún mareado del sopapo, y empapado en la mistela, con varios cortes en los pies, apenas alcanzó a sostenerse, e indicarnos un aparador donde había escondida una botella de Soberano, otra de Anís del Mono, que me recordaba a mi infancia, cuando me inicié en el fascinante mundo de las borracheras, y un montón de revistas con tias desnudas...
-Son del antiguo parroco, supongo que no le molestará.....-Balbuceaba el buen hombre.
Pero la física tiene unas leyes a veces caprichosas y el buen hombre no pudo mas con su equilibrio, que lo dió de inmediato por perdido, y en su brutal caida hacía los restos de la mistela, accionó el sistema de campanas automáticas, en su versión "incendio", llenando el pueblo de luces encendidas y de aldeanos en pijama corriendo de un lado para otro buscando el fuego destructor.
Nosotros discretamente desaparecimos y no fuimos testigos de como encontraron a D. Enrique, semidesnudo, oliendo a alcohol, y rodeado de revistas con tias desnudas jugando con sus consoladores y bolas chinas, y de como se encomendaba en su aletargada consciencia, a San Toribio y su cura de humildad.
Contaré en el próximo como terminó el evento y las risas que hicimos. Ahora confortablemente instalado en la tienda de la rubia, la cual gritaba como una loca mientras Antón se la trajinaba, espero que amanezca para comenzar otra jornada motera a tope.
Tony Perry>>
Capitulo final (http://www.elclubtriumph.com/?name=PNphpBB2&file=viewtopic&t=13561&hig hlight=&sid=097ec0dee0505917efd72ee526cd3851)
<<Ya está calentito el bollo del horno.
Mas relajados después del incidente con la Guardia Civil, y ya mas calmado Antón, que fue testigo, al igual que todos, de como el sargento pistola en mano descargó el cargador contra un galgo que merodeaba curioso donde había empezado a arder el Patrol, y afortunadamente había fallado todos los disparos al pobre animal, acertando tan solo en el tractor nuevecito del alcalde del municipio. Su mala puntería nos salvó de tener un asunto desagradable con las fuerzas del orden.
Visitamos la destilería de licor de hierbas, donde nos plimplamos un par de botellas, ante la mirada estupefacta de la propietaria, que insistia en la graduacion del brebaje...
-Ojito pareja, que esto tiene 40 grados de alcohol.....- Decía.
-Yo, en Kiev, beber anticongelante cuando no haber vodka, usted no priocupar.- Huelga decir quien contestó.
De allí a la excursión, no sin antes tirar dos motos que estaban aparcadas debido a un leve traspie de mi colega. El percance se arregló desapereciendo de allí a la velocidad del rayo y apareciendo mas tarde, cuando los dueños estaban ya mas calmados.
-Si pillo al cabron que las ha tirao.....lo mato.
La excusrión terminaba cerca de una playita, para regocijo de Antón, que desnudo se dispuso a tomar un baño, para algarabía de las mujeres que nos acompañaban y para infortunio comparativo de los hombres alli presentes. Antón tenía fama de ser una máquina de matar perfecta, y a tenor de lo que decían las putas del club, una máquina perfecta de amar también. Nunca hubo acuerdo sobre quien gritaba mas, si el fulano que era sometido a sus torturas, o la mujer que se acostaba con él.
Yo me mantuve al margén. Un extraño pudor se adueñó de mi, no por que no quisiera bañarme en bolas, ni por vergüenza, sino por que recordé que esta semana no me había cambiado la ropa interior, que ya presumia yo un tanto acartonada, y coño, iba tol mundo con bañadores del Hilfiger, y ellas con bikinis de marca, que no era plan de bajar el nivel. Cuando hubieron pasado las horas nos tocaba regresar para la cena, y Antón se había convertido en el centro de atracción de muchas de las mujeres, que al son de sus historias y de sus juegos, parecian pasarlo bien. Eso si todas parecian avergonzadas y no levantaban la mirada mas allá de la cintura del buenazo ese.
De nuevo a hacer cola. Para la cena. Patatas guisadas y huevo frito con tomate. Nada que reseñar, salvo que un poco hartos de la rubia de bote que no paraba de hablar por el movil en la cola, justo detrás nuestra, Antón se lo arrebató, y lo dejó caer ante la mirada perpleja de la chica dentró de la perola de patatas.
-Y como digas algo, te meto la cabeza dentro también.- Le dije yo.
Después de la cena, bailongos, streep-tease de un par de golfillas, y consumiciones en la barra. Muchas. Hasta las 4 de la madrugada, donde fuimos invitados por la organización a abandonar el recinto con cara de pocos amigos, la verdad.
Y llegó la hora de dormir. Y en verdad Antón tenía todo atado y bien atado. Nos dirijimos a la iglesia del pueblo.
-En Kiev, de noche los vagabundos duermen allí, sino congelar y morir.-
En cinco minútos andando, llegamos, tan solo hubo que atravesar el campo donde yacian los restos calcinados del Patrol, un tractor con cinco disparos en la luna delantera, y donde merodeaba un perro. Antón intentó abrir la puerta de la iglesia, que por supuesto estaba atrancada, nada irresoluble, un salto con carrerilla, una patada en el lugar indicado, y las puertas del "cielo" se abrieron para nosotros.
Mas arriba, en la casa de al lado, algo alertó al nuevo parroco, un ruido escandaloso se había producido en la iglesia, "se ha hundido la cúpula, Dios mio", imaginó el cura, que saltó de la cama con sus calzoncillos, una camiseta del viaje del Papá a Valencia, y calcetines negros de punto, que era su atuendo habitual para dormir. Para su sorpresa al asomarse a la iglesia vió a dos hombres con pintas de herejes y maleantes, (el ucraniano y yo), que revolvian en la sacristía buscando mistela para beber, y que el imaginó que estaban profanando las sagradas formas. Sigiloso, cogió el teléfono e hizo una llamada a la Guardia Civil.
-Soy D.Enrique, el nuevo parroco, estan robando en la sacristía.....-Decía con temor a ser oido.
-Dos hombres, uno alto y otro con pintas de despreocupado.....¿Como que no me cree?.....¿que es eso de si he bebido?......¿por quién me toma?.- Dijo elevando un tanto el tono de voz, cosa que alertó sin duda a Antón, que se detuvo de inmediato de la inspección.
-Mire D. Enrique, ya nos avisó el señor obispo que su traslado se debía a que le habian encontrado borracho y desnudo una noche en un descamapado, y nos comentó que no le quitaramos ojo, y aunque eso que cuenta fuese cierto, no podríamos ir, caracemos de vehiculos y sin la orden del sargento que se encuentra en su casa sedado debido a un ataque de nervios, no podemos abandonar el cuartelillo, asi que vayase a la cama a dormirla y mañana será otro día.......
-Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.....-Se cortó la comunicación justo en el instante en que Antón arrancaba de cuajo el teléfono de la pared, y le sacudía una bofetada con la mano abierta a aquel hombrecillo, al que creía por un momento conocer, le resultaba familiar, y que tambaleandose fua a caer sobre el escritorio, volcando el pequeño armario del fondo, donde para nuestra desgracia se guardaba toda la mistela, que acabó derramada entre trozos de vidrio en el suelo.
El hombre recuperó el equilibrio precariamente, y tenía un aspecto grotesco con la cara inflamada y roja, y los pelos, escasos que tenía, con "efecto capot abierto" apuntando a lo alto.
-Nosotros no jaleo, nosotros solo querer dormir, y beber algún licor buen hombre.- Espetó mi amigo.
El pobre hombre aún mareado del sopapo, y empapado en la mistela, con varios cortes en los pies, apenas alcanzó a sostenerse, e indicarnos un aparador donde había escondida una botella de Soberano, otra de Anís del Mono, que me recordaba a mi infancia, cuando me inicié en el fascinante mundo de las borracheras, y un montón de revistas con tias desnudas...
-Son del antiguo parroco, supongo que no le molestará.....-Balbuceaba el buen hombre.
Pero la física tiene unas leyes a veces caprichosas y el buen hombre no pudo mas con su equilibrio, que lo dió de inmediato por perdido, y en su brutal caida hacía los restos de la mistela, accionó el sistema de campanas automáticas, en su versión "incendio", llenando el pueblo de luces encendidas y de aldeanos en pijama corriendo de un lado para otro buscando el fuego destructor.
Nosotros discretamente desaparecimos y no fuimos testigos de como encontraron a D. Enrique, semidesnudo, oliendo a alcohol, y rodeado de revistas con tias desnudas jugando con sus consoladores y bolas chinas, y de como se encomendaba en su aletargada consciencia, a San Toribio y su cura de humildad.
Contaré en el próximo como terminó el evento y las risas que hicimos. Ahora confortablemente instalado en la tienda de la rubia, la cual gritaba como una loca mientras Antón se la trajinaba, espero que amanezca para comenzar otra jornada motera a tope.
Tony Perry>>
Capitulo final (http://www.elclubtriumph.com/?name=PNphpBB2&file=viewtopic&t=13561&hig hlight=&sid=097ec0dee0505917efd72ee526cd3851)